Grupos antivacunas manipulan el caso de una niña de 12 años que desarrolló una parálisis facial cinco días después de recibir la vacuna contra la covid-19, para infundir temor sobre la inmunización pediátrica.
El médico que atendió a la menor indicó que no se ha establecido una relación entre la inyección y la patología, y afirmó que el pronóstico de recuperación es bueno. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), además, desmintió que se haya recomendado no aplicar la segunda dosis de la vacuna anticovid-19 a la menor.
Información sobre este caso se difundió masivamente en WhatsApp y en Facebook, luego de que el perfil Mauricio Zúñiga entrevistara en vivo a un hombre y a su hija, a quien, según el papá, se le “torció” la mandíbula días después de recibir la vacuna.
El presentador aseguró que en el hospital, el médico le dijo a los papás que no debían ponerle la segunda dosis de la inmunización a la niña, pues, supuestamente, “ni ellos están seguros de lo que están poniendo”.
Ante una consulta de La Nación, la CCSS confirmó que el 11 de enero, el hospital Fernando Escalante Pradilla, en Pérez Zeledón, atendió a una menor de 12 años, quien fue vacunada el 6 de enero con el biológico de Pfizer.
La familia de la niña consultó por una desviación de su comisura labial, y los médicos diagnosticaron una parálisis facial periférica, o parálisis Bell. Según la prestigiosa Clínica Mayo, esta afección por lo general es temporal, puede ocurrir a cualquier edad y suele resolverse por completo.
La Caja indicó que “no es posible tener certeza que dicha patología sea secundaria a la aplicación de la vacuna, pues es una patología que se atiende con cierta frecuencia en los servicios de emergencia, tanto en adultos como en niños” y suele manifestarse con dificultad para sonreír, fruncir el ceño, cerrar los ojos y elevar las cejas. En el caso de la niña, “su pronóstico es bueno, ya que la mayoría de los pacientes tienen una remisión completa”.
El hospital Fernando Escalante Pradilla informó de que a la paciente se le prescribió tratamiento y se remitió a terapia de reeducación muscular facial; como es habitual en este tipo de patologías.
“Lo que NO es cierto según la versión del médico tratante, es que él haya recomendado que no se debe aplicar nuevas dosis de esa u otra vacuna a la menor (sic.)”, enfatizó la CCSS en un correo electrónico.
Bajo estudio
Como la niña desarrolló esta afección días después de recibir la vacuna contra la covid-19, la Caja presentó un reporte de sospecha de reacción adversa ante el Centro Nacional de Farmacovigilancia, para que sea estudiado.
Sin embargo, como aclaró la pediatra infectóloga María Luisa Ávila en una transmisión en la que respondió dudas de los padres sobre la vacuna, el hecho de que un evento sea reportado como un posible efecto secundario, no implica que la inyección haya sido la causa.
“La reacción adversa es cualquier cosa que se reporte después de que una persona se vacuna. Por ejemplo, si yo me vacuné ahora, salgo a la calle y me resbalo con una cáscara de banano, me caigo y me golpeo la cabeza, eso se reporta como una reacción adversa.
“Posteriormente, un equipo analiza si esa reacción estuvo relacionada con la vacuna o no. Una persona puede decir, fue una cáscara de banano, ¿qué culpa tiene la vacuna? Bueno, pero puede ser que la persona se caiga y cuando se analiza haya un problema por la vacuna con el equilibrio”, explicó la doctora Ávila.
Efecto adverso ‘raro’
De acuerdo con la Clínica Mayo, el prestigioso hospital estadounidense, no se ha precisado una razón clara por la que un paciente puede desarrollar una parálisis de Bell. No obstante, la patología a menudo está relacionada con una infección viral, o sea, por un virus como el herpes, la varicela, la mononucleosis, el sarampión, las paperas o la gripe.
Los informes de las agencias reguladoras de medicamentos, como la Agencia Europea del Medicamento (EMA), también han reportado casos de parálisis de Bell como reacciones adversas a la vacuna contra la covid- 19 de Pfizer, pero son casos sumamente escasos y que se catalogan como “raros”. Esto quiere decir que se ve un caso por cada 10.000 habitantes, o bien, un caso por cada 1.000 habitantes vacunados, mayores de 12 años.
En Costa Rica, hasta el 1.° de octubre, el Centro Nacional de Farmacovigilancia registraba siete casos de parálisis de Bell, entre más de 3,47 millones de personas vacunadas hasta ese momento.
Conforme lo visto en los ensayos clínicos de la farmacéutica Pfizer y en informes recopilados por las autoridades de salud de Estados Unidos, la gran mayoría de los efectos secundarios por la vacuna contra la covid-19 en niños son leves, ocurren en los dos primeros días posteriores a la vacunación y se disipan en menos de 48 horas. Los principales son:
—Dolor en el sitio de la inyección
—Fatiga
—Dolor de cabeza
—Escalofríos
—Dolor muscular
—Fiebre
—Dolores articulares
—Ganglios inflamados
—Náuseas
—Pérdida de apetito
En Costa Rica, solamente el 0,1% de los vacunados con alguna dosis contra la covid-19 reporta efectos secundarios, lo que representa un porcentaje mínimo en comparación con la cantidad de personas inoculadas. Los más frecuentes, tanto con la vacuna de Pfizer como con la de AstraZeneca, son dolor de cabeza, fiebre y dolor local. La parálisis de Bell no figura entre los efectos comúnmente reportados.
Fuentes consultadas:
—Hospital de Pérez Zeledón, CCSS
—Transmisión de la CCSS con la médica pediatra infectóloga María Luisa Ávila