Según la astrología china, Perro de Tierra regirá el 2018, y todo indica que será un año intenso, turbulento y con altos niveles de incertidumbre, sobre todo, en lo político.
Las buenas noticias vendrán del lado de la economía. El Banco Mundial proyecta un crecimiento sincronizado de la economía global, estimado en un 3,1 %. En cambio, la agenda internacional estará repleta de acontecimientos relevantes que podrían agravar la actual “recesión geopolítica” y complicar la buena marcha de la economía.
Destacan, la casi segura reelección de Vladimir Putin en Rusia, la urgencia de Ángela Merkel de armar gobierno en Alemania, el enigma de las elecciones italianas, el avance de las complejas y decisivas negociaciones del brexit, las crecientes amenazas nucleares de Kim Jong-un desde Corea del Norte, las tensiones entre Irán y Arabia Saudita, Estados Unidos e Israel, la evolución de los conflictos en Afganistán, Siria y Yemen, la consolidación del liderazgo mundial de Xi Jinping y de China y un largo etcétera. Todo ello sin descartar la aparición de algún “cisne negro”.
Por todo ello, como bien señala Eurasia, 2018 se proyecta no solo como un año imprevisible, sino también como “el que tiene los mayores escenarios de riesgos geopolíticos desde 1998” (Eurasia).
Dentro de este turbulento escenario global, América Latina vivirá una significativa maratón electoral con seis elecciones presidenciales, que forman parte del superciclo electoral: 14 elecciones presidenciales entre noviembre del 2017 y fines del 2019, dos de las cuales (Chile y Honduras) ya tuvieron lugar a fines del año pasado.
Inicia Costa Rica, el 4 de febrero, y debería cerrar Venezuela a fin de año (lo que todavía es incierto). Entre ambas, habrá comicios en Paraguay, el 22 de abril; Colombia, el 27 de mayo; México, el 1.° de julio; y en Brasil, el 7 de octubre. De este modo, en solo seis meses, la primera (Brasil), la segunda (México) y la cuarta economía (Colombia) de la región renovarán sus mandatarios; simultaneidad que se produce una vez cada 12 años.
A ello debemos agregar el referendo ecuatoriano (febrero), las elecciones legislativas en El Salvador (marzo), las elecciones de diputados de la nueva Asamblea Nacional (marzo) quienes elegirán (en abril) al sucesor de Raúl Castro como el próximo presidente de Cuba, y las elecciones legislativas en los Estados Unidos, un verdadero plebiscito para evaluar los dos primeros años de Donald Trump y su futuro político.
El contexto regional en el que tendrán lugar estas elecciones es complejo y cargado de desafíos. Una conflictividad social creciente, junto a altos niveles de inseguridad ciudadana y graves escándalos de corrupción seguirán generando problemas de gobernabilidad en varios países de la región.
En el rubro económico, si bien el crecimiento proyectado será mejor que el del año pasado, continuará siendo débil (2,2 % según la Cepal). Esta cifra resulta insuficiente para responder a las crecientes demandas de la clase media, evitar el aumento de la pobreza y de la desigualdad, y garantizar la creación de empleos de calidad.
Agenda electoral. Costa Rica dará el pistoletazo de partida el 4 de febrero con alta posibilidad de que sea necesario ir a un balotaje. El desgaste de los principales partidos posibilitó la irrupción de candidatos emergentes, como Juan Diego Castro, del PIN, quien con un discurso crítico de la política tradicional lidera por estrecho margen las encuestas. Le siguen Antonio Álvarez Desanti, del PLN, y Rodolfo Piza, del PUSC. Empero, la escasa diferencia entre los principales candidatos, la falta de concordancia entre las encuestas y el alto número de indecisos anticipan una elección con final abierto.
Paraguay irá a las urnas el 22 de abril. El PLRA y el izquierdista Frente Guasú, con el liberal Efraín Alegre como candidato presidencial, han conformado una coalición opositora denominada Gran Alianza Nacional Renovadora (Ganar), para intentar desalojar del poder al Partido Colorado (ANR) liderado por Mario Abdo Benítez.
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Colombia celebrará primero elecciones legislativas (en marzo) y luego, el 27 de mayo, las presidenciales, pero no hay que descartar la necesidad de un balotaje. Estos comicios se caracterizan no solo por un alto nivel de fragmentación y de candidaturas independientes, sino también por una fuerte polarización entre derecha e izquierda y entre partidarios y críticos de los acuerdos de paz con las FARC.
