En el 2010, una noticia atrapó la atención del país entero. El público quedó cautivado por una entrevista televisiva realizada a Maybelline Temple López, una mujer que acababa de perderlo todo en un incendio, pero que mantuvo una actitud positiva y resiliente.
Mientras lucía un suéter amarillo fosforescente, en plena vía pública, relató cómo su hogar había sido consumido por las llamas. Desde aquel instante, y hasta el día de hoy, las personas la saludan y le repiten las frases que pronunció cuando todavía ardía el incendio: “Nombres, va volando todo. La mía era la primera, la rasta mop. La mía era la que prometía. Le había metido pintura, plata y hasta le iba meter al man...”.
Así, de la noche a la mañana, una de las situaciones más difíciles en su vida se había convertido en noticia y estaba en la boca de toda Costa Rica. Mientras descifraba cómo reconstruir su hogar, también empezó a florecer su historia; aquella que revela quién era antes de convertirse en Maybelline, la mop que promete.
En una entrevista con La Nación, Maybelline conversó sobre su pasado, presente y futuro. Es una mujer fuerte, con gran empatía y calidez. Basta con pasar un instante a su lado para percibir que vive una vida sin prejuicios, en la que predominan la felicidad y la gratitud.
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¿Qué paso con Maybelline después del incendio?
“La odisea de locos” en su vida, como la describe Maybelline, empezó con el incendio. Concedió la entrevista mientras caminaba por su barrio, en Guadalupe, donde todos los vecinos estaban en la misma precaria situación. Después reaccionó que tenía las llaves de su hogar, pero no una puerta donde usarlas.
Para ese momento no tenía empleo, a pesar de que había hecho múltiples intentos, y tenía que sostener a sus cuatro hijas. Fue entonces, cuando estaba sin techo, que una de sus amigas más cercanas le ofreció una habitación en su hogar, ubicado en el barrio Los Cuadros, en Purral de Goicoechea, San José.
Permaneció allí por un mes y una semana hasta que consiguió el lugar donde vive actualmente, en una zona residencial de Guadalupe. Durante este proceso comenzaron a surgirle oportunidades para dar charlas motivacionales y aunque al principio no comprendía lo que era una charla de este tipo, pronto se dio cuenta de que lo había estado haciendo toda su vida, porque se trataba de contar su historia.
Su voz se convirtió en la vitrina que atrajo a las personas, no solo porque querían escuchar su relato, sino porque querían ofrecerle oportunidades laborales a lo largo y ancho del país. Tanto fue el éxito que llegó a trabajar en El Manicomio de la Risa, de Omega Estéreo, por alrededor de un año.
Este cambio en su ritmo de vida fue tan impactante que, incluso por las noches, Maybelline se acostaba riéndose. Ni entonces ni ahora ha perdido esa cálida y pintoresca personalidad.
Sin embargo, esta transformación también fue agotadora. Al estar expuesta al ojo público, ha acumulado algunos fanáticos que la adoran por completo y “se vuelven loquillos” cuando la ven. Aunque la mayor parte del tiempo esto le resulta gracioso, en algunos momentos le generó cansancio, ya que debía dedicar tiempo extra para atender al público.
“Tampoco es que me importa si me ven, si me saludan o si me critican. Algunos me vieron como la loca, la que se la fumo verde, pero eso no me interesa. Porque la verdad es que yo siempre he sido una mujer que me he esforzado, he sido muy trabajadora. Siempre me he visto el medio vaso lleno, siempre he sido una persona llena de gratitud. Con lo mucho, con lo poco o con lo nada”.
— Maybelline Temple
Ahora, casi 14 años después de aquel siniestro, tiene muy claro que vive para sí misma y su familia, no para nadie más. Seguirá caminando “sin cuidado” de quienes la critican, y continuará conversando y tomándose fotografías con las personas que la saludan con cariño en la calle.
Otra faceta importante en la vida de Maybelline, sobre la cual sus propios fanáticos siempre le preguntan, es qué pasó con el “man que quería meter en el chante”, haciendo referencia a la frase que dijo durante el incendio. Además de bromear con ellos al respecto, les informa que está casada desde noviembre de 2011 con Efraín Corrales, el “man que promete y medio”.
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La fama no buscada de Maybelline
“Si hubiera sido por mí, yo no hubiera tenido una página en Facebook”, confesó Maybelline. En realidad, este perfil fue creado por un grupo de cinco jóvenes que trabajaban en una agencia de publicidad y buscaban una nueva fuente de ingresos. Tomaron una captura de pantalla de la imagen de Maybelline, en la que aparecía con su suéter amarillo, y en menos de una semana ganaron 8.500 seguidores.
