Aunque no es tan mediática como Amanda Moncada, su madre, o como la chef Lorena, su hermana; su generosa sonrisa, trato amable y hasta su inclinación por los negocios avisan al instante su parentesco: es una Velázquez Moncada.
Iliana Velázquez, de 43 años, es la mente (y la cuchara) detrás de Ili Vanili, una pastelería que se caracteriza por ofrecer mini cupcakes y queques de sabores no tan convencionales. Actualmente, también dirige la tienda virtual de galletas rellenas llamada Mrs Chunk, de la que le contaremos más adelante.
Su historia con los postres inició cuando vivía en Nueva York. En la ciudad donde todo viene en porciones grandes, a ella la fascinaron aquellos bocaditos que le quitaban el antojo de dulce cuando “se ponía a dieta”.
Luego de estudiar derecho, de formarse como especialista en Comunicación con énfasis en moda, hacerse consultora de imagen, graduarse en Fashion Merchandising y experimentar varios cambios en su vida, Iliana encontró su alegría en hornear, en decorar y materializar el queque napolitano o de smore que saboreaba en su imaginación.
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Sus papás siempre la alentaron, independientemente del oficio, pues para ellos lo más importante era su felicidad. Aún recuerda cómo, a las 3 a. m., cuando estaba creando sus postres, su mamá Amanda llegaba a saborear las novedades y a dar su visto bueno.
“He recorrido mucho terreno. Me costó mucho decidir qué hacer con mi vida. Empecé con derecho en la Universidad de Costa Rica, me encantó, pero perdí la pasión. Te das cuenta de que la realidad es otra de lo que se fantasea (...). Esa fue mi primera crisis existencial. Me fui para Estados Unidos”.
Al salir de la universidad trabajó en un mundo nuevo: producción y relaciones públicas y empezó a hacer eventos. En el 2010 regresó a Costa Rica porque su papá Manuel Velázquez enfrentaba el cáncer. Quería estar junto a él todo el tiempo posible.
En su retorno, Iliana trabajó junto a sus padres, pero no terminó de hallarse. Entonces creó, junto a sus amigos, la revista Lola, que cerró por los altos costos, luego trabajó con desarrolladores inmobiliarios y hasta fundaron una marca. Tres escenarios en los que no logró sentirse realizada.
Finalmente, Iliana eligió hacer lo que le gustaba y entró a un curso de decoración de queques.
“Siempre tuve en la mente un negocio en Nueva York que siempre me encantó. Yo vivo en dieta eterna. Entonces había una muchacha vendiendo cupcakes de bocadito. Ella empezó a hacerlos en su casa y se puso una ventanita. Pensé que quería tener esa tienda, pero me dijeron que no tenían franquicias”.
La respuesta no la desanimó y, en el 2016, inició su camino. “Empecé a quemar pasteles hasta que me salieran”.
Ili, como es conocida, se declara como una mujer acelerada. “Quería tener una tienda con mini cupcakes. Para el 2017 agarré los ahorros que tenía y puse mi primer tiendita en Escazú Village”.
En medio de un proceso que parecía arriesgado, Iliana solamente topó con el apoyo de sus padres.
“Tengo unos papás a quienes todas las decisiones que tomo les parecen divinas. Me decían: ‘hacé lo que querás’. Todo lo recibían con una emoción: siempre y cuando fuera algo que me hiciera satisfecha y feliz. La ventaja es que cuento con el apoyo 100% de mi familia, siempre y cuando no le pase por encima a nadie”.
Dulce herencia
Doña Amanda Moncada fue una de las más felices cuando Iliana se inclinó por la pastelería. Resulta que su abuela hacía queques y muñequitos moldeados.
“Yo nunca la conocí, pero mi mamá decía que estaban saliendo mis raíces. Lo asocian a mi abuelita. Mi mamá nos dio a Lorena y a mí los libros de recetas de mi abuelita”.
