Cartas

Sentada en el hospital de Alajuela

Dormir, comer y ‘vivir’ en una silla de ruedas es reflejo de la gravedad de la crisis en la CCSS. Esta es la segunda carta a la columna que recibimos esta semana sobre la situación que, como explica otro lector, no es nueva.

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A una amiga le amputaron una pierna en el hospital de Alajuela y su recuperación ha sido lenta. Después de enviarla a la casa, la internaron de nuevo para someterla a otro procedimiento hace diez días. Durante este tiempo, ha permanecido sentada en una silla reclinable, donde duerme, come, etc. Me dicen que el hospital está saturado, no hay espacio, no hay camas, que si la mandan para la casa pierde el turno, etc., respuestas de burócratas insensibles, incapaces de entender que la recuperación de esta mujer incluye descansar bien. Es doloroso ver que la institución a la que le pagamos por velar por la salud carezca de sensibilidad para tratar a una paciente como un ser humano, y no como un número de expediente.








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