Recientemente, quedaron definidas las principales coaliciones que aspiran a la Casa de Nariño: la conservadora que lideran los expresidentes Uribe y Pastrana, y que tendrá como candidato a Iván Duque o a Marta Lucía Ramírez. Una segunda, de centro, encabezada por Sergio Fajardo (Coalición Colombia) quien lidera las encuestas. Y una tercera, más de izquierda, en la que aún no hay un candidato claro, y en la que figuran nombres como Gustavo Petro (Colombia Humana), Humberto de la Calle (Partido Liberal) y Clara López (ASI). A estas coaliciones hay que agregar la candidatura del exvicepresidente Germán Vargas Lleras –de centro-derecha– y la de Rodrigo Londoño, Timochenko, por las FARC.
México tendrá su cita con la urnas el 1.º de julio. Estas elecciones –marcadas por la inseguridad y la corrupción– se deciden en primera vuelta, pues no existe balotaje. Andrés Manuel López Obrador (AMLO), líder de Morena, encabeza la coalición antipriista y anticlase política tradicional, y lidera, por el momento, las encuestas.
En la lucha por canalizar el voto antipriista, AMLO pugna con la coalición (Por México al Frente) formada por el PRD –centroizquierda– y el PAN –centroderecha– con Ricardo Anaya (panismo) como candidato presidencial.
El PRI busca seguir en Los Pinos con José Antonio Meade (sin afiliación al priismo, tecnócrata). Su apuesta es captar el voto de centroderecha y de las clases medias que temen un salto al vacío y el peligro de una “venezolización” (en caso de producirse el triunfo de AMLO) o un gobierno muy heterogéneo –y teóricamente poco estable– como el que encarnaría la coalición PAN-PRD-MC.
Brasil. Las presidenciales cariocas tendrán lugar el 7 de octubre, donde también existe la posibilidad de que la presidencia se defina en un balotaje previsto para el 28 de octubre. El desarrollo de estas elecciones depende, en buena medida, del futuro judicial del expresidente Lula da Silva, quien, si bien lidera todas las encuestas, de resultar condenado por unanimidad en segunda instancia (la sentencia será dictada el próximo 24 de enero por el Tribunal Regional de Porto Alegre) quedaría inhabilitado para aspirar a cargos electivos. Sin Lula como candidato, la competencia electoral será mucho más abierta e incierta.
Los otros candidatos que ya expresaron su interés de llegar al Planalto son el populista de extrema derecha Jair Bolsonaro –segundo en las encuestas–, la candidata ecologista y de izquierda Marina Silva, el gobernador de San Pablo Geraldo Alckmin (PSDB) y el actual ministro de Hacienda, Henrique Meirelles (PMDB).
Venezuela. Sobre la elección presidencial venezolana todo es una incógnita, por ahora, incluso su fecha de realización. Tampoco está definido si Nicolás Maduro concurrirá a la reelección, y si la oposición –actualmente debilitada y dividida– preferirá –en caso de que no estén dadas las garantías mínimas– abstenerse para no legitimar al régimen.
Habrá que estar atento, asimismo, para ver si del diálogo que se viene desarrollando en la República Dominicana entre el gobierno y la oposición –la semana que viene habrá un nuevo encuentro– surge algún acuerdo que permita encontrar una salida pacífica y electoral a la grave crisis actual.
Comentario final. Los resultados del maratón electoral 2018 serán clave para definir las tendencias, dirección e intensidad del cambio político que vivirá América Latina en los próximos años.
Como hemos analizado, la gran mayoría de estas elecciones se caracterizan por un alto grado de polarización y de incertidumbre. Tampoco está clara la fuerza que los candidatos outsiders y populistas (muy presentes hoy en varias partes del mundo) tendrán durante estos seis procesos electorales presidenciales.
¿Sufrirá la región una recaída populista? ¿Ganará la izquierda moderada las estratégicas elecciones en Colombia, México y Brasil? O las clases medias (más pragmáticas que ideologizadas y ubicadas mayoritariamente en el centro político) decidirán apostar por candidatos moderados de centro derecha, consolidando de esta manera el giro ideológico que la región inició en esa dirección con la elección de Mauricio Macri y Pedro Pablo Kuczynski (en Argentina en el 2015 y en Perú en el 2016, respectivamente), y que recientemente se reconfirmó con la elección de Sebastián Piñera en Chile.
Esto es lo que está en juego en el intenso y apasionante maratón electoral presidencial del 2018.
El autor es director regional de IDEA Internacional para América Latina y el Caribe.