En los últimos días, empezó a circular en WhatsApp una oferta de empleo atribuida a la marca de ropa Shein, que promete ganancias diarias entre ¢25.000 y ¢100.000. En el mensaje, le dicen al usuario que ha sido seleccionado para trabajar como empleado a tiempo parcial en línea.
El mensaje también indica que, para acceder al empleo, se debe contactar a un reclutador de la empresa, quien le explicará cómo iniciar el trabajo. Los números de los remitentes usualmente son de países como India, Sudáfrica o Tailandia.
Sin embargo, la oferta de empleo es falsa y es uno de los nuevos timos que estarían utilizando los delincuentes para estafar. Minor Monge, jefe de la sección de estafas del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), señaló que, aunque aún no se han recibido denuncias específicas relacionadas con esta marca, no sorprende que los estafadores utilicen el nombre de una empresa reconocida.
Desde el 2020 hasta julio de este año, el OIJ registra 51.752 estafas, lo que equivale a unas 30 al día y 11.000 al año.
El ofrecimiento de empleos falsos es la segunda modalidad de estafa más común, después de la estafa informática. Otras estafas frecuentes incluyen donaciones falsas y la venta de artículos o electrodomésticos a bajo costo en plataformas como Facebook Marketplace, donde los estafadores desaparecen tras recibir el pago.
“Es evidente el aumento de la utilización de redes sociales; hoy es prácticamente la herramienta esencial. Nos llegan estafas por WhatsApp, por correos, por mensajes de texto; ese es el medio ahora más usual, ya la llamada telefónica no es tan común. El estafador juega con la psicología de las personas, busca necesidades y es ahí donde se aprovechan”, indicó Monge.
Según el funcionario, el modo de operar más común consiste en ofrecer un empleo desde casa, viendo videos en línea. Tras completar esta tarea, el usuario recibe la oferta de ascender a supervisor, pero para ello debe atraer a más personas al negocio, en una estructura que, en la mayoría de los casos, resulta ser piramidal.
Luego, le informan que para recibir su pago debe abonar una membresía, prometiéndole recuperar la inversión mediante comisiones generadas por las personas que ha reclutado, pero en ese momento los supuestos reclutadores desaparecen con el dinero.
El OIJ advirtió en julio de que algunos estafadores se hacen pasar por funcionarios de empresas o fundaciones para convencer a las víctimas de que recibirán ayudas sociales o empleos.
“La finalidad es obtener informaciones sensibles para así tramitar créditos en entidades financieras, sin que los afectados tengan conocimiento o autorización; estos se están presentando en su mayoría en población adulta mayor”, informó el OIJ.
Otra estrategia común es ofrecer becas estudiantiles o préstamos. Para ello, la criminales solicitan a las víctimas que descarguen aplicaciones en sus dispositivos móviles e ingresen datos personales, copias de documentos de identidad y fotografías tipo selfie con la cédula en mano.
“Una vez que las personas ingresan cada uno de los detalles solicitados, los antisociales aprovechan para realizar gestiones crediticias”, explicó la Policía Judicial mediante un boletín de prensa.
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