En su andar pastelero, Iliana contó con el apoyo de su hermana Lorena, quien fue su primera clienta: ¡amaba sus cupcakes de chocolate!
“En su educación formal, Lorena llevó cursos de pastelería, pero no ha sido su fascinación. Decía que los cupcakes que yo le hacía se los peleaban en sus fiestas. El secreto es ponerles leche agria o natilla. Eso lo hace suavecito”, contó la mujer que trae el emprendedurismo en la sangre.
Los negocios y la cocina vienen desde su infancia. Cuando ella y su familia vivían en México y recibían invitados, todos hacían una parada para ver las artesanías que la pequeña Iliana tenía para venderles.
Con el tema de cocinar, ella y sus hermanas mayores (Lorena y Amanda) le tomaban la orden a su papá y literalmente se ponían a preparar los alimentos. Don Manuel aguardaba paciente por horas. Su hija menor hoy se enternece con el recuerdo.
La hija de “tica linda”
Debido a los negocios de sus papás, Iliana nació en Miami, Estados Unidos, y vivió en varios países junto a la familia. Recuerda que vino a Costa Rica a sus 10 años, se fue a los 20 y regresó a sus 30. Cuando tenía 15, doña Amanda abrió su primera tienda de vestidos en el Mall San Pedro, desde entonces, Iliana se acostumbró a lo conocida de su mamá.
“Mi mamá y yo íbamos al food court y era como estar con tica linda”, rememoró la pastelera, quien reconoce que su madre también le heredó su amor por la cocina, ya que doña Amanda “tiene buena cuchara”.
De doña Amanda, Iliana destaca su forma especial de ver la vida, la describe como una mujer de sentimientos sencillos. Ella siempre ve “el vaso medio lleno”.
“Nosotras no tuvimos una niñez complicada, fue normal, de jugar, de ir a la escuela. A ella sí le tocó una niñez complicada. Nosotras fuimos más sobreprotegidas: nos ponemos más tristes, nos enojamos más. Mami siempre mantiene el control. Nos enseña que a veces uno se ahoga en problemas, pero mañana es un nuevo día. Eso ha sido un impacto positivo en nuestras vidas. El positivismo de ella jala más positivismo”.
Iliana vive muy cerca de su mamá y hermanas. Se ven mínimo cuatro veces a la semana. Con los primos se reúnen todos los domingos. Todos son muy unidos.
“Cuando murió mi papá nos desestabilizamos un poquito. Al final salió la familia a apoyarnos. Mi tío Gustavo Moncada es como un segundo padre. Siempre va a mi negocio como cliente”.
Sus colaboradores se han convertido, como en sus hijos, bromea. En casa, siempre la esperan Beethoven y Bocelli, sus dos gatitos especiales: el primero es sordo y el segundo ciego.
Siempre para adelante
Iliana es una mujer optimista, otra de las herencias de sus papás que más atesora. Mantener su negocio no ha sido sencillo, incluso le tocó cerrar el local de Escazú Village. Ahora Ili Vanili tiene quiosquitos en Plaza Tempo (Escazú), en La Cartonera (Lindora) y en Mercado Gastronómico (en Paseo Metrópoli).
“Ha sido superterrible. En el 2017 empezamos muy bien, con crecimiento. El producto gustó montones. Se vino la bomba de la pandemia. No nos hemos legrado recuperar. Me ha tocado buscar soluciones. Vendemos, pero los costos son altos”.
Hace pocos meses Iliana lanzó al mercado un negocio dedicado a galletas rellenas con sabores y combinaciones, que busca seducir todos los paladares. Mrs Chunk es una tienda virtual y tiene muchos planes a futuro. Ahora mismo pueden comprarse personalizadas con diferentes tipos de lustre y toppings.
Con la idea de las galletas, Iliana Velázquez Moncada evidencia que cuando los tiempos se han puesto difíciles, ella los enfrenta con nuevas ideas, todas, apoyadas por su incondicional familia.
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