No hay certeza, pero sí una bien fundada presunción, de que la pésima señalización contribuyó al dramático choque múltiple que cobró una vida en el Molino de Cartago. La señal de alto vertical en la esquina del accidente se la habían robado; la horizontal estaba casi borrada. Si el conductor las ignoró por imprudencia o porque no las notó, nunca lo sabremos: murió en el acto. Pero es probable que, de haber estado bien visibles, hoy no lamentaríamos la tragedia.
Conclusión: las alertas son esenciales para la seguridad personal. A las de tránsito, las llamamos señales; a las de productos de consumo, etiquetas. Estas, además de su función comercial —diferenciar marcas y atraer compras—, deben incluir información veraz y precisa sobre las características de lo ofrecido.
Tal es la razón por la que, para proteger la salud de los consumidores, muchos países exigen, en el caso de los alimentos, alertas frontales para destacar si, por ejemplo, contienen exceso de grasa, azúcar o sodio. En Costa Rica, la obligación no existe, porque un proyecto fracasó en medio de presiones. Si entonces no avanzamos, ahora retrocederemos: el Ministerio de Salud prohibió este tipo de etiquetado, presente en varios productos importados, y dio seis meses para eliminarlo o taparlo.
Su excusa es que la reglamentación centroamericana y nacional no indica qué nivel debe considerarse excesivo para justificar advertencias. Si tal es el caso, ¿por qué no establecerlos? Si la respuesta es que se necesita una ley, ¿por qué no impulsarla, como hace la diputada Andrea Álvarez? Y, entre tanto, ¿por qué no dejar que las alertas de otros países que sí han definido “excesos” las conozcamos aquí?
Muchas de las enfermedades crónicas surgen o se aceleran por malas prácticas alimentarias. Las autoridades deben impulsar cambios para bien, y difícilmente un vehículo más práctico que las etiquetas claras e impactantes. No evitarán una tragedia inmediata, como una señal de tránsito visible, pero sí reducirán factores de riesgo.
La Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria (Cacia) apoya a Salud. Es un grave error. ¿No se ha percatado de que estamos ante una tendencia universal, y que cuanto más rápido los industriales se sumen a ella, más competitivos serán? Negarlo es miope y poco responsable.
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