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    CCSS llega al corazón de Alto Telire

    En la última década, la CCSS ha sido la única institución pública que se ha hecho presente en Alto Telire, en Talamanca, Limón. Ahí viven 1.700 indígenas de la etnia Cabécar distribuidos en 2.224 kilómetros cuadrados. Cada tres meses, un equipo integrado por médicos, enfermeras, técnicos en salud (Ataps) y farmacéuticos pasan con ellos dos semanas evaluando su estado de salud. La primera de estas visitas se hizo del 29 de febrero al 11 de marzo de 2016.

    Textos: Ángela Ávalos / Fotos: José Díaz

    De todos los rincones de la montaña, los indígenas cabécares de Alto Telire, en Talamanca, Limón, salen a recibir al helicóptero que, cada tres meses, les trae un equipo de la Caja con médicos, enfermeras, técnicos en salud y farmacéuticos. Susana Ávila es médica especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y estuvo entre los profesionales que visitó esa zona del 29 de febrero al 11 de marzo.

    La empresa Aerodiva facilita el traslado hacia la montaña, el cual tarda unos 40 minutos desde el aeropuerto Tobías Bolaños, en Pavas, San José. Si el equipo de salud tuviera que hacer el trayecto a pie tardarían un mínimo de cinco días; es un tiempo calculado para personas entrenadas en caminar por la montaña.

    En el helicóptero cargan no solamente equipo médico. Estos viajes son aprovechados para llevar alimento, ropa y útiles escolares a muchos de los 1.700 habitantes de estas tierras. Aquí, la escasez es crónica a pesar de la abundancia de recursos naturales que los rodea.

    Casi inmediatamente después de aterrizar en un sitio conocido como Bajo Bley, y tras descargar todo el equipo, el personal de la Caja empieza a dar atención continua. No se puede desperdiciar ni un solo minutos de los 15 días que pasan en el corazón de la montaña. La jornada se inicia todos los días a las 5 a.m. para empezar a dar atención desde las 6 a.m. y durante diez o doce horas. El servicio incluye el desplazamiento del personal a otros sitios cercanos como Bajo Bley y Piedra Meza.

    En esta primera visita del año, se encontró que tres de cada cuatro niños indígenas tenían problemas de talla y peso que comprometían su desarrollo futuro. Solo uno de cada cuatro chiquitos no presentaba alteraciones en su relación de talla, peso y edad. Esto podría ser síntoma de un riesgo nutricional que se debe atender con prontitud, no solamente por la CCSS sino por otras instituciones del Estado. La doctora Melissa Soto hizo varias mediciones a la niña Esther María Reyes, de 8 meses. En esta visita de marzo, se atendieron 129 menores de edad.

    “Es una zona montañosa, fracturada, con ausencia de infraestructura vial, telecomunicaciones, o comercio. La escolaridad máxima es de cuarto grado”.
    Mauricio Solano Corella, director del Área de Salud Talamanca, de la CCSS.

    La CCSS lleva kilos en medicamentos para atender enfermedades de la piel, gastrointestinales (por parásitos), problemas respiratorios que son muy frecuentes en las zonas indígenas, y diarreas. Las visitas se aprovechan para dar educación sexual para prevenir o atender embarazos, que son muy comunes en adolescentes desde los 13 años.

    En el 2006, la CCSS comenzó a organizar visitas a la zona. Antes, algunos médicos más aventureros se arriesgaban a entrar a pie, muy esporádicamente, travesía en la que duraban más de una semana para llegar a su destino.

    Uno de los mayores hallazgos en esta primera visita del año fue que el 34% de los niños y niñas de Alto Telire presenta alteraciones tanto en su peso como en su talla de acuerdo con su edad. Otro 4,2% tiene problemas solo en el peso para su edad y el 31% solo en su talla de acuerdo a su edad. Muchos de estos problemas no solo se relacionan con el riesgo de desnutrición sino también con factores genéticos que tienen que ver con la etnia y los antecedentes familiares.

    Los habitantes de estas montañas aún mueren de las mismas enfermedades que mataban a los ticos 70 años atrás y que poco se ven en las grandes ciudades: diarreas, parasitosis o neumonías. Muchos de los medicamentos que la CCSS traslada durante estas visitas tienen que ver con el tratamiento y la prevención de esas enfermedades.

    “Aquí nos cuesta crecer”.
    Berlín Barrios, indígena cabécar de Alto Telire, de 14 años.

    Un machete causó esta herida, que requirió varias puntadas. El joven indígena cabécar que la sufrió, regresó a su rancho, en la montaña, a seguir trabajando machete en mano, a pesar de las recomendaciones médicas que le aconsejaban evitar el esfuerzo excesivo para permitir que la herida sane.

    El nacimiento de Diviana, una nueva niña cabécar, trastornó la rutina la tarde-noche del miércoles 9 de marzo, mientras se atendía a decenas de familias en el sector de Bajo Bley. La mamá estaba en la casa y fue durante una visita del equipo de salud que la médica y las enfermeras de la CCSS se dieron cuenta que la mujer ya había entrado en labor de parto. De no haber sido por esa visita, hubiera dado a luz sola, en casa, como es lo usual en estas montañas.

    Después de parir entre velas por la falta de luz eléctrica, la mujer indígena entró en contacto con su pequeña bebé en compañía de las enfermeras de la Caja y de otras cabécares que rodearon la humilde casa de madera donde se produjo el nacimiento. Fue un momento sublime para todas.

    Después de 14 días, el helicóptero vuelve por el equipo médico de la Caja, que se va de la montaña con la promesa de regresar tres meses después. El compromiso se cumple. Es una promesa que trasciende la atención médica porque la CCSS no solo lleva salud, también extiende una mano de ayuda para aliviar las crecientes y complejas necesidades sociales y económicas de la población indígena. Actualmente, un nuevo equipo se encuentra en la zona realizando la segunda visita del año.