De la noche a la mañana, una resolución del Ministerio de Salud y el Cuerpo de Bomberos autorizó el aumento del aforo del Estadio Saprissa del 50 al 100%, a sabiendas de que allí, desde el 2020, una orden sanitaria impedía tal cantidad de espectadores debido a riesgos, sobre todo, en el caso de una evacuación.
Claramente, fue una decisión política, no técnica, porque al club morado ni siquiera se le solicitó un plan remedial para garantizar una segura desocupación de los 21.000 concurrentes al estadio —su máxima capacidad— de ocurrir un incendio, una estampida o un terremoto. Más bien se le benefició con un borrón y cuenta nueva para que, en tres meses, proponga las soluciones.
Con las firmas de la ministra de Salud, Joselyn Chacón, y del director del Cuerpo de Bomberos, Héctor Chaves, se vino abajo la orden sanitaria del 2020, en la cual ambas entidades advertían sobre “inconformidades” en seguridad y demandaban “acciones correctivas”. El club enmendó 15, pero no la 16. Se trata de 14 torres de salida de emergencia que podrían costarle, dice el Saprissa, $8 millones. Por ahora, se le disculpó, y la intención es permitirle el 100% de aforo para que reciba ingresos suficientes para proceder a los arreglos.
Del politizado Ministerio de Salud se puede esperar ahora cualquier decisión contraria a la lógica, pero no del Cuerpo de Bomberos. Lo insólito es que su director, Héctor Chaves, haya puesto la firma en la resolución, pese a admitir que “ese estadio no cumple con las normas de evacuación”. Aturde, también, su respuesta a la pregunta de si no le da temor que en estos tres meses ocurra una desgracia: “El Ministerio de Salud es el que da el permiso sanitario”.
Sí, el Ministerio de Salud sería el responsable, pero el Cuerpo de Bomberos no debe suscribir ni supeditarse a decisiones políticas si sabe que hay riesgo para los espectadores. Esa entidad, supuestamente apolítica, no solo debe velar por la vida humana, sino también por su credibilidad. Lo ocurrido resulta contradictorio, pues de un gobierno a otro, de la noche a la mañana y de un plumazo, el criterio técnico del 2020 pasó a mejor vida con la condescendencia de Bomberos. Eso es jugar con fuego.
El autor es jefe de Redacción de La Nación.
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