Con la aguja de la inyección contra la covid-19 nos insertarán un chip que viajará por nuestro ADN hasta llegar al cerebro.
En sincronía con antenas tecnológicas de quinta generación (5G), ya habiéndose adueñado de nuestro entendimiento, “el nuevo orden mundial” nos convertiría en esclavos, casi en robots.
Algunos hombres quedarán estériles; otros padecerán disfunción eréctil.
Los niños menores de diez años no desarrollarán características sexuales secundarias como presencia de barba, bigote o cambio de voz...
Este tipo de mensajes, que parecieran relatos de ciencia ficción, se reproducen cada vez con más frecuencia en redes sociales.
Los negacionistas de la pandemia y los movimientos antivacunas intentan, mediante la desinformación, socavar la apresurada carrera de las farmacéuticas en busca de una cura para el virus del SARS-CoV-2, causante de la enfermedad de la covid-19.
Pero, ¿por qué dudar de las vacunas, un hito determinante en la historia de la salud pública que, científicamente, ha demostrado salvar vidas?
“A mí me genera intriga ver cómo reacciona la población ante la vacuna. Está bien cuestionarse, pero por qué no lo hacen con otras cosas, como con el dióxido de cloro (recomendado por algunos para tratar la covid-19).
“La vacuna tiene estudios científicos, y el dióxido de cloro no; más bien, se ha demostrado que tiene efectos contraproducentes”, comenta la farmacéutica Tatiana Cruz.
En su lugar de trabajo —el Centro Nacional de Información de Medicamentos (Cimed) de la Universidad de Costa Rica (UCR)— reciben a diario infinidad de consultas de la población sobre la pandemia.
Desde ahí, personas de ciencia pulverizan toda clase de teorías conspirativas y presunciones apocalípticas previamente digeridas por un contrariado público.
Todos están preocupados. A los expertos les agobia la nebulosa de desinformación que acecha a los habitantes.
“Es una de las preocupaciones de la población: ponerme la vacuna y que me vaya a morir”, agrega Cruz.
¿Tiene sentido temerle a una vacuna?
Es comprensible, debido a que algunas farmacéuticas emplean tecnología nueva en el desarrollo de estas inmunizaciones, opinan los especialistas.
Sin embargo, coinciden en que la postura “antivacunas” no es aceptable, mucho menos en medio de una pandemia.
“Si no se hubieran inventado las vacunas, muchas de las personas que hoy tienen 80 años o más se habrían muerto hace 40 o 30 años. Esa era la esperanza de vida antes de que hubiera vacunas o antibióticos; la gente vivía 30, 40 años y se moría.
“Parte de la expectativa de vida que tenemos en el mundo y en el país es debido a las vacunas. Vacunamos adultos mayores, embarazadas, niños. Se vacuna toda la familia, toda la población, y mientras más personas estén vacunadas, más protegidos vamos a estar y menos posibilidad vamos a tener de enfermarnos y de fallecer por estas enfermedades ”, dilucida Roberto Arroba coordinador de Inmunizaciones del Ministerio de Salud.
Al escepticismo alrededor de las vacunas se suman las especulaciones sobre los efectos secundarios causados por estas y por todos los medicamentos, como la sensación de fatiga, dolor de cabeza moderado y fiebre leve.
“¿Que un paciente haga una reacción? Eso le sucede a cualquier medicamento, hasta a los más viejos conocidos. No estoy minimizando el daño de la persona, sino que no quiere decir que porque eso suceda haya que desechar el producto en su totalidad.
“Para eso son los estudios de seguridad. Los medicamentos tienen dos grandes componentes: la eficacia y la seguridad. Hemos visto compañías farmacéuticas tratando de garantizar ambas variables”, destaca el farmacéutico José Arias.
Para Arias, la incertidumbre es esperable ante una vacuna nueva. Sin embargo, las dudas deben canalizarse “a través de la búsqueda de información, no del seguimiento de cualquier cosa que nos manden por una red social”.
El siguiente es un repaso por las principales falsedades que circulan alrededor de las vacunas contra la covid-19 y que, en otras ocasiones, ha desmentido #NoComaCuento.
‘Las vacunas alterarán el ADN de las personas’
Falso. Actualmente, en el mundo hay más 45 vacunas en evaluación clínica y 155 en evaluación preclínica.
