Cartas

Cartas a la columna: Demora en Cabletica

Gasto de teléfono para reportar avería

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Luego de dedicar alrededor de una hora en el teléfono para reportar un daño en el servicio de Internet y televisión de la empresa Cabletica, el operador me dejó en espera para verificar el contrato. El sistema cortó la llamada y debí marcar nuevamente y aguardar mucho tiempo para empezar el mismo procedimiento.

Jorge A. Marchena Rosabal, Curridabat

Cobro injustificado

A pesar de cumplir mis obligaciones a tiempo, según los estados de cuenta, Scotiabank me cobró intereses. Al igual que Fernando Ledezma, quien publicó un comentario ayer, 9 de enero, me siento indefenso como cliente. ¿Quién puede ayudarnos?

Roberto Castillo Oreamuno, Heredia

Entropía escondida

El 30 de diciembre Ronald Montagné describió la ineficiencia del Departamento de Armas y Explosivos (DAE) del Ministerio de Seguridad. Lo mismo ocurre en el resto de los ministerios. Es imposible aburrirse en Costa Rica porque hacer “vueltas” nos mantiene días, semanas y meses muy “entretenidos”.

El gobierno y sus funcionarios deben promover la eficiencia y la productividad del ciudadano, según la Ley 8220. Tenemos los recursos para poner en marcha procesos eficientes. Pagamos más impuestos que nunca, tenemos el derecho de exigir excelencia. Un proceso ineficiente ejecutado digitalmente solo esconde entropía.

Tuve que comprar una computadora nueva para lidiar con el sistema de ControlPAS, ya que el sistema, como indica Montagné, solo funciona con versiones antiguas de Java y páginas de búsqueda que requieren soporte técnico especializado. Hace unos meses, mediante un abogado, solicité al DAE explicar el proceso de inscripción de un arma, pero nunca contestaron.

Para salir del tercer mundo, debemos apostar por procesos claros. No escondamos la ineficiencia en lo digital, y más bien aprovechemos para dar transparencia, mejorar la productividad y ser más competitivos.

Mauricio Quintana Ortiz, San José

Pensión presidencial

La actitud mezquina y envidiosa de un presentador de un noticiario lo hizo retratarse de cuerpo entero en una reciente entrevista con el presidente de la República, Carlos Alvarado Quesada. Le picaba la lengua por orillar a su interlocutor a contestar si renunciaría a la pensión que como expresidente le corresponderá. No halló cómo acomodarse en la silla cuando escuchó la elegante respuesta de Alvarado. Estoy seguro de que el 9 de mayo del 2022 correrá a la Dirección de Pensiones del Ministerio de Trabajo en busca de comprobar lo prometido por el mandatario. En ningún momento pidió, desde su trinchera, a los expresidentes Calderón y Figueres devolver el dinero por haber tomado, con todo derecho, la pensión 20 años antes de lo estipulado en la ley para el resto de los costarricenses.

Carlos Alvarado cometería una gravísima irresponsabilidad con el futuro de su hijo (de escasos 8 años) si renuncia a su pensión, pues si fallece o queda discapacitado para trabajar, el menor quedará afectado y, eventualmente, su esposa. Lo adecuado sería suspender el goce de su pensión a la espera de nunca necesitarla antes de cumplir los 65 años; de esa manera, garantizará la formación de su hijo y la tranquilidad de su esposa, la arquitecta y planeadora urbana Claudia Dobles.

Jorge A. Elizondo Pérez, San José

Regalo de vida

Estoy profundamente agradecida con Dios por nuestro sistema de seguridad social, con la persona donadora que le regaló vida a mi sobrina y, especialmente, con quienes lo hicieron posible: el equipo interdisciplinario de trasplantes de riñón del Hospital San Juan de Dios.

Después de cuatro años de atenderla en hemodiálisis, el equipo médico, incluidos enfermeros y asistentes, no solo efectuó un exitoso trasplante de riñón, sino que también hizo que el complejo proceso se llevara a cabo en un ambiente de trato amable y cariñoso. Gracias de nuevo. Sigan adelante, donadores y equipo médico, que todavía existen muchas personas que necesitan de ustedes para vivir.

María Elena Jiménez Brenes, Goicoechea

Difiere de crítica

La boda del Tigre “no logra ser buena, por eso no me atrevo a recomendarla, aunque acepto que tampoco es un desastre y alguien puede disfrutarla”. Con ese tupé se refirió William Venegas, crítico de cine de La Nación, al cuarto largometraje de Esteban Ramírez, uno de los pocos cineastas costarricenses cuya narrativa audiovisual conecta de inmediato con el público. Está en pleno derecho de otorgar solo dos estrellas al filme. Es su criterio. Lo que no se puede admitir es la descalificación ad portas de todo lo que huela al cineasta Ramírez.

A mí me encantó la película, por la trama y el tratamiento de los grandes reveses y las pequeñas victorias que todos hemos tenido en algún momento de nuestras vidas. ¡Vayan a verla!

Roberto García Herrera, San José

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