El paso de la ruta al frente de la empresa Inolasa es uno de los más caóticos de la carretera por la interacción de furgones con otros medios de transporte.
Periodista: Gustavo Arias Retana
Video: Mariana Artavia Solano
Fotografía: John Durán
Diseño y desarrollo: Esteban Esquivel Guillén
Periodista: Gustavo Arias Retana
Video: Mariana Artavia Solano
Fotografía: John Durán
Diseño y desarrollo: Esteban Esquivel Guillén
“Venir a trabajar en bicicleta es terrible porque no hay una ciclovía; aquí pasan cabezales, buses, no hay espacio. Uno tiene que tirarse a la orilla o lo levantan”, relata Ramón Serrano, un trabajador que se moviliza a diario por la ruta 17, que comunica Barranca con el distrito central de Puntarenas.
Este puntarenense se expone todos los días a la ruta que registra la densidad más alta de accidentes con fallecidos o heridos graves en el país.
Entre el 2013 y el 2017, el Consejo de Seguridad Vial (Cosevi) reportó 227 accidentes graves en los 16,8 kilómetros de la carretera.
Según un análisis de La Nación, estos números implican que, en la vía 17, se registraron 13,5 accidentes graves por kilómetro durante esos cinco años.
Esa densidad es muy alta si se compara con la ruta 27 (San José-Caldera), en donde la cifra es de 5,5 accidentes por kilómetro, o con la 32 (San José-Limón), con un indicador de 4,3.
Alrededor de la carretera 17, de acceso a Puntarenas, existe un crecimiento urbano desordenado que provoca una interacción anárquica entre furgones, camiones, automóviles, motocicletas y bicicletas. El 61% de los accidentes que dejan heridos graves o muertos involucran a motociclistas y ciclistas.
El mayor problema se concentra en los seis kilómetros que van de la Feria del Agricultor de Barranca al plantel del Ministerio de Obras Públicas y Transportes en Chacarita. En ese tramo se registra el 63% de los accidentes graves en la ruta.
Cinco de esos kilómetros, además, forman parte de los diez kilómetros con más incidentes graves en todo el país.
Solo este año, cuatro personas fallecieron en accidentes viales en la ruta 17, según información de la Policía de Tránsito.
De 2013 a 2017, también se presentaron en la ruta 603 accidentes que dejaron heridos leves.
Crecimiento descontrolado
Para el director de proyectos de Cosevi, Roy Rojas, la principal explicación de la peligrosidad de la ruta 17 es la urbanización descontrolada de los distritos que interactúan directamente con la carretera.
Barranca, El Roble y Chacarita presentan las tasas de crecimiento poblacional más altas del cantón de Puntarenas y son, precisamente, las localidades que están conectadas a los kilómetros que concentran más accidentes graves.
Las intersecciones que permiten a los habitantes de estos distritos acceder a la ruta 17 no fueron planificadas, simplemente se multiplicaron con el paso del tiempo sin ningún criterio ingenieril o de seguridad vial.
Por ejemplo, en la zona de Chacarita, hay 15 intersecciones en un tramo de dos kilómetros, es decir, una cada 133 metros.
Además, se presenta una convivencia muy fuerte entre peatones, camiones, automóviles y bicicletas; sin que exista la infraestructura para que esa dinámica sea pacífica.
“El crecimiento de la población ahí es importante, es una zona muy densa con población de alto riesgo social y que interactúa con camiones constantemente.
“No hay bahías para los buses y hay varios flujos de salida que son una especie de vías más anchas, en las cuales confluyen las calles más pequeñas.
“No hay aceras y las que hay están mal diseñadas; donde hay ciclovía esta no está conectada debidamente a las salidas, también hay consumo de drogas, alcohol y es una vía recta donde la gente corre”, argumentó Rojas.
El kilómetro dos de la ruta es una muestra clara de esos problemas. A un lado de la vía, hay un fuerte movimiento de camiones de carga hacia la empresa Inolasa y la Zona Franca de Puntarenas, mientras que al otro abundan los comercios y las instituciones públicas.
En esos 1.000 metros, hay siete salidas que conectan barrios con la ruta 17, pocos tramos de acera y es normal ver bicicletas disputándose la vía con camiones de carga.
Del 2013 al 2017, en ese tramo se presentaron 20 accidentes que dejaron heridos graves o muertos.