Sin embargo, las que conocemos son las que se encuentran en etapas de desarrollo más avanzadas:
- La producida por la farmacéutica Pfizer en conjunto con la biotecnológica BioNTech.
- La desarrollada por la empresa de biotecnología Moderna.
- Y la de la farmacéutica AstraZeneca elaborada junto a la Universidad de Oxford.
Según explicaron los expertos, existen diversidad de métodos para crear vacunas.
Tanto la inmunización de Pfizer como la de Moderna son elaboradas mediante el mecanismo de ARN (ácido ribonucleico) mensajero, una tecnología de vanguardia que ha desatado infinidad de especulaciones.
Una de las mentiras más comunes sobre este método de vacunación es que alteraría el ADN (ácido desoxirribonucleico) presente en las células humanas.
Eso es absolutamente falso, enfatizan los especialistas. De hecho, la vacuna no modifica el ADN de las personas, sino la composición genética del virus.
“La intención de estas vacunas es, justamente, modificar la parte genética del virus, no de los seres humanos.
“Lo que hace es que la persona, cuando le inyectan estas vacunas, va a producir anticuerpos específicos contra las proteínas de la espiga del coronavirus, y es lo que hace que tengamos protección contra la enfermedad”, puntualiza el médico Arroba.
En tanto, la vacuna de AstraZeneca está elaborada con el método llamado vector viral no replicante.
Vacuna usa un virus para ingresar al cuerpo
Esta técnica se llama vector viral recombinante y se ve en las vacunas del Instituto Gamaleya en Rusia, la de Oxford y AstraZeneca, la de la farmacéutica Janssen y la de Cansino Biological con el Instituto de Tecnología de Pekín.
FUENTE: OMS, ASTRAZENECA, INSTITUTO GAMALEYA. || J.C. INFOGRAFÍA/ LA NACIÓN.
Los vectores virales son comunes en vacunas y, por lo tanto, aunque esta inmunización también tiene detractores, no son tantos como en los casos de Pfizer y Moderna.
Sin embargo, AstraZeneca hizo una variante en el desarrollo de la vacuna: evitar que el virus se replique o saque copias de sí mismo.
Esta es la primera vez que esta variante se usaría en una vacuna, aunque fue probada en una contra la ébola.
Aunque todas las vacunas persiguen lo mismo —evitar que quien las reciba se infecte de covid-19— y se administrarían en dos dosis separadas por varios días de aplicación, ambos métodos conservan diferencias en cuanto al almacenamiento.
La de AstraZeneca, por ser de vector viral no replicante, puede mantenerse a temperaturas de entre 2° C y 8° C, como la mayoría de las vacunas aplicadas hasta el momento en el país.
Sin embargo, tanto la de Pfizer como la de Moderna —las de ARN mensajero— requieren temperaturas de -70° C y -20° C, respectivamente.
Por ello, es necesario que los países adquieran congeladores de ultra baja temperatura para almacenarlas.
Margaret Liu, líder de la Asociación Internacional de Vacunas, explicó al medio estadounidense NPR: “Piensen que esta vacuna es una barra de chocolate que se derrite muy fácilmente. Esto pasa con los M&Ms (o “botonetas”), pero los fabricantes les ponen una cobertura de azúcar para que no se derritan antes de que nos los comamos.
“Con la vacuna (de ARNm), se le ponen nanopartículas (partículas diminutas) que actúan como esa cobertura de azúcar para evitar que el ARNm se derrita, pero para eso necesitan temperaturas muy, muy bajas”, agregó.
Modifica al virus, no al ser humano
FUENTE: OMS, PFIZER, SANOFI-PASTEUR, CDC, FDA, CLINICALTRIALS.GOV || J.C. INFOGRAFÍA/ LA NACIÓN.
‘Las vacunas están hechas con células de fetos abortados’
Falso. Sobre la afirmación que ha trascendido, de que su vacuna contenía “tejido pulmonar de un feto varón caucásico abortado de 14 semanas”, la Universidad de Oxford aclaró al medio español Newtral.es que en su desarrollo no se emplearon células de ese tipo, pero sí clones de células tomadas del riñón de un feto abortado legalmente en Alemania, en 1973.
Estas “no son en sí mismas las células de los bebés abortados”, reiteró Oxford a Newtral.es.
Dicho argumento es respaldado por los científicos consultados por #NoComaCuento.
