24 de mayo de 2017
Este interactivo se desarrolló con base en información suministrada por el vulcanólogo Raúl Mora Amador, del programa Preventec de la Universidad de Costa Rica (UCR). Asimismo, se utilizaron imágenes, videos e información divulgados por La Nación con base en reportes del Observatorio Vulcanológico y Sismológico (Ovsicori), la Red Sismológica Nacional (RSN) y Volcanes sin Fronteras, sobre la actividad del volcán Poás.
Para graficar las erupciones históricas se utilizó la base de datos del Instituto Smithsoniano, con sede en Washington, Estados Unidos.
Edición: Hassel Fallas.
Análisis de datos: Mercedes Agüero y Pablo Robles .
Diseño:Pablo Robles.
Programación:Bryan Gutiérrez .
Fotografía: Rafael Pacheco, Alonso Tenorio y Raúl Mora.
DATA GRUPO NACIÓN GN S.A 2017
VOLCÁN SE TRANSFORMA DESDE EL 1° DE ABRIL
Poás renace
en la erupción
Mercedes Agüero y Pablo Robles
En 14 días, el macizo más visitado del país borró por completo la fotografía que de él habían tomado millones de cámaras desde hace 63 años. Ahora luce una nueva estampa. Reviva en este especial las curiosas alertas que lanzó el Poás antes de exhibir la bravura de su metamorfosis.
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1 DE ABRIL
Fumarola
nunca vista
Desde el mirador, los guardaparques alertan del nacimiento de una fumarola en un sitio inusual. Aunque estos escapes de gas usualmente emergen del domo, este se ubica al oeste del mismo. Su actividad dura solo un día. Es la primera señal de cambio que lanza el coloso.
7 DE ABRIL
Fuente de agua y pequeño riachuelo
El Poás ofrece un gran espectáculo. Al sur del cráter activo se abre una nueva grieta por donde sale una pluma de gas y un chorro de agua gris que forma un río y desemboca en la laguna.
9 al 12 DE ABRIL
Gas y erupción
de lodo
Al medio día, del 9 de abril, el exceso de gas obliga a desalojar a los visitantes. Tres días después, el Miércoles Santo, a las 7:00 p.m., se registra la primera erupción fuerte con lava. El mirador y el centro de visitantes quedan cubiertos por el lodo blancuzco de agua y ceniza ácida. Más tarde, un flujo de barro de tres metros de altura corre por el río Desagüe hasta llegar a Bajos del Toro.
13 DE ABRIL
Domo
herido
El Jueves Santo, los vulcanólogos descubren una fractura de 15 metros de longitud en el domo. Además, encuentran rocas de hasta cuatro metros de diámetro en el playón lanzadas en la erupción del día anterior. En el lago, observan manchas de azufre de color negro, evidencia de las altas temperaturas del fondo. La naciente y el río desaparecieron.
14 DE ABRIL
Destrucción
total
La mañana del Viernes Santo una poderosa erupción lanza ceniza a más de cuatro kilómetros de altura. Su fuerza destruye por completo el domo que existió por más de seis décadas.
22 DE ABRIL
Histórica
explosión
Al mediodía del sábado 22, pequeñas explosiones de gases salen a la superficie. Un volcancito de 30 metros de altura se forma a la par del lago. Más tarde, el Poás ruge como un Jet, el sonido se escucha hasta en el poblado de Bajos del Toro. A las 10:12 p.m. ocurre la explosión más poderosa desde que reinició su actividad. Las cámaras de video que podrían haber ayudado a describir su magnitud quedaron destruidas.
Una mezcla de gases y vapores salen por las pequeñas grietas de la superficie volcánica.
Funciona como un tapón para contener los gases y que no salgan directamente a la atmósfera, lo cual provoca más lluvia ácida.
Domo
Rodea el domo con agua gris oscura.
Aparece en la antigua fumarola, generando humos de hasta 30 metros y chorros de agua con tres metros de altura.
Análisis posterior de la ceniza confirma presencia de magma.
La erupción lanzó rocas de 4 metros de diámetro en el playón.
En el lago se observan manchas de azufre.
Domo
Fractura de 15 metros de longitud.
Rocas de al menos 50 kilos llegaron hasta el mirador y destruyeron parte de las instalaciones.
Los alrededores del mirador quedaron bañados de ceniza y piedras.
Centro de visitantes
Laguna Botos
Domo ya no existe.
El volcán expulsó rocas con temperaturas de hasta 500 grados Celsius. Al caer quemaron el asfalto y quedaron adheridas a la superficie.
La oleada piroclástica de la erupción cubrió el mirador con una nube de gas muy caliente y quemó la vegetación. El impacto se evidenció en las llamadas “sombrillas de pobre”.
VOLCÁN SE TRANSFORMA DESDE EL 1° DE ABRIL
Poás renace
en la erupción
Mercedes Agüero y Pablo Robles
En 14 días, el macizo más visitado del país borró por completo la fotografía que de él habían tomado millones de cámaras desde hace 63 años. Ahora luce una nueva estampa. Reviva en este especial las curiosas alertas que lanzó el Poás antes de exhibir la bravura de su metamorfosis.
El volcán Poás no duerme por mucho tiempo, por el contrario, se mantiene muy activo. En 116 años ha registrado 40 eventos. Las tres erupciones más significativas se produjeron en 1834, 1910 y entre 1953 y 1955. El mayor tiempo que se le conoce en reposo ocurrió entre 1996 y el 2006. A principios de los años 50 mantuvo una intensa actividad eruptiva con expulsión de magma, cambios en el cráter y la formación del domo. La que experimenta actualmente es similar a esa, según los vulcanólogos.
Los habitantes de Poás, Grecia y Alajuela son quienes, históricamente, más han sufrido los sobresaltos de su inquieto vecino: el volcán Poás. Estos cantones son los primeros en recibir la ceniza cuando el Poás entra en acción. Sin embargo, no son los únicos. En las erupciones de principios de los 50 la ceniza llegó hasta Ciudad Quesada, San Carlos, y en otras ocasiones también se ha esparcido por Naranjo y San Ramón. ¿Por qué la ceniza no llega a San José? Por la dirección de los vientos que, con preferencia, soplan hacia el suroeste.
En los alrededores del Poás hay una docena de ríos. La ceniza que expulsa el coloso se deposita en las partes altas de estas corrientes y se puede transformar en flujos de lodo que bajan por sus cauces. Esos lahares son tremendamente destructivos por las distancias que recorren y su capacidad para llegar, y poner en riesgo, a los poblados vecinos.
En ríos como La Paz y Ángel, que nacen en la cima del volcán y alimentan al río Sarapiquí, se han reportado lahares. También en los ríos Agrio, Anonos y Desagüe (afluentes del Toro). Además, en los ubicados en la ladera sur del macizo: Sarchí, Achiote, Prendas y Poasito.
CRÉDITOS: Edición: Hassel Fallas . Análisis de datos: Mercedes Agüero R. y Pablo Robles . Diseño: Pablo Robles. Programación: Bryan Gutiérrez. Fotografía:Rafael Pacheco, Alonso Tenorio y Raúl Mora.
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GRUPO NACIÓN. 2017.