ENFERMEDADES MENTALES

La salud mental se define como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.

La salud mental puede verse afectada por diferentes trastornos, la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Estadounidense de Psiquiatría definen 256 de ellos, estos son los ocho más comunes.

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ENFERMEDADES MENTALES

Trastorno caracterizado por episodios de tristeza, llanto, aislamiento, trastornos del sueño y mala alimentación. Interfiere con la vida diaria y el desempeño de actividades. No existe una causa única conocida de la depresión. Parece ser el resultado de una combinación de factores genéticos, bioquímicos y psicológicos.
Los científicos creen que se da un desequilibrio de neurotransmisores, que son sustancias químicas encargadas de transmitir mensajes entre las neuronas (células del sistema nervioso). Estos neurotransmisores pueden estar relacionados con las emociones (serotonina, dopamina) o el estrés (noradrenalina).
Afecta a 350 millones de personas en el mundo. En Costa Rica, no hay datos de cuántas personas lo padecen, pero es la causa más frecuente de incapacidades por trastornos mentales y emocionales.
  • Tristeza y llanto: la persona se siente triste, llora con facilidad, se aísla de los demás y deja de hacer sus actividades favoritas.
  • Sueño: El paciente duerme en exceso o, más bien, casi no duerme.
  • Alimentación: La persona deja de comer casi del todo o, más bien, come hasta el doble o el triple de lo que comía antes.
  • Energía: El paciente pierde energía hasta para las actividades básicas y su concentración es cada vez menor.
  • Ánimo: La persona tiene ideas constantes relacionadas con la muerte o pensamientos suicidas.
Depende del nivel de depresión, de la persona y de la severidad de los síntomas. Hay algunos que solo requieren terapia psiquiátrica o psicológica; otros necesitarán medicamentos y otros ambas cosas. Los antidepresivos trabajan directamente sobre hormonas como la serotonina (encargada de regular emociones), la norepinefrina (una hormona del estrés) y las enzimas relacionadas con esas hormonas (monoaminoxidasa).
FUENTE: DSM 5, OMS, Institutos de Salud de Estados Unidos.
Es un síndrome de fatiga emocional, despersonalización, falta de motivación y frustración en personas que trabajan más allá de lo que consideran sus capacidades. Se debe, principalmente, a la exposición prolongada a altos niveles de estrés en el trabajo. Quienes lo viven experimentan fatiga física, cognitiva e interpersonal.
No hay investigaciones que identifiquen exactamente qué causa este mal en el cerebro ni qué zonas activa, pues es más bien una respuesta a sobrecargas laborales. Sin embargo, se cree que las hormonas relacionadas con el estrés están vinculadas, y desequilibrios en estas harían a las personas más propensas a este mal.
No hay estadísticas sobre este síndrome, pero se cree que puede llegar a afectar a dos terceras partes de las personas que trabajan en algún momento de sus vidas laborales.
  • Impotencia: se trata de personas a quienes se les exigen (o se exigen) muchos resultados en muy poco tiempo, por lo que el nivel de estrés los lleva a sentirse impotentes.
  • Desesperanza: se piensa más en el trabajo. Las personas ya no disfrutan de sus actividades favoritas o del tiempo con la familia y amigos.
  • Agotamiento: hay cansancio físico y mental; quienes lo padecen dicen que hasta pensar les duele. Muchos aseguran que no rendir igual en el trabajo ni en su vida social.
  • Aislamiento: la persona no se siente feliz ni satisfecha con su trabajo, por lo que se aísla de sus compañeros.
  • Sueño: los pacientes tienen insomnio o más bien duermen más de diez horas diarias.
  • Alimentación: comen mucho o casi no comen del todo; presentan problemas digestivos.
Al no ser un trastorno mental contemplado en los principales manuales de psiquiatría (DSM e ICD), no hay un tratamiento farmacológico específico. Se recomienda hacer ejercicio, técnicas de relajación, tomar vacaciones, variar actividades laborales, cambiar de trabajo y atención psicológica. Si se combina con otros padecimientos mentales o emocionales un psiquiatra podría recetar un ansiolítico o antidepresivo, pero esto sucede en el menor número de los casos.
FUENTE: Journal of Applied Psychology, Universidad de Viena.
Un trastorno de ansiedad que se da en circunstancias en los que una persona ha visto expuesta su vida. Se da en víctimas de accidentes, desastres naturales y violencia doméstica.
Las áreas del hipocampo y las amígdalas en el cerebro se alteran. Estudios han sugerido que estas personas tienen esas zonas más pequeñas, pero se desconoce si es que se reducen luego del evento traumático o si es que las personas más propensas a este trastorno ya tienen desde antes estas zonas más pequeñas.
No hay estadísticas mundiales del tema y se cree que los registros son mucho menores a los números reales. Sin embargo, se cree que más del 70% de las personas que pasaron por un evento traumático sufren en alguna medida de este síndrome.
Ansiedad, insomnio o sueño en exceso, depresión, alucinaciones, memorias fuertes y continuas del momento traumático, pesadillas, el sentirse emocionalmente distante y tener estallidos de enojo. Las personas evitan lugares y actividades relacionadas con el evento traumático.
La atención psicológica y terapias grupales son vitales. En los casos más graves, se recetan antidepresivos o ansiolíticos.
FUENTE: DSM 5, OMS.
Se caracterizan por la necesidad de una persona de consumir determinada sustancia o realizar determinada actividad. El cuerpo se acostumbra a recibir dicho estímulo. Son el grupo más amplio de los trastornos mentales. El manual diagnóstico DSM 5, de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, incluye 177 distintos tipos de adicción.

