Desde los 14 años, Gerald Brenes comenzó su relación con la mascota de Cartaginés. En el lejano 1998, se puso por primera vez el traje, aunque en realidad fue una especie de herencia que pasó de familiar en familiar. Después de 25 años de estar juntos, Gerald Brenes ve a Max, el manigordo, como a su propio hijo.
Brenes, de 38 años, es quien da vida al amigable felino que baila reguetón, monta bicicleta, tapa penales y principalmente, entretiene a los niños en el Fello Meza.
Hay quienes consideran a este personaje como el más carismático del país y es que el brumoso marca diferencia y por lo mismo, ahora lo contratan para bodas, cumpleaños, actividades de empresas y hasta fue parte de un té de canastilla.
Gerald soñó con ser jugador de los brumosos, pero le resultó imposible. Aun así, estaba destinado a tener un vínculo especial con los blanquiazules, ya que sus abuelos y tíos trabajaron en el club en puestos de seguridad y otros roles.
A este vecino de Paraíso le encantaba pasar sus vacaciones escolares en el Fello y, en ocasiones, incluso dormía allí. Hoy, le llena el corazón de felicidad saber que, aunque no sea uno de los futbolistas, lo ven como una figura indispensable para el equipo, al punto que lo llevaron a Guatemala, para el partido de la Copa Centroamericana.
“Me dedico mucho a Max, porque para mí es como un hijo más. Max tiene un gran significado para mí, porque tengo cuatro hijas, pero ningún varón, por eso digo que él es como un hijo para mi... Max y yo somos parecidos en la forma de ser, pero él es más extrovertido. A mí me halaga mucho que varias personas me dicen que van al estadio a ver a Max”, contó Brenes.
Gerald reveló uno de sus grandes secretos: hasta ahora, nadie sabía en quién se inspiró para crear la personalidad de Max.
“Para hacer lo que hago con Max, me inspiré mucho en una serie argentina donde salía un dibujo animado llamado Dibu. Además, también me inspiré en una persona sordo-muda de Paraíso que cuidaba autos. Lamentablemente, ya falleció, pero yo veía que él no podía hablar y aún así se expresaba muy bien con todos y transmitía muy bien sus sentimientos”.
Dos trabajos, pero Max es su pasión
Gerald Brenes tiene dos trabajos como conserje en colegios de Cartago, y aunque a menudo debe correr para cumplir con todas sus responsabilidades, nunca pone excusas cuando se le necesita para ponerse el traje y animar en el Fello Meza.
Brenes ajusta su horario laboral para cumplir con Max y afirma que trabaja de domingo a domingo, ya que la popularidad de Max como la mascota ha generado que lo contraten para eventos externos al fútbol.
“Es bastante curioso, ya que soy animador y me gusta poner música en eventos, por lo que todo esto encaja bien con Max. Claro, me ha sorprendido que esto haya trascendido tanto, ya que he ido a bodas en Heredia, Alajuela, San José y por supuesto en Cartago. Participo en una gran cantidad de eventos, incluso en un té de canastilla”.
Gerald contó que llegó a un acuerdo con el club y “Max le genera una ganancia al equipo, porque ellos se dejan un porcentaje de las actividades y yo también. Casi todos los fines de semana tengo eventos”.
El responsable de darle vida al manigordo asegura estar muy agradecido con quienes le abrieron las puertas hace muchos años y más ahora con la familia Vargas, porque lo tratan muy bien y gracias a ellos puede sacar adelante a sus hijas de 15, 11, ocho y dos años.
“No tengo palabras para expresar mi gratitud hacia todos. Además, significa mucho para mí que me llevaran a Guatemala, ya que nunca antes había salido del país. Fuimos uno de los primeros equipos en llevar a su mascota a un partido fuera de Costa Rica, y eso causó un gran impacto. Fue una experiencia increíble en Guatemala.”
Así nació Max, el manigordo del Cartaginés
Gerald Brenes recuerda que la mascota del Cartaginés nació en 1992 y estuvo activa hasta 2001. Durante los años 90, fueron sus primos y otros familiares quienes manejaron a un manigordo muy diferente al actual. El de aquel entonces era más alto y tenía unos kilos de más.
Sin embargo, desde 2001 hasta 2010, el personaje desapareció y no se le vio más en el Fello Meza. Fue la directiva encabezada por José Luis Rodríguez quienes reactivaron la idea. Antes de que la mascota reapareciera, se realizó un sondeo entre los aficionados, quienes votaron por una papa, un vikingo y un manigordo.
Al final, el felino de la zona de Tapantí y Orosi ganó, y Brenes aprovechó para presentarse en el Fello y recordar a los dirigentes que él era quien manejaba a la mascota y estaba dispuesto a seguir haciéndolo. Claro, la versión de 2010 era más pesada y tenía un cuello muy largo, lo que dificultaba mucho su manejo.
“Me meto en el papel cuando lo personifico y lo doy todo, pero es algo muy cansado. El traje anterior pesaba 10 kilos, mientras que el actual pesa cuatro kilos, pero lo más complicado es manejar la cabeza, ya que es la parte más pesada y el cuello sufre. La gente ve cómo bailo y hago de todo, pero es bastante desgastante. Uno suda mucho y se siente como estar en un sauna”, dijo Brenes.
Fue en 2015 cuando se realizó el último cambio y se le dio vida a Max, el nombre que adoptó el manigordo. Inicialmente, se mandó a hacer una caricatura para que estuviera más orientada hacia los niños, y a partir de ahí se convirtió en lo que es hoy.
“En 2015, Cartaginés fue el padrino de un manigordo real, que incluso ahora se encuentra en Guanacaste, en el centro de rescate Las Pumas, y ese manigordo se llamaba Max, por lo que la mascota adoptó ese mismo nombre”, explicó Brenes.
Gerald también compartió que “Max nació debido a un cambio radical, y se buscó a un caricaturista conocido como Mecho. En 2013, Mecho hizo la caricatura, y en 2015 se fabricó el nuevo traje. Rodrigo Lizano, en Santa Bárbara de Heredia, fue el encargado de confeccionar el traje. En resumen, esta nueva versión tiene ocho años”.
Brenes es tan dedicado a su “hijo” que lo lleva a una lavandería, le da mantenimiento, lo repara y solicita la ayuda de una costurera para que siempre luzca bien presentado. Este hombre apasionado afirma que tiene los pies bien plantados en la tierra, pero igualmente considera que Max revolucionó todo lo que se conocía acerca de las mascotas.