Una nave intergaláctica se estrelló justo en La Fortuna de San Carlos. Solo hay tres sobrevivientes: el general Cypher Raige; su hijo, Kitai; y un alienígena Urza, que se alimenta de humanos.
Kitai deberá recorrer un bosque de paisajes asombrosos para encontrar un dispositivo con el que podrá mandar una señal de ayuda al espacio.
Esa es la trama de la película After Earth (2013) . La sinopsis suena atractiva, pero la cinta fue despedazada por la crítica . Lo único rescatable fue la locación, sobre todo, cuando el imponente volcán Arenal aparece en la pantalla.
La realidad superó la ficción: pudo más la belleza de la flora costarricense en la que se grabó el filme, que la trama del cineasta M. Night Shyamalan, y que las actuaciones de Will y Jaden Smith.
Las riquezas naturales de nuestro país derrotan los mundos creados por Hollywood.
Para que no le queden dudas sobre el tesoro turístico que encierra Costa Rica, lo invitamos a recorrer la región turística de la serie que Revista Dominical comenzó a publicar el 7 de setiembre.
Este viaje es por las Llanuras del Norte: Sarapiquí, La Fortuna y río Celeste.
Ríos y monos
Después de la oscuridad del túnel Zurquí, somos bombardeados por una sobredosis del color verde. La ruta 32 es un rápido pasadizo para llegar a Sarapiquí. Si no hay derrumbes en la vía, el viaje se puede hacer en una hora.
A lo largo del camino hay diversas atracciones: teleférico, canopy … Esta zona fue retratada en la película Congo (1993). Los hechos de la cinta suceden en África, pero los productores optaron por el trópico tico para la filmación. Si volviese ver la cinta, preste atención y podrá identificar el río Sucio.
Hablando de ríos, nos embarcamos en un bote de la empresa Costa Rica Fun Adventures, para recorrer el Sarapiquí, el cual tiene 87 kilómetros de longitud.
Chino, el capitán de la nave, tiene ojo de águila para detectar pájaros, monos y cocodrilos, y alertar a los turistas no entrenados. Así fue como vimos golondrinas de manglar, garzas azules, anhingas y reptiles de más de tres metros de largo.
Luego de deslizarnos por los aires en un canopy de diez líneas (cables colgados entre los árboles), en la finca Madero Negro, nos trasladamos a la Reserva Biológica Tirimbina , en La Virgen de Sarapiquí. Allí nos adentramos en el bosque para conocer sobre el cultivo del cacao, y, de paso, vimos una guatusa y una gallina de monte.
Lo más atractivo de ese paseo fue cruzar un puente colgante tomado por monos congo que, justo en ese instante, se desplazaban de un lado a otro del bosque. Los animales son inofensivos, siempre y cuando uno no se meta con ellos. Fue asombroso ver tantos ejemplares juntos. Apreciamos varias hembras cargando a sus crías.
Dentro del bosque
Esa noche nos hospedamos en Hacienda Pozo Azul, un hotel en el que no hay habitaciones, sino tiendas de campaña. Estas se ubican dentro del bosque, rodeadas por árboles y vegetación.
Para llegar a las tiendas hay que recorrer un camino que produce una sensación de ansiedad, sobre todo cuando la oscuridad y la lluvia se hacen presentes. Fácilmente se nos vienen a la cabeza escenas de Parque Jurásico , como aquella en la que el villano, interpretado por Wayne Knight (el popular Newman de Seinfeld ), es presa de un Dilophosaurus .
Si bien es cierto que la película de Steven Spielberg no se rodó en Costa Rica, las historia sí se desarrolla acá. Una estrategia del genio del cine para explotar ese rostro exótico de nuestro país.
La mañana siguiente viajamos a la catarata de La Fortuna. El sonido del agua convierte al lugar en un spa , la relajación es total.
La catarata es producida por las aguas del río Fortuna y por afluentes ubicadas en las montañas de la zona. En la orilla de la poza donde caen los chorros de agua, se forma una especie de playa de arena rocosa.
De hecho, al estar allí, recordamos la película La playa (2000), protagonizada por Leonardo DiCaprio. La cinta cuenta la historia de un paraíso escondido. La Catarata de La Fortuna también es un paraíso, pero está abierto al público, a tan solo tres horas de San José.
Celeste cielo
Para el último día dejamos lo mejor. Entre las montañas de Upala y Guatuso (provincia de Alajuela), dentro del Parque Nacional Volcán Tenorio, hay un pedazo de cielo en el suelo... se llama río Celeste.
Para llegar al parque es bueno contar con un carro alto, preferiblemente de doble tracción. El sendero que conduce al río es de 3.5 kilómetros. El esfuerzo de la caminata tiene su recompensa.
Río Celeste está formado por el Quebrada Agria y el Buena Vista. Los turistas podemos llegar hasta el punto conocido como Los Teñideros, donde el río adopta su emblemático color.
La leyenda cuenta que Dios limpió sus pinceles en estas aguas después de pintar el cielo, mientras que la ciencia explica que el color es producto de una percepción del ojo humano, debida a la dispersión de la luz solar.
Un grupo de científicos de la Universidad Nacional determinó que un mineral compuesto de aluminio, silicio y oxígeno , que recubre todas las piedras del fondo, es el responsable de reflejar los tonos celestes de la luz que llega al río.
Entre tanta vegetación y el poderoso tono turquesa del agua, nos sentimos como en Pandora, planeta donde se desarrolla la película de James Cameron, Avatar (2009) . Pero, en realidad, Costa Rica vence a ese mundo fantástico. El paraíso está aquí, no hace falta ir al cine para conocerlo, sino recorrer las Llanuras del Norte.
Vote por su maravilla
Desde el 7 de setiembre y hasta esta edición, le presentamos tres atractivos destinos cada semana. Los sitios pertenecen a cada una de las siete regiones turísticas de nuestro hermoso país, y queremos que usted escoja sus favoritas. Finalizadas las entregas de las regiones, se tomarán los destinos más votados y se conformará el listado de las 7 Maravillas Turísticas de Costa Rica. Llene el formulario en www.nacion.com/maravillas con sus datos personales y quedará participando por uno de los dos premios semanales. Además, entre todas las personas que voten, se sortearán tres grandes premios finales. No se quede sin participar.