Cautivó a Costa Rica por su estilo aguerrido y empuje constante durante las peleas; era un fajador, como se diría en la jerga boxística. En 2013 tuvo al país en vilo cuando viajó a Ucrania para disputar el título mundial, en una dura pelea que al final perdió.
A más de uno se le encenderá el recuerdo al escuchar el nombre de Jaime El Indio Barboza. Pero, ¿qué fue de aquel boxeador desamparadeño? Barboza, quien por años fue el mayor talento tico del boxeo masculino, conversó con La Nación sobre su carrera y la nueva vida que lleva fuera de Costa Rica, muy alejado del deporte.
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El combate contra el ucraniano Stanyslav Kashtanov es posiblemente el más recordado. Afirma que siempre contó con una gran preparación física, pero que aun así no le alcanzó para hacerle frente al europeo.
“Cuando llegué a Ucrania yo lo único que quería era que ese chavalo se tomara una foto conmigo, para que viera lo grande que estaba y bien preparado. La cosa fue que cuando lo vi y nos tomaron la foto, yo me veía flaco a la par de él (risas)”, narró cómicamente.
Luego de este resultado, asegura que su desempeño empezó a irse en picada. Durante 10 años fue dueño de su propio gimnasio, el cual le generaba un ingreso suficiente para mantenerse y de vez en cuando una extra para algún paseo o un “gustito”.
No obstante, no le alcanzaba como para pensar en el futuro. Por esta razón, aprovechó una pelea en Texas y se quedó a vivir en Estados Unidos. Este país se ha convertido en su casa desde hace dos años y medio.
Actualmente, trabaja para una fábrica que realiza repuestos para automóviles. Aunque tiene algunas comodidades y no se queja, enfatiza en que la realidad en el país norteamericano no es como la pintan muchos.
“El sueño americano es falso. En realidad es que usted todos los días tiene sueño, porque trabaja 12 horas y pasa todo el día cansado. La gente en Costa Rica cree que por estar acá uno está embilletado, pero no. Como le digo a mi familia, de pobre costarricense ahora soy pobre internacional”, relató con humor el expugilista, de 46 años.
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Barboza se fue solo a Estados Unidos, manejando el idioma inglés en un 60%. Cuenta que en la empresa le dieron tres meses de preparación y que no tenía ninguna experiencia previa en ese tipo de labores. La adaptación fue difícil, especialmente por pasar de un rol de liderazgo a tener un perfil bajo.
“Cuando yo tenía mi gimnasio y mis clientes, hablaba y la gente me ponía atención; me veía con admiración por mi carrera en el deporte. Al venirme aquí ya era un don nadie. Me ha tocado aprender bastante, porque antes tenía ese poder de convencimiento, pero ya tengo tiempillo de haberme adaptado”, comentó.
Pero no solo su estilo de vida ha cambiado. Los nuevos aires han impactado hasta en su aspecto físico, porque ahora luce una cabellera larga. “Es que aquí por un corte de pelo cobran $30 o $35, y nombres, prefiero echarlos en gasolina. Yo estaba acostumbrado a pagar ¢3.500 (risas)”, mencionó entre risas.
Afirma que extraña el boxeo y especialmente la sensación de estar en plenitud física a través del deporte. Recientemente, vio un gimnasio cerca de su casa en el que realizan solamente ejercicios funcionales, por lo que está pensando en ofrecerles sus servicios.
El exboxeador costarricense considera muy difícil regresar a un negocio ligado a este deporte, por las dificultades económicas. Sin embargo, reveló que sí desea regalar su conocimiento a uno o dos púgiles en formación.
“En algún momento yo sí lo pensé, que si yo no fui campeón mundial yo tengo que hacer uno. Eso aún no se me ha ido de la mente”, detalló Barboza
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Según contó, tiene en sus planes regresar a Costa Rica, pero primero debe tener garantizada su estabilidad socioeconómica. Afirma que volver muy a la ligera le jugaría en contra por su edad y falta de experiencia en un área laboral específica.