Al notar este crecimiento tan exponencial, los publicistas la contactaron y le explicaron el proyecto, por lo que la añadieron como administradora en la página llamada “Maybelline, la mop que promete”.
Sin embargo, con el paso del tiempo, perdieron el contacto y Maybelline se encontró frente a una cuenta que sumaba cientos de seguidores a diario, por lo que se detuvo a preguntarse: “¿Ahora qué hago?”.
“Nunca me he considerado como una persona de redes sociales, no es como mi fuerte. Pero ya que me habían lanzado al agua, me tocó nadar”, indicó la caribeña.
Comenzó a publicar lo más cercano de sí misma. Les cuenta a los “chiquitines” o “mopcitos” –como les llama a sus seguidores– anécdotas graciosas o particulares sobre su vida, mientras que les enseña cómo preparar platillos de gastronomía caribeña y los hace sentir parte de la cotidianeidad de su hogar. Eso sí, se abstiene de “chismear” o hablar de personas ajenas.
Actualmente cuenta con más de 70.000 seguidores en Facebook, pero le ha costado trabajo acostumbrarse a la conversación digital. Por ejemplo, realizó su primera transmisión en vivo hasta el 2020, en medio de la pandemia de la Covid-19, casi 10 años después de haber abierto la cuenta. Aun así, las transmisiones actuales pueden durar hasta ocho horas y no deja sin contestar ninguna pregunta que le hagan sus seguidores.
Su reciente popularidad en TikTok, en cambio, fue un acontecimiento premeditado. Este perfil tampoco fue iniciativa de Maybelline, sino de dos de sus hijas, quienes quisieron iniciaron un podcast para conversar sobre sus vivencias.
Convencida por la idea de formar un proyecto familiar, aceptó. Sin embargo, una vez que comenzaron, una de sus hijas tuvo que distanciarse un poco de la producción debido a cuestiones laborales, por lo que, nuevamente, Maybelline se encontró con una red social repleta de miles de seguidores a los que atender. Otra vez, le tocó nadar contra la corriente.
“Ese mismo amor que siento hacia mi prójimo me nace, me brota de las entrañas. No hago ningún esfuerzo para mostrar ese cariño y ese amor que la gente necesita y recibe por medio de redes sociales (...) Hay mucha gente que se siente nada, que está vacía o que se siente sola, pero que me dicen que se sienten parte de mi casa y mi familia”.
— Maybelline Temple
Sin embargo, como es común en las redes sociales, hasta la fecha surgen comentarios que la acusan de haber estado drogada durante el incendio, para tratar de justificar su actitud positiva en medio de la adversidad. Este argumento está lejos de la realidad, de acuerdo con Maybelline, porque no es una persona de vicios. Nunca ha tomado o fumado “hasta perder el equilibrio”, porque no es parte de su personalidad ni es algo que quiera intentar.
Este pequeño video que la llevó a la fama también desencadenó una gran cantidad de burlas. No obstante, consciente de todos los golpes que le ha propinado la vida, Maybelline no se deja derrotar por esos comentarios; sabe que ha tomado las decisiones correctas para verse a sí misma como una persona agradecida y dichosa, lejos de ser amargada o rencorosa.
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El pasado traumático de Maybelline, ‘la mop que promete’
Maybelline se constituyó como un personaje que se recuerda con gran estima, ya que mantuvo una buena actitud en medio de una situación inimaginable para la mayoría de la población. Sin embargo, su vida no siempre fue color de rosas, ni mucho menos se considera una persona perfecta. Su respuesta alegre durante la entrevista no se debió a que no le importara el siniestro, sino que logró enfrentar la adversidad gracias a su fortaleza interior.
Como cualquier otro ser humano, Maybelline es una persona vulnerable. Se reserva su espacio para llorar, sufrir y sanar. Fue a través de estos momentos personales que decidió que era necesario curar sus heridas emocionales, causadas por años de abusos sexuales.
Su historia comienza en El Cocal de Nicaragua, el lugar donde nació. Luego, cuando apenas tenía tres meses de nacida, sus padres decidieron migrar hacia el Caribe costarricense e instalarse en Limón.
Allí, Maybelline fue a la escuela y asistió algunos años al colegio. Durante este periodo de niñez sufrió reiterados abusos sexuales, cuando todavía era indefensa y no podía defenderse de sus agresores.
