Porque a su hijo le había “gustado” un mensaje en las redes sociales, los vecinos hindúes de Gayur Hasán, un soldador musulmán indio, lanzaron piedras contra su casa y prendieron fuego a su taller.
En la India de los nacionalistas hindúes del primer ministro, Narendra Modi, los 200 millones de miembros de la minoría musulmana son víctimas desde hace años de una hostilidad cada vez mayor.
Hostilidad que está ganando terreno con la pandemia del coronavirus y la propagación de informaciones falsas.
¿Cuál fue el error del hijo de Hasán? Marcar “me gusta” en un mensaje que denunciaba los ataques contra los musulmanes en este país de 1.300 millones de habitantes desde el inicio del confinamiento, en vigor desde finales de marzo.
“Mis ancestros vivían aquí y yo nací aquí”, lamenta Hasán, vecino de un pueblo donde una decena de familias musulmanas se instalaron entre unos 150 hogares hindúes en el Estado de Haryana, al oeste de la capital Nueva Delhi.
“Vivíamos como una familia y la religión nunca fue un problema aquí”, asegura, pero ahora “reina una atmósfera de miedo y odio por todas partes”.
Dos hombres fueron detenidos por este ataque. Además, según la policía local, la familia ha recibido nuevas amenazas si los hombres no se afeitaban la barba.
Este incidente es uno de los ocho de este tipo que se han registrado en el Estado de Haryana desde principios de abril. A nivel nacional, se produjeron al menos 28 ataques contra musulmanes entre el 30 de marzo y el 21 de abril, según el estudio de un profesor de la Universidad de Michigan.
Nuevos ‘intocables’
En algunos pueblos, se pueden ver carteles de “Musulmanes no”. Un hospital anunció que no aceptaría ningún paciente musulmán sin un certificado que pruebe que dio negativo a un test de coronavirus.
En un intento de rebajar la tensión, el primer ministro Modi hizo un llamado en Twitter a “la unidad y la fraternidad” de los indios de diferentes confesiones.
“El covid-19 no reconoce la raza, ni la religión, el color, la casta, la creencia, el lenguaje o las fronteras cuando golpea”, declaró en su cuenta oficial el jefe de gobierno, en el poder desde 2014.
La minoría musulmana ya era “vilipendiada y descrita como peligrosa por una propaganda sistemática”, afirma Shahid Siddiqui, de la organización Indian Muslims for Progress and Reforms, creada recientemente para luchar contra la islamofobia.
Pero el coronavirus ha dado una nueva dimensión a esta hostilidad, transformando a los musulmanes indios en “intocables”, considera.
En línea, cientos de miles de tuits han denunciado un supuesto #CoronaYihad.
En las redes sociales se han compartido masivamente videos falsos o de origen dudoso, en que se muestran a musulmanes lamiendo frutas antes de venderlas o infringiendo las normas del confinamiento.
El discurso antimusulmán se recrudeció aún más después de que un centro de misioneros musulmanes se convirtiera en uno de los principales focos de propagación del virus en India. Algunos presentadores de televisión dijeron incluso que sus miembros eran “bombas humanas”.
“Es un intento deliberado de los medios y el gobierno de desviar la atención del país de las crisis y dar rienda suelta a la política del odio”, asegura Siddiqui.