El sábado 19 de setiembre viví una vez más en carne propia el acoso callejero, una de las experiencias más desagradables. Me encontraba esperando que mi mamá viniera con las llaves del portón cuando un hombre, desde un vehículo, me dijo infinidad de vulgaridades y me lanzó una descarada mirada. No pude reaccionar debido al susto y cuando lo perdí de vista salí corriendo a buscar a mi mamá.
Basta de que las mujeres no podamos vestir como queremos y salir de casa sin que nos hagan un comentario indecoroso. Vivimos una angustia constante y ni la ley que acaba de entrar a regir termina con ello.
¿Hasta cuando las mujeres caminaremos sin miedo de que nos acosen verbal y físicamente? Es triste que nos digan que se debe a nuestra forma de vestir. Yo andaba sucia, con pantalón, blusa manga larga, gorra y botas de hule. Considero que eso es todo menos algo obsceno y aun así fui víctima de violencia contra la mujer.
Meydelin Varela Delgado, San Carlos
Precio del arroz
Volver a la normalidad significa que la mayoría de los costarricenses sigan pagando el arroz caro, entre otros productos.
Como la pandemia puso al borde el sistema económico, que de por sí ya se deslizaba al precipicio, las propuestas presentadas por expertos, con la finalidad de aguantar y echar para adelante, deben ser estudiadas seriamente, sin las egoístas trabas políticas diarias.
La necesidad de acciones novedosas y determinantes son impostergables, según criterio de los expertos. Pero, desilusionado, veo cómo los dirigentes durante 40 años no fijaron precios justos para el arroz.
Los diputados actuales, en representación ciudadana, están obligados a crear, como grupo, en este momento histórico, la fuerza de acción necesaria.
Crisanto Badilla Argüello, Heredia
Por conveniencia
Los sindicalistas del Poder Judicial respaldan la reelección de Fernando Cruz porque ha defendido la autonomía. Por supuesto que los ha respaldado: les ha mantenido intocables sus salarios, los ha eximido de la regla fiscal y ha perpetuado los privilegios abusivos de la casta judicial.
Todo eso a pesar de que el Poder Judicial y el otrora trapito de dominguear, el OIJ, y los muchachos de Walter Espinoza siguen errando en investigaciones.
La reelección de Cruz es otra evidencia de abusos en la designación de funcionarios con cargo al presupuesto nacional.
Douglas Romero Alvarado, Vázquez de Coronado
Pólizas colectivas
Aunque me parece que los incendios que destruyen las viviendas son menos de dos mil cada año, en cambio los desastres por asuntos de la naturaleza son más, he pensado que las municipalidades bien pueden pedir al INS u otro un seguro voluntario y colectivo para atenderlos, pagado por cada ciudadano y cobrado por adelantado en los recibos de impuestos.
Al contar los gobiernos locales con los datos exactos de localización, propietarios, etc., el asunto se simplifica. Así, entonces, cuando se produce una desgracia, que nadie desea, traería más tranquilidad a los ciudadanos o munícipes.
Roberto Guadamuz Monge, Desamparados
Comida no entregada
Por segunda vez hice un pedido mediante la aplicación de Uber Eats, mi dirección ya estaba incluida, pues en julio me suscribí y recibí el encargo sin problema.
Este martes, después de esperar más de una hora, el repartidor me llamó para explicarme que estaba en los alrededores del Cementerio General.
Yo vivo en Mata de Plátano, Goicoechea, y él fue a Mata Redonda. A mi reclamo, Uber Eats contestó que yo escribí mal la dirección.
No me devolverán el dinero porque el restaurante entregó la comida al repartidor y no es responsabilidad de ellos lo sucedido. Los servicios prepago se han convertido en un problema.
Jorge Alvarado Alvarado, Goicoechea
Víctima de burocracia
La burocracia y la ineficiencia de la mayoría de las instituciones del Estado es desgastante. Exaspera y, en algunos casos, provoca rabia. Los funcionarios, carentes de humanidad, olvidan que sus beneficios provienen de nuestros impuestos.
Es toda una odisea obtener información fehaciente en las ventanillas. Respuestas baladíes van y vienen para justificar la incapacidad de brindar una buena atención. El desamparo para nosotros los adultos mayores es total.
Con cinismo se justifica el atraso de nuestras gestiones. A principios de enero presenté una solicitud de reajuste de mi pensión a la Dirección General de Pensiones del Ministerio de Trabajo, con las respectivas certificaciones para mejor resolver.
Después de largos 10 meses, me acostumbré a la salomónica respuesta de los empleados de las ventanillas: está en estudio y eso dura mucho. Cuán lamentable que esta recurrente situación se dé en la mayoría de las oficinas públicas. Desgraciadamente, se violan nuestros derechos y, habiendo instancias competentes, nadie hace nada.
Halley Castro Ramírez, barrio México