“En algún momento se utilizaron unas líneas embrionarias, pero no era una vacuna en específico lo que estaban desarrollando, sino que se hicieron pruebas de inmunidad para establecer algunos patrones de investigación. Pero de ahí a decir que hoy en día en la industria hay un depósito de fetos y que a partir de eso se hacen las vacunas, hay una gran diferencia.
“Fueron fetos abortados por diversas causas, pero como decir que indujeron el aborto para tener la materia prima de una investigación o de una vacuna, no. Eso no es la realidad y nadie ha podido comprobarlo”, recalcó el farmacéutico José Arias.
Al respecto, el coordinador de inmunizaciones del Ministerio de Salud dijo: “Si eso fuera cierto, ¿cuántos fetos abortados tendrían que utilizarse para producir 1.000 millones de vacunas, lo que estas empresas prevén producir en los próximos años?
“No es que se estaba promoviendo el aborto y dijeron: ‘O.K., abortemos tantos niños y esos fetos los usamos para hacer experimentos’. No, fueron abortos espontáneos y se usaron los fetos para este tipo de estudios”, replicó Arroba.
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‘Como las vacunas se desarrollan tan rápido, no hay que confiar en ellas’
Falso. El acelerado desarrollo de estas inmunizaciones es la principal preocupación de quienes escriben al Cimed de la UCR, cuenta la farmacéutica Tatiana Cruz.
“Es entendible. Muchísimas personas en el mundo tienen esta preocupación”, argumenta la experta.
No obstante, dos factores explican el rápido proceso de elaboración de estas inmunizaciones.
“Estas vacunas han demorado menos tiempo en desarrollarse, primero, porque estamos ante una emergencia a nivel mundial. El interés es muy fuerte y eso ayuda a que las cosas se muevan.
“Segundo. No están contemplando lo que se llama cultivar el patógeno en los laboratorios, lo que hace que se demore el proceso para que esté lista una vacuna”, explicó Cruz.
¿Por qué debemos confiar en las vacunas?
En resumen, y según los especialistas, debemos confiar en las vacunas contra la covid-19 por las siguientes razones:
- Es cierto que las vacunas están en proceso de creación y que aun faltan más observación y estudios en el tiempo. Sin embargo, todas se desarrollan bajo rigurosa disciplina científica, con procesos supervisados por instituciones como la FDA y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés).
- Como cualquier otro medicamento, estas inmunizaciones pueden causar efectos secundarios como dolores de cabeza y musculares, así como fatiga y fiebre. También pueden producir reacciones alérgicas graves, que ocurren cuando una persona ha demostrado alergia a un fármaco anteriormente.
- Para manejar esos casos, los países cuentan con sistemas de farmacovigilancia y de detección temprana de cualquier reacción adversa originada por un medicamento.
En Costa Rica, de eso se encarga el Programa Nacional de Farmacovigilancia, coordinado por el Ministerio de Salud.
- Las vacunas que vendrán a nuestro país son desarrolladas por compañías de mucha trayectoria en el campo de la investigación. Estas firmas han establecido un flujo de información transparente, comunicando los aciertos y desaciertos en el camino.
-El agua potable y las vacunas son reconocidas como los métodos más eficaces para disminuir enfermedades. La OMS asegura que vacunarse evita que entre dos y tres millones de personas mueran al año.
El panorama en Costa Rica
El Gobierno anunció que las primeras dosis de la vacuna desarrollada por la farmacéutica Pfizer y la empresa BioNTecn llegan al país este 23 de diciembre y que su aplicación comenzará este jueves 24 de diciembre en hogares de larga estancia y personal sanitario.
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En total, Costa Rica tiene garantizadas vacunas contra la covid-19 para tres millones de habitantes.
El país tiene un acuerdo para comprar tres millones de dosis de la vacuna de Pfizer, las cuales beneficiarán a 1,5 millones de personas.
De hecho, justo este 16 de diciembre, el Ministerio de Salud avaló la utilización de dicho producto, cuando esté en el mercado.
Este permiso se da con base en el reconocimiento de la autorización de uso en emergencia girada el viernes por la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).
Además, el país también firmó una alianza para recibir un millón de dosis, para 500.000 personas, de la vacuna de AstraZeneca.
Adicionalmente, Costa Rica se adhirió al mecanismo COVAX-Facility, programa coordinado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), mediante el cual recibirá dos millones de dosis (para un millón de personas).
Colaboró la periodista Irene Rodríguez.
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