Pablo Arboine es uno de los defensas más rudos del Saprissa. El zaguero, quien es originario de la Francia de Siquirres, tiene una pasión que como su estilo de juego está llena de bravura.
Pablo Arboine es amante de la ganadería, una actividad que practica desde los cuatro años, cuando ni siquiera estaba en sus planes ser jugador profesional. Todo nació gracias a su abuelito, Pablo Carmona Méndez.
Con Carmona, Arboine a sus cuatro años acostumbraba a ir todos los días antes del kinder a ordeñar, luego cuando regresaba del jardín de niños se acercaba a su abuelo para que los dos se encargaran de pasear a Bartolo, el caballo del abuelo.
“Aprendí a montar muy pequeñito, entonces nunca tuve miedo. Ya después me dedicaba a cuidar el ganado de mi abuelo, él ha sido una gran influencia en ese amor y esa pasión por la ganadería”, aseguró Arboine.
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El saprissista contó que en aquellos tiempos, en Siquirres, él hasta hizo carreras de caballos y se ganaba su buena partida.
“Ya más grande, adolescente iba a una finca a cuidar ganado y por las tardes hacíamos carreras de caballos, apostamos ¢500 o el que perdía se devolvía a guardar los caballos, entonces siempre tuve esa adrenalina”, recordó entre risas.
Pero es que hasta en su faceta como jugador, el deportista mantiene su interés por los caballos y el ganado.
“Cuando voy a La Francia siempre comparto con mi abuelo la parte de la ganadería. En San Carlos, cuando estuve jugando allá me hice muy amigo de Roberto Córdoba y le veía el ganado. Es que es una de mis pasiones, es de lo que más me gusta”, enfatizó.
El defensor tiene como meta a mediano plazo empezar a trabajar su propio ganado.
“El ganado que me llama la atención es el de crianza para carne de consumo. Mi abuelo lo tiene como pasatiempo, él me enseñó a alimentar, a descornar, a ordeñar, a marcar... Me gusta mucho ese tipo de cosas”, contó.
“Estoy ahorrando para en un mediano plazo meterme de lleno en el ganado. Mi abuelo me da el respaldo de él, eso es muy importante para mí”, concluyó.
Tanto es la pasión por la ganadería y los caballos que la hija de Arboine, Esmay, de solo año y cuatro meses ya monta caballos.
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“Mi esposa es la que se pone muy nerviosa, pero a mí me gustaría traspasar a mi hija la pasión”, sentenció.
Arboine espera en los próximos años tener su propia ganadería en la zona de Siquirres para trabajarla junto con su abuelo.
Otro pasatiempo del morado es la cocina.
Según Caro Estribí, esposa de Arboine, el jugador es un especialista en comida caribeña.
Para Arboine hacer un Rice and Beans es un verdadero placer, al punto que normalmente se luce con sus amigos y familia, a quienes consiente con regularidad con su extraordinaria cuchara.
“Vieras que le encanta y es que le queda muy bien, él si pasa mucho tiempo en la cocina y hace cosas deliciosas, también le gusta mucho hornear”, finalizó Caro.