“Hay mucho carro, mucho tránsito y mucho accidente principalmente gente en bicicleta y moto. Hay tráileres, no hay acera y, cuando pasa un tráiler, hay que moverse para acá, para allá, mucho accidente siempre”, dice María Fonseca, vecina de la zona.
Según las proyecciones poblacionales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), de 2010 a 2019, la población de Barranca creció un 14,6%, la de El Roble un 13,07% y la de Chacarita, un 13,1%.
Se trata de casi 10.500 personas más concentradas en esos distritos. En general, la población del cantón de Puntarenas se incrementó un 11,6%, en los últimos diez años.
Ciclistas en riesgo
“Aquí hay campo para hacer una ciclovía de verdad desde Barranca hasta Puntarenas, aquí lo básico es la bicicleta, el transporte básico es la bicicleta”, expresa el trabajador Ramón Serrano.
La preocupación de Serrano coincide con las estadísticas, ya que los ciclistas son el segundo grupo más expuesto a accidentes graves en la vía.
De los 227 incidentes graves registrados en la ruta puntarenense, en 43 estuvo involucrada una bicicleta (19%). Ese porcentaje solo es superado por las motocicletas, que participaron en 95 accidentes (casi el 42%).
La bicicleta es fundamental para la zona. Un estudio sobre movilidad del 2015 realizado en la escuela de Ingeniería Civil de la Universidad de Costa Rica por el ingeniero José Luis Espinoza, determinó que en ciertos puntos de la carretera se registra el paso de hasta 4.000 bicicletas al día.
Sin embargo, el uso intensivo no va de la mano de las medidas de seguridad adecuadas, según explica el director de la Región Pacífico Central de la Policía de Tránsito, José Luis Jiménez.
Además, los tramos que cuentan con ciclovía tienen problemas graves de señalamiento, iluminación y conexión.
Por ejemplo, los 3,2 kilómetros de ciclovía que comunican el cruce “tres túneles” con el Liceo de Chacarita están en medio de los carriles de la ruta 17.
Esa situación obliga a los ciclistas a cruzar la vía para entrar a los barrios puntarenenses, con el inconveniente de que los cruces que usan carecen de la señalización necesaria y los ciclistas realizan, normalmente, movimientos temerarios en diagonal para atravesar la carretera.
“Hay un problema con la ciclovía porque no está terminada, faltan las señales de alto en las intersecciones porque aquí el ciclista cree que tiene siempre el derecho de vía y hay zonas en que tienen que hacer el alto.
“También falta el factor educativo con los ciclistas, aquí muchos cruzan de lado o diagonal; la gente no usa casco, ni dispositivos de seguridad”, dijo el oficial de Tránsito.
Las apreciaciones del director regional son respaldadas por el estudio de la UCR, en el que se determinó que el 96% de los ciclistas no usaba casco y el 97% no contaba con elementos reflectivos notorios.
En una observación realizada por La Nación en la zona, ningún ciclista usaba casco y varios de ellos andaban con más de una persona en la bicicleta, incluso en sandalias.
Los accidentes graves en que están envueltos ciclistas se concentran en Barranca, de la Feria del Agricultor a Repuestos Gigante. En esos tres kilómetros, sucede el 51% de los accidentes graves con bicicletas.
Además de los 43 accidentes con bicicletas que dejaron heridos graves o muertos, entre el 2013 y el 2017 también se registraron 131 accidentes con heridos leves en que se vio involucrado un ciclista.
Falta presencia policial
Otro factor que complica la situación en la vía es que el recurso humano con que cuenta la Policía de Tránsito en la zona es muy limitado.
El delegado de tránsito de Puntarenas, Eduardo Sevilla, explica que solo disponen de 16 personas, de las cuales ocho son los oficiales de carretera que trabajan en tres turnos.
Eso significa que, en promedio, disponen de dos oficiales por turno para atender todos los problemas de la zona y realizar actividades preventivas.
Según Sevilla, la unidad necesita al menos 32 oficiales, pero de momento no hay señales de que se vaya a incrementar el personal.
Además, el plantel está desbordado de vehículos decomisados y muchas veces los oficiales tienen que asumir funciones administrativas para sacar adelante el trabajo.
“La gente se movió a Barranca, El Roble y Chacarita. Ahí se están moviendo las instituciones y hasta se va a hacer el hospital nuevo, en toda esa zona hay mucho más tránsito, pero nosotros seguimos igual.
El personal es poco y casi no queda tiempo para la prevención, tratamos de hacer operativos apoyados en Fuerza Pública y vamos a escuelas a hablar sobre seguridad, pero somos muy pocos”, comentó Sevilla.
