Transicionar es sinónimo de desgaste

La transición de género en nuestro país ocurre, desde luego, aunque tratar de precisar algún dato sobre la cantidad de personas que viven ese proceso es casi imposible, como bien lo explica la periodista Sofía Sánchez en su reportaje de esta semana en la Revista Dominical: "Es difícil dimensionar cuántas personas en Costa Rica se encuentran en un proceso de transición, debido a que este concepto es sumamente amplio y profundamente personal".

Quizás venga como una sorpresa para muchos lectores, pero la posibilidad de que las personas transicionen de género no solo está protegida y reconocida por la ley costarricense, sino que instituciones como el Tribunal Supremo de Elecciones y la Caja Costarricense de Seguro Social están en la obligación de asistir a la población transgénero en el proceso de afirmación de su identidad.

Desde luego, llevar todo lo anterior a la práctica ha sido una lucha ardua, como bien lo relata Andrés, un joven trans, quien compartió para esta publicación la desgastante experiencia que vivió, específicamente con la CCSS, para obtener el apoyo estatal en su terapia hormonal.

Además, Sofía también aborda en el reportaje otros temas relacionados, como los costos de estas terapias en el sector médico privado; el proceso legal para cambiar de nombre e identidad de género; y revisa la legislación vigente en Costa Rica sobre la población transgénero.

Las nuevas leyendas olímpicas

París 2024 tuvo tremendas historias de pundonor deportivo, compañerismo e incluso simpatía. Durante dos semanas semanas nos rendimos a los encantos de tantos personajes que pasaron por los podios, pues sabemos que detrás de cada medallista hay historias personales increíbles. Para ejemplos qué mejor caso que el de la gimnasta más dominante de estas justas, la estadounidense Simone Biles, quien no solo se consagró como leyenda al bañarse de nuevo en oro, sino que puso aún más a la vista la discusión sobre la salud mental. 

Pero más allá de las grandes estrellas del deporte, los Juegos Olímpicos de París nos heredan también a personajes que no teníamos en el radar y que, a partir de su desempeño y de las reacciones que provocaron, hoy son conocidos en todo el orbe. Ese viene a ser el caso del cubano Mijaín López, un guerrero que no hace mucho ruido y ha venido construyendo su legado cada cuatro años, culminando en la capital francesa como el único deportista que ha ganado el oro en cinco juegos olímpicos consecutivos. Con la medalla al cuello, se retiró.

Y lo mismo podemos decir de la inspiradora gimnasta brasileña Rebeca Andrade, quien fue la única en poder bajar a Biles del oro, y el tirador turco Yusuf Dicek, un "señor" que impresionó a todos con su porte despreocupado y "sin mucho mate" para ganar la medalla de plata a punta de puntería, valiéndole unas muy merecidas comparaciones con personajes de acción como John Wick. Y en el otro extremo, inolvidable lo ocurrido con la judoca japonesa Uta Abe, quien era la favorita en su categoría y se derrumbó ante la derrota de un modo tan público y doloroso que le desgarró el corazón a la audiencia. 

Cerramos, desde luego, con la historia de Imane Khelif, la boxeadora argelina de la que todo el mundo tuvo algo que opinar. La pugilista ganó la medalla de oro pero en su ruta al podio no solo tuvo que vencer a sus contrincantes en el ring, sino también enfrentar el odio y la desinformación que como tsunami corrieron por redes sociales, con el impulso de personajes y medios de comunicación conservadores. Aprovechándose de las características biológicas de Khelif, los abanderados de la transfobia hicieron "su agosto", lanzando todo tipo de ataques infundados y "estudios" sobre testosterona para invalidar a una mujer. Al final, fracasaron y Khelif volvió a su país convertida en leyenda.