El cambio climático es producto de actividades humanas que debemos abandonar para evitar que los efectos sean devastadores para el planeta. Reducir las emisiones de dióxido de carbono hará que el aumento de la temperatura global de aquí a finales del siglo no sobrepase los 1,5 °C. En el 2019, el Ártico y el Antártico registraron la segunda superficie más reducida conocida hasta la fecha.
Si el Acuerdo de París del 2015, suscrito por 200 países, se cumple, será posible una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y, con esto, controlar el calentamiento global.
Cada medio grado de incremento en la temperatura tiene consecuencias graves, entre estas sequías, inundaciones y huracanes. Pero no solo eso, la crisis climática también repercute en el bienestar físico y económico debido a la elevación del nivel del mar y la acidificación.
La frecuencia de fenómenos atmosféricos extremos, por ejemplo, las olas de calor, son prueba inequívoca de la realidad que algunos niegan. Si no actuamos para mitigar la contaminación ambiental, las regiones dedicadas a la agricultura sufrirán un fuerte estrés y al final tendremos problemas serios de producción de alimentos, pandemias, insalubridad y problemas económicos.
Mucho se ha avanzado en lo tecnológico, también, existe mayor conciencia ambiental y ha habido una mejora en la gobernanza, la planeación en el uso del suelo y la protección y restauración de los ecosistemas. Pero no es suficiente.
Muchos países contaminantes ignoran los fenómenos del cambio climático y siguen produciendo energía a base de carbón y petróleo. La pesca excesiva, los sistemas de movilización, el desarrollo de ciudades extensas, el uso de vehículos de gasolina y la falta de compromiso planetario nos tiene hoy lidiando con temperaturas más elevadas, que son causa de tifones, en el caso de China, y tormentas y ciclones, en nuestras latitudes.
El calentamiento global también pone en peligro el hábitat de plantas y animales. Las aseguradoras encarecen dramáticamente las primas en vista del riesgo de nuevos y más fuertes huracanes.
Se están tomando medidas para reducir los grandes costos ambientales que significa la contaminación ambiental para centenares de ciudades debido al uso de combustibles fósiles y a la falta de acciones mitigantes y compromisos serios. En Costa Rica, los vehículos producen la mitad de la contaminación, pues representan un 8 % más de lo que el territorio es capaz de reponer.
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China, que es la fábrica del mundo, emite más gases contaminantes que todos los países desarrollados juntos, de ahí el compromiso del presidente Xi Jinping de bajar a cero las emisiones de aquí al 2060.
China es responsable del 27 % de las emisiones mundiales; Estados Unidos, del 11 %; y la India, del 6,6 %. Los miembros de la OCDE han sido históricamente los principales culpables del calentamiento mundial.
China espera reducir la emisión de gases contaminantes mediante la sustitución del carbón por energías renovables, el uso de gas natural y el aceleramiento de la carrera tecnológica por producir energías solar, eólica e hidroeléctrica.
Al igual que Europa y Estados Unidos, China apuesta por la fabricación de vehículos eléctricos o híbridos, con tecnología de punta y costos competitivos. Tomará 40 años que la flotilla de autos eléctricos alcance el 50 %. El desafío tecnológico es la producción de baterías a bajo costo y reciclables, y el proceso de minerales críticos, como tierras raras, litio, cobalto y grafito.
Estamos inmersos en una revolución tecnológica por avanzar aceleradamente en los siguientes 20 años en la reducción de los gases contaminantes y en el empleo pleno de tecnologías limpias. Energías ligadas a la alta conectividad de la 5G en ciudades inteligentes.
El estímulo a la utilización eficiente de las nuevas energías será mayor para las industrias del transporte, la agricultura y decenas de nuevas actividades.
Debemos comprender que como país es necesaria una mejor planificación urbana para desincentivar la utilización de vehículos para movilizarnos. No podemos seguir extendiendo las ciudades. Hay que desarrollar más parques urbanos y reforestar vigorosamente las ciudades.
No podemos construir ciudades para carros. El transporte público debe ser eléctrico e incorporar trenes y trolebuses para transportarnos dentro del casco de la ciudad. Tenemos que seguir estimulando la producción de autos híbridos o eléctricos con el fin de reducir las emisiones contaminantes.
Gracias a políticas públicas del pasado, Costa Rica cuenta con una cobertura boscosa del 52 % del territorio, con 27 parques, 58 refugios de vida silvestre, 32 zonas protegidas, 8 reservas biológicas y 12 regiones de conservación. Esta riqueza en flora y fauna, mundialmente reconocida, nos ha permitido un gran posicionamiento en el mercado turístico y contribuir a mitigar el calentamiento global.
Una ventaja competitiva es que el 95 % de nuestra generación eléctrica proviene de energías renovables. Es fundamental abrir el mercado a la producción privada con el objetivo de mejorar la competitividad.
Con energía eléctrica a precios competitivos atraeríamos inversiones de industrias amigables con el ambiente y conseguiríamos crear empleo y reactivar la economía.
El autor es ingeniero.