Los neurotransmisores –sustancias químicas que transmiten mensajes entre las neuronas (células del sistema nervioso)– se activan y alteran cuando se consume la sustancia o el hábito adictivo. Una corriente de la Psiquiatría dice, sin embargo, que las adicciones se dan porque la persona tiene otro trastorno mental que las predispone.

Así, las personas ansiosas tienen más riesgo de ser adictas al alcohol, las personas con trastorno de personalidad límite corren el riesgo de hacerse adictos a los opioides, y quienes tienen trastorno de personalidad histriónica caen en la adicción al café.

No hay datos precisos de cuántas personas son adictas. Sin embargo, se cree que del 2% al 3% de la población mundial sufre de alguna adicción.
Pérdida de control del uso de la sustancia o actividad, deterioro progresivo de la calidad de vida de la persona y de quienes están a su alrededor, uso de la sustancia o actividad a pesar del daño causado, congelamiento emocional, alucinaciones, memoria eufórica, negación o autoengaño pues no se quiere reconocer que se tiene un problema.
Hay distintos tipos de tratamiento para las adicciones. Muchas de ellas incluyen terapia psicológica o psiquiátrica, terapias de grupo, ansiolíticos, ayuda espiritual, ejercicio y un programa de alimentación sana.
FUENTE: DSM5, OMS, Centro de rehabilitación de México, Néstor Szerman Psiquiatra especialista en adicciones.
Trastornos en los que la persona tiene hábitos obsesivos y poco saludables relacionados con la alimentación. Comer en exceso, no comer del todo, comer y luego vomitar, alimentarse con cosas que no son alimentos, y regurgitar los alimentos.
Se cree que las personas con este tipo de trastornos tienen dos anomalías en su cerebro. Por un lado, tienen anomalías en el sistema de recompensa en el cerebro, y esto les hace buscar más o menos comida (o sentirse atraídos a comer algo fuera de lo usual). Por otro, hormonas llamadas melanocortinas influyen en la forma en la que se controla la cantidad de energía que ingiere el cuerpo humano y tiene peso sobre el apetito.
Son trastornos más comunes entre los 15 y los 45 años de edad. Pueden presentarse entre el 2% y el 3% de la población.
Varían según el tipo de trastorno y la gravedad de este. Cambios dramáticos de peso, fluctuaciones en el ánimo, desaparición de la menstruación, un sistema inmunitario debilitado, falta de nutrientes, debilidad, aislamiento social, fallas en distintos órganos y hasta la muerte pueden ser causados por estas condiciones.
Es un tratamiento interdisciplinario que comprende nutricionista, psicólogo, psiquiatra o trabajador social, médico, farmacéutico, terapias grupales e intervención familiar.
FUENTE: DSM 5, OMS, Asociación Americana de Desórdenes Alimentarios.
Trastorno neuropsiquiátrico que se manifiesta de forma diferente en cada persona, pero se caracteriza porque quien lo padece no distingue lo real de lo irreal, no piensa claramente y sus respuestas emocionales son anormales.
Hay varios genes asociados con esta enfermedad, la mayoría están relacionados con funciones del sistema nervioso, de factores de oxidación de células y de control de emociones. Otras investigaciones han revelado que la corteza cerebral en las personas con esquizofrenia es menor que en el resto de la población.
Lo padece el 1% de la humanidad. Cálculos dicen que en Costa Rica hay 45.000 personas con este trastorno.
Los síntomas principales son de dos tipos: las alucinaciones y los delirios. Las alucinaciones consisten en ver y escuchar cosas inexistentes. En los delirios la persona cree ideas que no son ciertas.
El tratamiento de esta enfermedad varía según la gravedad de los síntomas de la persona. Sin embargo, normalmente consiste en fármacos antipsicóticos, sesiones de psicoterapia y sesiones en los que se motive la socialización de la persona.
FUENTE: DSM 5, OMS, Henrriete Raventós, especialista en genética de la esquizofrenia.
Es una respuesta del organismo a situaciones que considera de peligro, aunque no haya motivo alguno. El cerebro se cree en peligro, aunque la persona esté simplemente sentada en su casa.
Los investigadores creen que hay anomalías en la neocorteza cerebral y en el hipotálamo, partes de este órgano encargadas de reaccionar a señales externas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se presentan en un 2,3% de la población.
Taquicardia, dificultad para respirar, temblores, nerviosismo, sudoración, escalofríos, miedo a morir, miedo a perder el control o volverse loco, asfixia, mareos o desmayos, hormigueo en las manos, pies o cara, dolor en el pecho y sensación de estar fuera de la realidad.
Normalmente se dan de 12 a 13 semanas de terapia psicológica y fármacos, generalmente inhibidores de la serotonina o ansiolíticos.
FUENTE: DSM 5, OMS, Alberto Isaac Sánchez, psicólogo especialista en ataques de pánico.
El trastorno bipolar es un mal mental que causa cambios de humor extremos. Tiene dos fases: la manía y la depresión. Existen dos clases de trastorno bipolar, el tipo I y el tipo II. El tipo I es más fuerte, pero no necesariamente tiene depresiones; a veces, solo presenta manías. El tipo II tiene manías y depresiones pero leves.