Otro evento que la marcó fue cuando se convirtió en madre a los 14 años y dio a luz a unos mellizos, quienes lamentablemente fallecieron poco después de nacer. Al tiempo de este acontecimiento, tuvo que dejar de estudiar en el colegio para dedicarse a ser mamá, ya que había dado a luz a su primera hija.
En 1990, cuando su segunda hija estaba de brazos, decidió trasladarse a Moravia, en San José, donde posteriomente nacieron sus otras dos hijas. Sin embargo, para diciembre de 2009, casi un año exacto antes del incendio que le arrebató todo, recordó con gran dolor otro de los abusos sexuales que sufrió.
Cerca de lo que “muchas personas conocen como Navidad”, según lo describió, decidió salir con un vecino conocido del barrio. Accedió a visitar su casa porque le parecía una persona profesional y simpática, así que quedaron en encontrarse de manera amistosa.
Sin embargo, el hombre adulteró una bebida de Maybelline. Al día de hoy, desconoce la naturaleza de aquella sustancia, pero los efectos de la droga la aturdieron durante la noche en que la violó. Al despertar del día siguiente, solo podía recordar fragmentos de lo sucedido, y pasaron días antes de que los efectos de la droga abandonaran su organismo.
Este incidente, junto con los muchos otros relatos que ha compartido desde que su personalidad fue descubierta por las cámaras, no es una conversación que anhela abordar. A pesar de ello, persiste en contar su historia con la esperanza de que llegue a alguien que necesite escucharla.
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El camino de Maybelline para rescatarse a sí misma
Reponerse de estas vivencias no fue sencillo. Maybelline inició su proceso de sanación por voluntad propia, cuando procuraba guardar unos espacios para sí misma, incluso cuando estaba ocupada en sus labores como madre o en el trabajo.
Encontró la sanidad durante estos momentos de instrospección, mientras rezaba y leía la Bibla. En esos instantes se repetía sí misma: “Maybelline, eso te sucedió, pero ¿qué vas a hacer al respecto? Ahora es momento de enfocarte en fortalecer tu autoestima”.
“Quería sanar esas cosas, que muchas veces me hacían frenarme, para simplemente llorar. Llorar, llorar y llorar, porque me dolía mucho. Me dolía mucho haber sido abusada sexualmente tantas veces, en una niñez donde yo era completamente vulnerable. Eso me lo cargue hasta mis 23 años”, expresó Temple.
Así fue como, poco a poco, se percató que durante mucho tiempo se mantuvo abajo, pero que de pronto se sentía libre. De repente, comenzó a experimentar la misma alegría que tuvo en algún momento de su infancia. Sentía que se estaba rescatando y fomentando acciones que hoy, a sus 51 años, agradece.
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Maybelline aclaró que, actualmente, no forma parte de ninguna religión ni tampoco sigue el cristianismo. En cambio, está centrada en el estudio de las raíces hebreas y se considera así misma una persona profundamente espiritual, que practica sus creencias sin estar vinculada a ninguna institución religiosa.
Tres años después del incendio que cambió su vida, Maybelline recibió una beca de la Embajada de Estados Unidos y viajó a Washington para capacitarse en cómo brindar apoyo a otras personas que han sido víctimas de violencia doméstica.
Durante esta capacitación, Maybelline también aprendió a discernir cuándo puede ofrecer su ayuda, o bien, cuándo es necesario recomendar profesionales abogados o psicólogos que traten cada caso de manera integral.
“Yo recibo todas esas bendiciones, todo eso lindo que me dejan, yo siento una conexión cuando leo los mensajes. Tal vez, cuando sea adulta mayor, tocará que alguien más me lea los comentarios, pero en fin, siempre diré que esto tan lindo que tengo es con la gente y para la gente”.
— Maybelline Temple
Desde entonces, ha acompañado a varias personas que buscan su ayuda. Algunas han sido referidas por sus amigos o familiares, mientras que otras han llegado a través de las conexiones por redes sociales. Su propósito, sin embargo, es ayudar a quien realmente lo necesite.
Al imaginar su futuro, Maybelline se visualiza siempre conectando con la gente. Consideraría un honor llegar a ser una adulta mayor, pero convertida en una persona agradecida por todo el cariño que ha recibido a lo largo de su vida.
“Yo recibo todas esas bendiciones, todo eso lindo que me dejan, yo siento una conexión cuando leo los mensajes. Tal vez, cuando sea adulta mayor, tocará que alguien más me lea los comentarios, pero en fin, siempre diré que esto tan lindo que tengo es con la gente y para la gente”, finalizó.