El paso de la ruta al frente de la empresa Inolasa es uno de los más caóticos de la carretera por la interacción de furgones con otros medios de transporte.
Solución de largo plazo
¿Cómo solucionar la situación? El director de proyectos de Cosevi cree que la única vía es una intervención total de la carretera y por eso presentaron un proyecto de largo plazo que involucra la participación de otras instituciones como el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi), el Instituto Nacional de la Mujer (Inamu) y el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
La idea de la iniciativa es el desarrollo de infraestructura que permita que los diferentes medios de transporte convivan de forma segura en la vía.
El proyecto ya fue presentado al Ministerio de Planificación y se espera que, este año, se concluyan los estudios, para empezar a desarrollar los diseños en 2021. Las obras empezarían en el 2022.
“Vamos a desarrollar un programa integral de movilidad porque la idea es transformar y equipar para la movilidad segura de ciclistas y peatones la ruta.
“También se van a trabajar las bahías y las transferencias intermodales. Es un proyecto de largo plazo que tiene que estar sustentado en evidencia científica y que, además, incorpore a la población en la construcción de soluciones.
“De Barranca a Chacarita tenemos un gran tramo de travesía en que la fricción que se genera es muy alta y la posibilidad de tener lesionados y muertos es clara”, aseveró Rojas.
Mientras esta iniciativa se concreta, el director regional de la Policía de Tránsito considera que hay cambios de menor envergadura que podrían traer mejoras importantes en la seguridad de la zona, como la iluminación de las intersecciones, la señalización de los cruces de la ciclovía y el aumento del personal de la Policía de Tránsito.
Otros puntos del país en la mira
Dentro de los 10 kilómetros lineales más peligrosos del país, solo hay cinco puntos que no están en la ruta 17.
Dos de ellos están en el Alto de Guadalupe, en la ruta 218. Son los kilómetros dos y tres, entre el Centro Integral San Jorge y la Iglesia Familia Vida con Propósito, pasando al frente del Colegio Madre Divino Pastor. En ese tramo ocurrieron 54 accidentes graves del 2013 al 2017.
Otro punto problemático es el kilómetro tres de la ruta 3, que conecta el Puente Juan Pablo II con Heredia.
El problema se concentra en la recta previa a llegar al Pricesmart de Heredia (viniendo de San José). En ese tramo, se presentaron 24 incidentes que dejaron heridos graves o muertos en el periodo analizado.
Los kilómetros 2 y 4 de esa carretera también tienen una incidencia alta. Cada uno registró 14 accidentes graves. En conjunto, estos tres kilómetros sumaron 52 incidentes con heridos graves o muertos.
El kilómetro 97 de la ruta 32 también destaca por ser uno de los más peligrosos del país. Este empieza en la intersección con la ruta 10 en Siquirres y pasa al frente de la Estación de Servicio Uno.
En ese punto, se produjeron 20 accidentes que dejaron heridos graves o muertos.
Finalmente, está el kilómetro 136 de la ruta 2, que se ubica en el paso de la carretera Interamericana por el centro de Pérez Zeledón.
Esos 1.000 metros acumularon 23 accidentes graves y forman parte de un tramo de alta accidentabilidad que va del kilómetro 135 al 138 (de las cercanías de la Escuela 12 de marzo de 1948 hasta el Centro Don Bosco).
En esos cuatro kilómetros, se registraron 64 accidentes graves en el periodo analizado.
En densidad de accidentes por kilómetro lineal, a la ruta 17 le siguen las vías 23 y 39.
La 23 también está en Puntarenas, comunica Barranca con Caldera. Esta ruta registró una densidad de 8,4 accidentes graves por kilómetro, mientras que la 39 es la ruta de Circunvalación, en donde se presentaron 8,1 accidentes con heridos graves o muertos por kilómetro.
Ruta | Kilómetro | Accidentes |
---|---|---|
17 (Puntarenas) | 4 | 35 |
218 (Guadalupe) | 2 | 29 |
17 (Puntarenas) | 3 | 26 |
218 (Guadalupe) | 3 | 25 |
3 (Heredia) | 3 | 24 |
2 (Pérez Zeledón) | 136 | 23 |
17 (Puntarenas) | 6 | 22 |
17 (Puntarenas) | 5 | 21 |
17 (Puntarenas) | 2 | 20 |
32 (Siquirres) | 97 | 20 |