Los pacientes presentan desregulaciones en el cerebro que afectan los neurotransmisores, sustancias químicas encargadas de transmitir mensajes entre las neuronas (células del sistema nervioso). En estas personas, por lo general, la serotonina (neurotransmisor que regula las emociones) está disminuida. Esto sería responsable de baja de ánimo y de conductas impulsivas. La noradrenalina (sustancia relacionada con emociones y estrés) está baja en los episodios depresivos y alta en los episodios maníacos. La dopamina, está aumentada en los maníacos.

Estos neurotransmisores disparan una serie de cambios químicos dentro de las neuronas y esto lleva a modificaciones en las estructuras de estas células y sus conexiones con otras neuronas.

Aproximadamente, entre un 1% y un 2% de la población mundial presenta esta enfermedad.
  • Fase manía: caracterizada por autoestima elevada, falta de sueño, líbido aumentada, euforia o agresividad, realización de varias tareas a la vez, poco descanso, hablar mucho, ansiedad.
  • Fase depresión: se caracteriza por tristeza, pérdida de apetito, insomnio o exceso de somnolencia, sentimiento de culpa excesivo, agitación, angustia, ansiedad, disminución de la concentración, ideas o intentos suicidas.
Depende de las manifestaciones del paciente, pero incluye psicoterapia. Algunos fármacos utilizados en el tratamiento son los ansiolíticos, antidepresivos y estabilizadores del estado de ánimo.
FUENTE: DSM5, OMS, Javier Contreras, psiquiatra.

Trastorno que ocurre entre dos y ocho semanas después del parto en el que la mujer ve afectada su estabilidad emocional. Hay cansancio, llantos aparentemente sin motivo, irritabilidad, desgano y sueño. No debe confundirse con psicosis puerperal, enfermedad que se presenta entre la primera y la cuarta semana después de dar a la luz y que se caracteriza por ideas delirantes, referidas sobre todo al niño,alucinaciones auditivas que pueden ordenarle que haga daño al bebé, un lenguaje y/o comportamiento desorganizado o catatónico y, en general, una pérdida de contacto con la realidad.

También suelen aparecer cambios bruscos del humor (desde una gran euforia a un profundo ánimo depresivo), ansiedad, alteraciones motoras y dificultad para conciliar el sueño o pesadillas. En estos casos, las mujeres pueden atentar contra su propia vida o la del bebé.

Se cree que las mujeres más propensas a la depresión posparto tienen menor actividad en la corteza prefrontal del cerebro.
Afecta a una de cada ocho mujeres luego de dar a luz.
Tristeza, desapego del bebé, fatiga, desmotivación, llanto, falta de apetito, aislamiento.
Muchas veces los síntomas desaparecen por sí solos y no hace falta tratamiento, en otros, la psicoterapia es necesaria, así como antidepresivos o calmantes. El apoyo de la pareja y la familia es vital.
FUENTE: DSM 5, Medlineplus, OMS, Asociación Estadounidense de Psiquiatría.
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