No es cierto que la NASA catalogara al dióxido de cloro como un “antídoto universal” en 1988, como lo afirma erróneamente una publicación de la página web humanosporlaverdad.com.
Según el portal, la supuesta declaratoria permaneció oculta durante 33 años “por los dueños del mundo y del big pharma”, hasta que recientemente trascendieron sus “bondades aplicaciones y usos” para el consumo humano.
Dichas afirmaciones son falsas. La NASA no ha declarado al dióxido de cloro como antídoto universal, ni se ha comprobado científicamente que el compuesto sea un remedio adecuado para las personas.
Por el contrario, las autoridades de salud advierten sobre el riesgo de intoxicación para quienes lo consuman, como ya ha ocurrido en varias ocasiones en Costa Rica.
En un video con formato de documental, colgado en el sitio web de Humanosporlaverdad.com, un hombre afirma tener “evidencia irrefutable” de que el dióxido de cloro es un tratamiento seguro y que, según él, tiene un 100% de eficacia para tratar la covid-19.
El narrador dice que basa sus aseveraciones en los documentos que leyó y videos que vio durante dos años.
La otra fuente de información del portal es, supuestamente, un documento publicado por la NASA en 1988.
#NoComaCuento leyó el archivo y comprobó que no dice lo que Humanosporlaverdad.com quiere hacer creer.
El documento, titulado Spinoff, expuso las formas en las que distintos tipos de industrias, como las de salud, energía, ambiente y manufactura, aprovechaban los hallazgos y la asesoría de la NASA a finales de la década de 1980.
En la página 118, al inicio del capítulo automotriz, hay un título que dice “un antídoto universal”. El artículo reseña la forma en que la Corporación Alcide estaba vendiendo su nuevo desinfectante de aire acondicionado a los grandes fabricantes de vehículos.
La fórmula patentada por Alcide fue, en esencia, dióxido de cloro. Dicho compuesto se obtiene al agregarle un ácido al clorito de sodio. Ambas sustancias tienen propiedades corrosivas sobre los tejidos biológicos.
“Las propiedades especiales de la formulación de Alcide, aprobada por las autoridades regulatorias de Estados Unidos, permite destruir moho y hongos, así como bacterias y virus, con un daño mínimo a los humanos, los animales y las plantas. Esto permite el uso del producto para desinfectar y eliminar olores de los sistemas de aire acondicionado de los carros, sin una toxicidad persistente”, dice el informe.
Según el artículo, la Corporación Alcide también estaba incursionando en los mercados de desinfección de lentes de contacto, limpieza de máquinas de diálisis y elaboración de pastas de dientes y enjuagues bucales.
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El artículo de cuatro páginas en ningún momento hace referencia a un posible uso del dióxido de cloro como antídoto universal para prevenir o tratar enfermedades.
El dióxido de cloro tiene propiedades antimicrobianas comprobadas. Por eso es que se aprovecha a nivel industrial para distintos usos, por ejemplo, como desinfectante.
En algunos países —aunque no en Costa Rica—también se emplea, en cantidades bajas y controladas, para potabilizar el agua. Su formulación y uso la realizan profesionales, bajo estrictos protocolos de seguridad, con equipo de precisión y en ambientes controlados.
De momento, la ciencia no avala su uso como tratamiento en humanos, ni como tratamiento preventivo ni como cura.
De acuerdo con Viviana Ramos, directora del Centro Nacional de Control de Intoxicaciones (CNCI) de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) la ingesta de dióxido de cloro puede causar desde afecciones gástricas y respiratorias, náuseas, vómitos y diarrea en casos leves; hasta trastornos hematológicos, cardiovasculares, hepáticos y renales.
Hay quienes piensan que la sustancia les ha ayudado a prevenir o curarse de la covid-19, pero tal idea es errónea. Según Ramos, esas personas simplemente han tenido la suerte de consumir cantidades tan bajas y diluidas, que no experimentaron ningún efecto en sus cuerpos.
El mayor problema es que las preparaciones que le venden a la gente se realizan y administran de forma clandestina, lo cual eleva el riesgo para la salud de quienes entren en contacto con el químico.
“No hay evidencia sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos”, indicó la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en agosto del 2020.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en ingles) lanzó la misma advertencia en abril del año pasado.
“La agencia no tiene conocimiento de ninguna evidencia científica que apoye su seguridad o eficacia, y presentan riesgos considerables a la salud de los pacientes”, indicó la FDA.
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Fuentes consultadas
-Puede leer el artículo de la NASA, de 1998, en este enlace enlace.
-Las advertencias oficiales de la OPS y la FDA, las puede consultar en este enlace y en este otro enlace.
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