Se dice que el reciente ajuste en la tasa de interés del Banco de la Reserva Federal (Fed) afectará las tasas en colones y las entradas de capital, incluida la financiación externa, por la diferencia de rentabilidad relativa entre los bonos y títulos de renta fija allá y aquí. ¿Estamos peor que antes?
Pienso que no. Ya Costa Rica se le adelantó. Mientras la Fed subió sus tasas tan solo 25 puntos base, el BCCR elevó las suyas (TPM) 275 puntos base en el último mes –una diferencia muy substancial– y la tasa básica pasiva alcanzó un 4,95%. Allá, los bonos del tesoro a un año plazo pagan un mísero 1,21% (al viernes pasado), mientras que aquí Hacienda retribuye mucho más en colones y dólares y las tasas de interés de los bancos públicos pagan el 6,01% al mismo plazo en colones.
El margen de ventaja es muy amplio y podría ampliarse aún más conforme la TPM, que ya alcanzó el 4,5% y las aún más elevadas de “central directo”, se vayan trasladando a las demás tasas pasivas y mejoren la prima por invertir en colones. En un año cualquier cosa puede pasar. A lo anterior hay que agregarle, obviamente, la tasa esperada de devaluación, que afecta (adiciona) la rentabilidad de la inversión en dólares. Hasta hace poco, durante el corto pero intenso episodio de especulación cambiaria (manoseo), esa tasa superaba la devaluación reportada por el BCCR, pero ya no. La subida en colones bajará la demanda de divisas y, por tanto, la devaluación esperada. Habrá que esperar los nuevos cálculos del Central para ponderarla bien.
En ese cálculo habrá que considerar la futura política cambiaria del BCCR que, al parecer, no está dispuesto a consentir nuevas especulaciones ni que las cotizaciones se alejen de lo que considera la tendencia, al igual que la restauración de la prima por invertir en colones, que tendrá un efecto positivo en la devaluación según aseveró la misión del FMI, y podría reducir la devaluación esperada y la depreciación real. Recuerden que las expectativas de devaluación y la depreciación real no siempre se dan la mano.
Finalmente, se debe considerar que la mayoría de los flujos de capital hacia Costa Rica es inversión extranjera directa, que no se mueve por consideraciones relativas a las tasas de interés o la depreciación, sino, más bien, por factores como la productividad y capacidad de la mano de obra, impuestos, protección jurídica, estabilidad política y otros adicionales que mueven realmente la inversión extranjera directa.