Siempre nos hemos ufanado de ser el país más democrático de la región, y nos hemos comido el cuento. Según los entendidos en la materia, democracia, en términos llanos y entendibles, es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Pero en estos momentos de crisis generada por la pandemia, por la naturaleza y por el cúmulo de decisiones institucionales equivocadas, responsabilidad compartida por los tres poderes de la República, es el pueblo el único que no tiene representación genuina en los diálogos que pretenden sacarnos del atolladero.
Se sientan a la mesa de la tertulia delegados de los industriales y empresarios, de los trabajadores, pero solo de los servidores públicos y de la clase política. Esta última, la más responsable del entuerto que padecemos.
Pero los delegados de esa mayoría silenciosa y sumisa que es la que más directamente sufre la emergencia nacional no están ahí.
Me pregunto cuántos sindicatos hay en Costa Rica de trabajadores particulares y cuántas convenciones colectivas de trabajo han firmado los voceros de los sindicatos que trabajan para patronos particulares y ajenos al Estado.
Esas mayorías no tienen voceros ni representantes en los diálogos, que parecen establecidos para afianzar y perpetuar el statu quo.
Camilo Cifuentes Correa, San José
Oro y vejez
Precisamente cuando la Caja Costarricense de Seguro Social sufre un profundo problema financiero, es más urgente prestar atención a la propuesta del hospital del oro, que conocen autoridades gubernamentales.
Son ya cerca de 600.000 adultos mayores con necesidades sanitarias cada vez más difíciles de atender. No podemos ignorar la necesidad de un sistema hospitalario dedicado especialmente a esa población, que en menos de tres décadas será de 1,2 millones de personas.
La buena noticia es que tenemos los recursos financieros para hacerlo posible. Con el oro de Crucitas, sin necesidad de ningún proyecto de ley que toque el Código de Minería, el Estado puede disponer de los ¢92.000 millones anuales que generaría una mina que todos sabemos donde está esperando para ser explotada, para un fin tan loable. Manos a la obra antes de que los beneficios sean dirigidos a egoístas intereses privados.
Freddy Pacheco León, Heredia
Premios de lotería
No es lógico que salgan siempre los mismos números de la lotería y en reiteradas ocasiones se ve que le dan vuelta dos o tres días después que sale uno de los frecuentes. Inventaron que para participar por el acumulado uno debe activar los números en una página en Internet que nunca funciona, se cae el sistema o pide otra vez la clave y no deja ingresar.
Todos los jugadores deben tener derecho a participar, ¿por qué solo los que activan? Los que no tienen Internet están condenados a no participar.
Henry Martínez Gallo, Liberia
Buen servicio
He tenido malas experiencias con las contralorías de servicios que hay en el Gobierno, las que he tratado me han decepcionado. Pero la de la clínica Clorito Picado, en Tibás, a cargo de Carol Salas, ha demostrado ser muy eficiente. Tanto mi esposa como yo hemos recibido un excelente servicio.
Cléver A. Calderón Rojas, Tibás
Admisión justa
Hay muchas quejas por el nuevo sistema de admisión en el Tec, pero pocos se dan cuenta de que el nuevo modelo es una acto de justicia. No porque desde siempre los alumnos de colegios públicos o de zonas rurales competían en desventaja contra los de colegios privados o colegios científicos debemos creer que estaba bien.
Jamás un joven de Grano de Oro de Chirripó o de San Joaquín de Tuis, en Turrialba, iba a ganarle el campo a un estudiante de los mejores colegios privados del país. Alumnos de zonas rurales que no tienen Internet ni computadoras personales ni academias para practicar para una prueba de admisión ni recursos para viajar al área metropolitana a capacitarse para el examen se quedaban sin cupo y eso, según la lógica de un país excluyente, está bien.
Ningún estudiante de un colegio científico o de uno privado va a quedarse sin estudiar en una buena universidad porque un estudiante de la zona rural le ganó el cupo en biotecnología, pero al contrario sí ocurre, y ha sido una realidad de la que los costarricenses no se ruborizan.
José R. Rodríguez Vargas, San José
Pagar emergencias
El Estado debe considerar cobrar los gastos y riesgos en que incurren la Cruz Roja, Bomberos, Policía y otros organismos cuando sus funcionarios deben rescatar a irresponsables que irrespetan las leyes y las medidas de seguridad, y obligan con sus actos a exponer la vida de quienes los rescatan.
Marjorie González Gómez, San José