“A todos los que fueron seguidores míos quiero decirles que los aprecio de todo corazón, sobre todo por las ovaciones que me dieron en mi momento en la élite. Que sepan que estoy bien y pronto volveré. A los atletas, que lo hagan de todo corazón. Van a haber muchos obstáculos, pero en ellos se aprende; sino que lo diga Sherman Güity, que aun con mi trayectoria como boxeador, se convirtió en mi ídolo”, expresó con gratitud.
El buscapleitos que se convirtió en el mayor talento tico del boxeo
Barboza, sin duda, tuvo una destacada trayectoria en el boxeo profesional. Además de su combate en Ucrania, también disputó, sin lograr conquistarlo, un cinturón mundial en Costa Rica contra el norirlandés Brian Maguee.
“Siempre fui ovacionado. Esa es una de las cosas que más me gustó en mi carrera. Pero la parte de buscar un patrocinio era muy muy difícil, así que prácticamente uno se las arreglaba con sus platas. Algunas veces me tocó hasta pedir prestado para ir a una pelea”, comentó.
Sumado a esto, quitó varios invictos a boxeadores internacionales. Entre ellos destaca la victoria por nocaut que se llevó contra el mexicano José Barretas Pinzón, ante 3.000 personas en el país natal de su oponente.
A pesar de su curriculum, nunca logró dedicarse 100% al boxeo. Durante su tiempo en el profesionalismo, trabajó en una empresa de bienes raíces y algunos días hacía de entrenador en gimnasios.
“He tenido la mala suerte de que siempre me han robado. En la pelea en Ucrania, la bolsa era de $50.000 y yo solo recibí $12.000. Yo no sabía, hasta que al tiempo el entrenador me llamó tratándome de ladrón por el porcentaje que le tocaba. En realidad fue un match maker (quien realiza el contacto con los rivales a enfrentar) el que me dejó viendo para el ciprés (risas)”, confesó el deportista.
Curiosamente, antes de descubrir el deporte, él era un peleador callejero o buscapleitos, como suele decirse. Fue hasta finales de los años 90 que un sobrino le sugirió que ingresara a clases de boxeo y, gracias a la guía de su entrenador, pudo cambiar su actitud.
“Era en búsqueda de adrenalina nada más. Eso de que alguien se me acercaba y yo estúpidamente lo empujaba. Fue una etapa difícil, especialmente para mi mamá en ese entonces, porque si escuchaba que había un pleito ya ella creía que era yo”, rememoró Barboza.
Para 1999 participó en sus primeros Juegos Nacionales, los cuales se realizaron en San Carlos y allí obtuvo medalla de plata. Al año siguiente participó en las justas de Pococí, su lugar de nacimiento, donde ganó el oro.
Durante esta etapa amateur ganó 42 de las 47 peleas disputadas. De sus cinco derrotas, únicamente dos fueron con nacionales, una de ellas en la final de San Carlos 99.
Posteriormente, su salto al profesionalismo fue retador, especialmente por la falta de condiciones para el desarrollo de los boxeadores en Costa Rica. De acuerdo con el expugilista, el país tiene un techo marcado por la falta de capacidad económica para crearles a los deportistas una plataforma publicitaria que los haga ser llamativos a nivel mundial.
Según explica Barboza, la tendencia internacional en la élite es que los boxeadores tengan entrenador, un match maker (quien realiza el contacto con los rivales a enfrentar), un promotor y un apoderado; pero él no tuvo ninguno.
En sus tiempos compitiendo en la élite se efectuó otra de sus peleas más sonadas, la cual realizó en Jamaica, por el título FEDELATIN contra el peruano Mauricio Reynoso. En aquella ocasión, Barboza se quedó con el cinturón latinoamericano del peso súper mediano y la manera en que conquistó el título ejemplifica el nadar contracorriente al que son sometidos la mayoría de atletas ticos.
“Tuve una época terrible en la que no tenía ni para gasolina y andaba para todo lado en bicicleta. Me llegaron a decir que había una pelea en Jamaica por $6.000 y yo acepté. Me dijo: ‘Jaime, pero usted no ha entrenado boxeo’. Pero bueno, pelear ya sabía y mucho aire tenía de andar en bici. Me fui por la plata, pero me traje también el título”, recordó con humor.