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No existe ninguna evidencia de que una joven vecina de Heredia, de nombre Esther Lau, forme parte de una “organización dominicana dedicada a secuestrar niñas y mujeres”, contrario a lo que afirman falsamente varias publicaciones de Facebook, Twitter y WhatsApp que utilizan una foto suya para señalarla como sospechosa e incitar a actos violentos contra ella.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) explicó que no cuenta con ninguna denuncia relacionada con hechos como los que se le adjudican a Lau en los mensajes.
“Se realizó búsqueda de denuncias similares interpuestas en este organismo, con los datos suministrados y no se han registrado casos semejantes a nivel nacional, donde el fin es secuestrar a la víctima”, publicó el OIJ en su página oficial de Facebook ante la ola de mensajes referentes a supuestos intentos de secuestros que circulan en redes sociales.
Lau aclaró a La Nación que la fotografía se la tomaron, sin consentimiento, en Santa Rosa de Santo Domingo de Heredia, en una zona donde espera habitualmente el transporte que la lleva a su trabajo.
“La foto es de una mañana como cualquiera, esperando el bus y sin consciencia de estar siendo fotografiada. Compartir noticias falsas como esta alienta la histeria colectiva y tiene un impacto real en las personas que se ven involucradas”, dijo la joven.
Dicha imagen se acompaña, en WhatsApp, de un audio en que se le pide a la población tomar acciones violentas contra la mujer.
“Si la ven le damos masilla todos”, se escucha decir a una mujer en el audio de forma anónima.
Lau comentó que se dio cuenta de las publicaciones porque conocidos y amigos le advirtieron que la imagen circula desde el viernes pasado.
“Estas acusaciones se dan sin fundamentos, sin evidencia y constituyen un daño serio a mi imagen, reputación e integridad tanto física como psicológica.”, comentó.
La joven también le dijo a #NoComaCuento que se siente llena de impotencia, tristeza y enojo al ver su privacidad y libertad violentadas. Además, dice temer por su seguridad a diario.
“Hay personas esparciendo rumores acerca de mí, incentivando a que me agredan o maten por algo de lo que no formo. Me cuesta mucho entender como una mujer podría hacerle esto a otra, sin importarle las implicaciones que esto puede tener sobre su vida. Esto ha robado mi paz, ya no puedo esperar el bus donde solía hacerlo por miedo, ni salir sin sentirme observada y juzgada”, explicó.
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