La escasez y los reiterados racionamientos de agua agudizaron el conflicto que mantienen los cantones de Cartago, Paraíso y Oreamuno, en la provincia brumosa.
Mientras Oreamuno culpó públicamente a Cartago de recortar el caudal que por ley debe darle, Cartago denunció ante el OIJ “actos vandálicos” y “sabotaje” por el supuesto desvío de aguas propias hacia Oreamuno.
Además, Paraíso y Oreamuno se disputan, ante el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), la concesión de los manantiales ubicados en el sector Los Higuerones.
José Rafael Huertas, alcalde de Oreamuno, insiste en que sus abonados son los que más sufren. Esto, debido a que al acueducto municipal le falta la concesión de 60 litros por segundo (l/s) para dar abasto.
Según un fallo de la Sala IV de noviembre pasado, en un máximo de tres años, esa municipalidad debe resolver la crisis del líquido.
“Los tres estamos peleando el aumento de caudales. Aquí le mandamos una nota al Minae, porque estamos más urgidos que Cartago y Paraíso. Si el agua está ahí y están concesionándola, también queremos participar”, reclamó Huertas.
Su pretensión es que se haga un proyecto de captación de aguas entre los tres municipios, y que se distribuya el líquido según las necesidades de cada uno, sin que medien preferencias.
Pero Cartago alega no haber escuchado esa propuesta y Paraíso se niega, a toda costa, a compartir el agua. El planteamiento de repartición equitativa fue desechado con un rotundo “no” por parte del alcalde paraiseño, Fernando Chaves.
“No acepto, de ninguna manera. Este cantón supera en riqueza hídrica a las demás regiones de la provincia, por lo que los paraiseños me colgarían del palo más alto”, dijo.
Más controversias. El conflicto también alcanza al proyecto Orosi, con sede en Paraíso, pero administrado por el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
La obra suministra 330 l/s a los acueductos municipales: 285 l/s a Cartago y 45 l/s a Paraíso. La mayoría –unos 2.000 l/s – llegan al Valle Central.
En julio, la exalcaldesa de Paraíso, Marlene Acuña, denunció, ante el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), supuestas conexiones ilegales en fincas aledañas a la tubería proveniente de Orosi.
Ante esto, el alcalde Chaves ordenó inspeccionar metro por metro del trayecto que conduce a su ciudad. Esa investigación continúa.
Producto de un convenio municipal, para compensar lo que debería recibir Oreamuno de Orosi, Cartago debe darle 35 l/s provenientes de la naciente Lankester.
Al ver reducida la llegada del líquido, en agosto, Oreamuno reclamó que Cartago dejó de desviarle los litros obligatorios. El alcalde de Cartago, Rolando Rodríguez, alegó que el caudal de la naciente había caído en un 50%.
Pero hace 15 días, según el jefe del acueducto de Cartago, Julio Urbina, alguien saboteó las tuberías que van a Cartago y Oreamuno.
“Todo el agua de Lankester se estaba yendo hacia Oreamuno. Por una semana no nos llegó nada, entonces fuimos a revisar la fuente y vimos que la tapa había sido violentada por maleantes”, declaró. Ese supuesto desvío ilegal fue denunciado el 22 de agosto ante el OIJ por parte del alcalde Rodríguez.
¿Quién supervisa? Eduardo Lezama, gerente del AyA, reconoció la gravedad de los pleitos por el agua en Cartago y admitió que, como ente rector, el Instituto “debe ver qué hace”.
“Hay muchos que toman el agua como punta de lanza para manifestarse. Lo que hay que tener claro es que el agua es de dominio público, del Estado; ninguna comunidad se la puede apropiar”, dijo Lezama.
Entre sus acciones inmediatas, está revisar los planes maestros de cada cantón para determinar las urgencias en infraestructura.
Lezama recordó que debe haber planes reguladores serios –por parte de cada municipio– y que, en casos de escasez de agua, está prohibido otorgar avales de construcción.
La falta de agua en Paraíso fue declarada emergencia, por lo que, desde junio, el Concejo acordó no conceder más pajas a futuras urbanizaciones hasta que se libren de la crisis.
Según Lezama, el AyA aún no ayuda a Cartago y Oreamuno, pero sí a Paraíso. Por solicitud del cantón, estableció medidas paliativas como la intervención de un pozo.
Lejos de estar agradecido, Chaves, de Paraíso, más bien critica la pretensión del AyA de “apropiarse” de su acueducto, cuando lo que pidió fue meramente asesoramiento. Eso, a raíz de la que fue considerada una amenaza por parte de Yamileth Astorga, presidenta del AyA, durante la sesión del Concejo de Paraíso del pasado 7 de agosto.
“(...) si un acueducto no funciona adecuadamente, cualquier vecino puede poner un recurso de amparo por el funcionamiento de ese acueducto, y la Sala nos obliga a tomar el acueducto”, dijo Astorga.
El alcalde se quejó de que el AyA no ha mostrado deseos de ayudar a su comunidad en la captación de nuevas fuentes, a pesar de que explote Orosi para abastecer a otros.
Ante declaraciones como la de Chaves, Lezama aseguró que la idea de AyA no es asumir los acueductos municipales, sino cooperar con ellos.
Pero Huertas, de Oreamuno, también está “peleado” con el AyA e incluso se quejó ante la Sala IV.
“Yo no sé si lo que se quiere es que sea AyA el ente que administre el agua en todo el país, y por eso no se nos da el mismo trato”, expresó.
Lezama admitió que a la provincia cartaginesa ya no le bastan los aportes de Orosi y aseguró que, con Orosi II, derivarían un mayor caudal a estos tres acueductos. Aún se analiza de cuánto sería el aporte.