San José (redacción)
La mesa estaba servida. Los grupos nacionales Seka y Adaptados habían dado presentaciones de 25 minutos cada uno y Endemia presentó los temas de su nuevo álbum Sube el volumen.
Unas 700 personas amantes del punk rock estaban ahí reunidas para cantar y corear con ellos, pero lo que más se esperaba era la aparición del grupo argentino Attaque 77.
El concierto transcurrió con normalidad hasta que la noticia cayó como balde de agua fría: "Mariano (Martínez) no se presentará con nosotros esta noche por un grave problema de salud”, dijo el bajista Luciano Scaglione al público en Club Pepper's, en Curridabat, sin detallar.
Eran las 10:30 p. m., el grupo solo había tocado una canción y el ambiente era efervescente. Sin embargo, el concierto se extendió hasta la medianoche.
En esos 90 minutos, cuatro músicos –entre los que estaban el bajista y baterista de Attaque– interpretaron temas nuevos y viejos de la discografia de los argentinos.
Scaglione se encomendó el trabajo de vocalista principal, pero tuvo el apoyo de las 700 personas que asistieron al concierto. El show musical lo puso el grupo, pero la emoción y el aguante lo puso el público.
Sorpresa o sinsabor. "El cielo puede esperar" fue la primera canción que interpretó Attaque 77, a las 10:25 p.m., y el público reaccionó con emoción, pero los más fanáticos se dieron por enterados de que algo sucedía.
“Vine con amigos de Alajuela, Cartago, de todo lado. La noticia pegó fuerte, creo que mucha gente se apagó y prefirió tomar distancia”, explicó Jean Paul Agüero después del concierto.
Los fanáticos de lo viejo de Attaque 77 aún resienten la salida del vocalista Ciro Pertusi en 2009, que dio paso a que Mariano Martínez se encargara de las voces. Ver al grupo sin Ciro y sin Mariano era un golpe fuerte.
“Si uno ha visto un DVD de Attaque 77 sabe que vimos otra cosa. Sonaba bien, pero queda un sinsabor”, señaló Fernanda Acuña.
La decisión de presentarse así fue del grupo. "Tuvimos que decidir entre quedarnos en casa y venir a tocar", continuó el bajista. "Preferimos venir acá, muchas disculpas para todos, por favor canten con nosotros, este será un gran concierto", señaló el bajista después del primer tema.
Él ya había dicho a La Nación en una entrevista previa que "Attaque es más grande que las personas (...) la música, las canciones y el grupo están más allá que un individuo". En el concierto, las declaraciones tomaron otro significado.
Quizá una parte del público se desilusionó, pero otra vio la mesa servida y celebró que esa noche podría oír en vivo algunas de sus canciones favoritas.
Complicidad. Luciano Scaglione se mantuvo en contacto con el público. Después de interpretar "América" y la nueva "Como salvajes", perguntó al público "¿vamos bien?" y le respondieron con gritos de emoción.
Luego, antes de interpretar "Caminando por el microcentro", el bajista contó que el tema era dedicado a Edda Bustamante, famosa vedette argentina.
Más adelante, el saxofonista Emiliano Puñales ingresó a escena para tocar "Jorobadito", que el público recibió emocionado entre saltos y grito de emoción. El disgusto no era el sentimiento que reinaba.
Quizá el mayor voto de confianza fue cuando, de improviso, varias personas empezaron a cantar "Soy de Attaque", tema que bien cabría en las gradas de un estadio.
"Soy de Attaque, es un sentimiento, no puedo parar", cantaron cientos y el grupo les respondió tocando el resto de la canción con fuerza. "De esto nunca nos vamos a olvidar jamás, de veras", exclamó Luciano Scaglione visiblemente emocionado.
Fuerza. Sin un público tan apuntado, el concierto de Attaque se hubiera desinflado muy rápido, pero la alegría duró unos 90 minutos.
Sonaron temas de crítica social –el fuerte de Attaque 77– como "Chicos y perros" y "San Fermín", tema en el que se fantasea con un toro corneando a uno de los participantes de la tradicional corrida.
Ambos temas se han sostenido con el tiempo y el público les dio nueva vida coréandolos a más no poder. Siguieron temas románticos como "Hacelo por mí" y "Sé que vos me amás", igual de gustados.
Despues de "Dame fuego el grupo" se el grupo retiró del escenario, en señal que de quedaba poco del concierto. Regresaron para interpretar Arrancacorazones, tema en el que la voz de Scaglione ya sonaba cansada.
Continuaron con un viaje al pasado de la mano de los temas "Espadas y serpientes" y "Donde las águilas se atreven". Para este, invitaron al grupo Endemia a compartir micrófonos y entonar junto al público el coro.
"¡Podrán pasar mil años, verás muchos caer! ¡Pero si nos juntamos, no nos van a detener!", cantó todo el recinto, como una carta de amor al extraño pero espcial concierto que habían vivido.
El concierto finalizó con las últimas notas de "No me arrepiento de este amor" y un gran agradecimiento de Scaglione. "Esto fue muy difícil para nosotros, pero con ustedes lo logramos", se despidió el bajista, pasada la medianoche.
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