En el 2013, más de una década después de reiniciar su vida en Costa Rica, Katherine Stanley Obando abrió un blog para escribirle a su bebé, Emma, sobre los dichos de su patria natal.
26 ensayos –uno por cada letra del abecedario anglosajón– forman Love in Translation. Letter to my Costa Rican Daughter –”Amor en la traducción. Cartas a mi hija costarricense”–, libro de The Tico Times con ilustraciones de Priscilla Aguirre (diseñadora de Holalola).
En el 2004, Stanley decidió quedarse en el país seis meses. Su plan era enseñar inglés en Costa Rica, tal y como lo hizo con el español en Estados Unidos.
“Fue una experiencia muy vacilona porque yo era la ‘gringa’ enseñando literatura en español a mexicanos”, asegura con acento tico: arrastrando discretamente las erres y uniendo, algunas veces, sus vocales.
No obstante, la experiencia que marcó la ruta de su vida la consiguió en la redacción del periódico La Nación , lugar desde donde se enamoró del país.
¿Qué la convocó a volver?
Esos dos meses en La Nación (en el 2001) fueron un enamoramiento completo. En el libro, relaciono muchas veces mi vínculo con Costa Rica con un matrimonio. Fue como una luna de miel: perfecto, los ticos tan amables, las playas tan lindas y todo eso.
”Cuando volví, empecé como maestra, conseguí trabajo como periodista en The Tico Times a finales de setiembre del 2004.
”Días después explotó todo: los casos de corrupción llegaron a la luz. Mi primer artículo fue sobre el caso ICE-Alcatel. Volví a este país, que creí tan perfecto, a trabajar como periodista de calle que se ve mucho más, comencé a entender más. Y, también, Costa Rica pasaba por una experiencia bastante extraordinaria de esos casos de corrupción. Me preguntaba: ¿en qué país estoy?”A lo largo de esos años he vivido como olas. Es como un matrimonio porque es un amor que se profundiza. Este país no es perfecto, no es solo playa, hay capas y mucha complejidad”.
¿Qué fue lo más difícil de adaptarse a Costa Rica?
Siento que la adaptación fue bastante fácil porque estaba trabajando en The Tico Times y había periodistas ticos pero, como es en inglés, bastantes periodistas extranjeros nos apoyamos. Nos encantaba estar aquí.
”¿Cosas que me costaron mucho? Manejar las direcciones a lo tico; definitivamente, aprender el idioma callejero. La primera vez que vine a Costa Rica me llevaron a una salida con amigos y yo no entendía nada, tenía como seis años de estudiar español. Allí nació una fascinación con todo lo que se refleja en el libro”.
Las historias del libro se mezclan explicaciones de la ontología del lenguaje. ¿El lenguaje determina nuestra idiosincrasia?
Sí, las refleja. Con cada frase que aprendo, entiendo otra faceta. Hay frases que he oído por años y un buen día pregunto qué significa, alguien me lo explica y entiendo un poco más de la mentalidad (tica).
¿Cuáles son sus expresiones ticas favoritas?
“Manda huevo”, definitivamente. Sin eso no puedo comunicarme. Todas las palabras relacionadas con huevo... tengo todo un capítulo sobre eso –titulado Siempre atrás como los huevos del chancho –. Eso sí, no se traducen, no existen en inglés y entonces es difícil comunicarse con ellos. El “Macgyver” es una buena reflexión, ese capítulo es sobre por qué los ticos son más tranquilos y felices. Un grupo de gringos preguntaba por qué la vida aquí es más tranquila si hay presas, hay estrés. La tranquilidad está en la idea de que todo tiene solución, tiene una mentalidad más calmada en muchas situaciones.
Está escrito para su hija Emma pero cualquier extranjero con mal de patria podría identificarse, ¿es un libro para otros migrantes?
He recibido mensajes de personas que no hubiera pensado que se identificarían, una lectora que migró de Michigan a Nueva York. Otra persona que llegó a Tucson en Arizona sin tener conexiones. También ticos radicados en otros países me han escrito que les ha dado dolor de patria. ”Siento que vivir en otro país tiene cosas en común con cualquier vida, no hay que ir a otro país para vivirlas. Son temas humanos.
¿Es necesaria la visión de un extranjero para que los nativos miren su país con otro valor?
Sí. Como estadounidense y viendo el tema de la migración en mi propio país, con la poca apreciación que mucha gente le da a la perspectiva de los migrantes, considero que es importante. Cualquier país se enriquece con esa perspectiva. Costa Rica es muy interesante en ese sentido. Es un país con mucha influencia extranjera. El tema es complejo, la palabra inmigrante tiene...
Una connotación negativa.
Sí, pero yo la uso con mucho orgullo. Para una gringa migrante, Costa Rica es una experiencia más fácil que la mayoría de migrantes en el mundo. No pretendo entender los retos que enfrentan tantos inmigrantes pero siento que tenemos que entender mejor que hay muchos tipos de migración y que todos tienen valor.
El primer libro de Katherine Stanley se vende en las tiendas de la Librería Lehmann, Britt, La Buhardilla y HolaLola; también en línea, en la tienda digital de The Tico Times y en Amazon.