No es verdad que los descendientes de quienes reciban la vacuna contra la covid-19, desarrollada por la empresa biotecnológica Moderna, tendrán un ADN distinto del humano, como lo dice un video viral suscrito, supuestamente, por 160 médicos.
Tampoco es cierto que las inyecciones contra el virus SARS-CoV-2 sean una terapia genética, como lo dijo el 22 de febrero el canal de Telegram ‘Médicos por la verdad Costa Rica’ a sus seguidores.
Lo cierto es que ninguna de las vacunas que se han desarrollado contra la covid-19 tiene la capacidad de modificar los genes de las personas.
En el video, quien habla es Rashid Buttar, un osteópata estadounidense con antecedentes en la difusión de teorías de conspiración. A él, supuestamente, lo respaldan otros 160 médicos, de quienes no se precisa su identidad, ni se prueba que realmente sean especialistas.
“Básicamente el ARN reescribe nuestro ADN (...) si esto ocurre, nuestros hijos serán incapaces de tener hijos, pero más que eso, no sé que pasará con la segunda generación, pero definitivamente para la tercera generación, nuestro genoma, nuestro código genético no va a ser lo que es ahora, literalmente dejaríamos de ser humanos”, dice Buttar.
Dicha explicación sobre el funcionamiento de las vacunas de ARN es errónea.
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La vacuna de la casa farmacéutica Moderna, al igual que la de la empresa Pfizer, utiliza tecnología de ARN mensajero.
Este sistema se diferencia de otros tipos de vacunas porque no introduce un virus atenuado al cuerpo, sino que inyecta en el organismo las instrucciones para producir la proteína con la que el SARS-CoV-2 entra a las células humanas.
La idea es enseñarle al cuerpo a fabricar dicha proteína, para que el sistema inmunológico reaccione y la ataque con anticuerpos.
De acuerdo con el doctor Carlos Araya, miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica, no es posible que en este proceso se alteren los genes de las personas.
El médico explicó que la vacuna no entra en ningún momento en el núcleo de las células, que es donde se resguarda el ADN de cada individuo.
“Este ARN lo que hace es aprovechar la maquinaria que ya tiene la célula para producir la proteína de superficie del virus, que la célula inmunológica la detecte y entonces el aparato inmunológico la reconozca y empiece a desarrollar defensas contra el virus”.
“En resumidas cuentas, el aparato inmunológico lo que hace es diferenciar lo propio de lo que no es propio.
“Cuando usted le enseña al aparato inmunológico la proteína del virus, o una partecita del virus, lo empieza a reconocer y contra esto produce un anticuerpo que después va a neutralizar el virus. Porque ya con ese anticuerpo yo me le pego al virus y es como ponerle fosforescente al virus, ya él no se va a poder ocultar y el aparato inmunológico lo va a poder ubicar y neutralizar”, explicó Araya.
El mismo razonamiento lo expusieron tres científicos consultados por la cadena internacional BBC, en un artículo que desmiente múltiples teorías de conspiración sobre las vacunas contra la covid-19.
“El inyectar ARN a una persona no cambia nada del ADN de una célula humana”, dijo a la BBC el profesor Jeffrey Almond, de la Universidad de Oxford.
En el video en el que habla Rashid Buttar se observa la leyenda ‘cienciaysaludnatural.com’, un sitio web que #NoComaCuento ha verificado previamente por distribuir informaciones falsas relacionadas con la pandemia.
Buttar es un activista antivacunas que aprovechó la emergencia mundial causada por la covid-19 para amasar una multitud de seguidores, que ya suma medio millón de personas en Youtube.
En dicha plataforma, Buttar sistemáticamente difunde mentiras sobre la pandemia. De acuerdo con la revista MIT Technology Review, Buttar ha dicho, por ejemplo, que el virus SARS-CoV-2 es un arma biológica, así como que los profesionales de la salud que hablan sobre la crisis en medios de comunicación son doctores pagados.
Vacunas tampoco son terapias genéticas
“¿Sabías que no es una vacuna tradicional sino una terapia genética (transgénica)?”, dice el mensaje que envió Médicos por la Verdad Costa Rica a sus más de 300 seguidores de Telegram, el 22 de febrero.
Fernando Morales, médico especialista en medicina interna, explicó a La Nación que dicha afirmación es errónea. Según explicó, ni la vacuna de Moderna ni la de Pfizer se consideran terapias genéticas, debido a que no introducen información nueva a los núcleos de las células.
“Por definición inicial, la terapia génica (TG) como tal requiere que material genético exógeno (es decir, externo) entre en el núcleo de las células, para que las mismas puedan sintetizar (o formar) proteínas”, indicó Morales, en un correo electrónico.
Según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos, la terapia genética es un proceso científico que se realiza con el propósito de sustituir un gen que esté defectuoso, mediante la colocación de genes sanos.
Es decir, se agregan genes que ayudan al cuerpo a combatir o tratar una enfermedad. Sin embargo, este no es el caso con las vacunas de Pfizer y Moderna.
“Esta vacuna no se puede considerar terapia génica porque usted no está metiendo información dentro del núcleo, ni modificando el ADN. Usted lo que está haciendo es aprovechar la maquinaria ya desarrollada por la célula, para que usted produzca una proteína”, afirmó el doctor Araya.
Fuentes consultadas
-Entrevista al doctor Carlos Araya, miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica
-Entrevista al doctor Fernando Morales, médico especialista en medicina interna, quien ha investigado sobre la Terapia Genética
-MIT Technology Review: “Cómo los conspiracionistas de la covid-19 están explotando la cultura de Youtube”
-FDA: “¿Qué es la terapia genética? ¿Cómo funciona?”
-BBC: “Vacuna del coronavirus: 4 teorías conspirativas desmentidas por expertos”
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