FIRMAS PRESS.- Una orca mundialmente famosa murió el viernes 18 de agosto en Miami. Lolita, que divirtió con sus piruetas en el Miami Seaquarium a visitantes de todas las edades durante medio siglo, falleció después de mostrar señales graves de malestar, según informó el acuario, situado junto a la bahía de Biscayne. El personal del Seaquarium indicó también que se cree que la causa de la muerte fue una afección renal.
Lolita tenía 57 años, y fue capturada en 1970 en el océano Pacífico, frente a las costas del estado de Washington, cuando contaba con apenas cuatro años. Se cree que la madre de Lolita está viva todavía, con 95 años de edad.
Lolita estaba pasando un programa de adaptación para ser liberada en las mismas aguas donde fue capturada hace más de medio siglo. Pero su salud no soportó los estragos de tanto tiempo de cautividad.
Como todas las orcas que viven en cautiverio en acuarios y parques temáticos, estaba entrenada para actuar frente a un público ansioso por verla saltar, hacer piruetas y dar coletazos en el agua, empapando a los espectadores ubicados en los asientos más cercanos al estanque.
Hace años, visité varias veces el Miami Seaquarium con mi familia y vi con pesar el reducido espacio en que Lolita pasó casi toda su existencia. La orca vivía en un tanque de 24 por 11 metros, que si para un ser humano resultaría claustrofóbico, imaginen para un cetáceo de ese tamaño, que alcanza a medir más de siete metros de largo. Después de unas pocas visitas al Seaquarium, decidimos no regresar más.
Privaciones
Las orcas, en libertad, suelen nadar a diario más de 60 kilómetros para buscar su variado alimento y también para hacer ejercicio. Además, cada día se sumergen entre 30 y 150 metros, no solo una vez, sino varias veces. ¿Cómo es posible que por afán de lucro las confinen en la prisión de los acuarios?
Según un artículo de la revista National Geographic publicado en marzo del 2019, bajo el título “Las orcas no soportan bien la cautividad. ¿Por qué?”, existen abundantes pruebas de que a los cetáceos —ballenas, delfines y marsopas— no les sienta bien la cautividad.
Son animales muy inteligentes y sociales que están diseñados genéticamente para vivir, migrar y alimentarse en grandes distancias en el océano.
El mismo artículo de National Geographic explica que las orcas en cautiverio —tanto las que nacen en un acuario como las que son capturadas muy jóvenes— viven mucho menos tiempo que sus congéneres en estado salvaje, una media de 30 años, mientras las orcas libres suelen vivir hasta más de los 50 y muchas veces llegan a los 80, los 90 y más.
Lolita vivió más tiempo que el que suelen vivir las orcas cautivas, pero su existencia —sola, sin contacto social con otras orcas, encerrada en un estanque reducido y sucio— fue penosa.
Activismo eficaz
En el 2013, el documental Blackfish expresó una poderosa denuncia del cautiverio de las orcas, una tragedia que también sufren otros cetáceos, como los delfines. El público vio con horror la forma en que esos animales inteligentes son atrapados y luego maltratados en acuarios y parques temáticos.
Cientos de miles de personas que vieron el documental exigieron que el parque marino SeaWorld, en Orlando, liberara a sus orcas o que cerrara. Las ganancias de SeaWorld se fueron a pique porque muchas personas dejaron de visitar el parque en un gesto de protesta y de indignación.
La concienciación del público ante el cautiverio de las orcas y otros cetáceos dio lugar a grandes cambios. En el 2017, el estado de California declaró ilegal la cría de orcas. SeaWorld, que tiene un parque en la ciudad californiana de San Diego, anunció que terminará su programa de cría de orcas en cautiverio y aseguró que las orcas que tiene actualmente serán la última generación en sus parques.
La acción cívica también tuvo una repercusión en el Miami Seaquarium, asediado por defensores de los animales. En el 2022, el acuario suspendió las actuaciones de Lolita, que ya había sufrido problemas de salud, y anunció un plan para devolverla a sus aguas natales del Pacífico. Pero el entrenamiento de Lolita para que pudiera vivir en libertad se prolongó por mucho tiempo.
Lamentablemente, para la famosa orca que vivió más de medio siglo sola y en un confinamiento cruel, la toma de conciencia del público llegó demasiado tarde.
Andrés Hernández Alende es escritor y periodista radicado en Miami. Su novela más reciente es “La espada Macedonia”.