El único lugar donde las personas sin vacunar son mayoría en este momento son los salones y las unidades de cuidados intensivos de los hospitales públicos.
Según datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), un 59 % de la población meta tiene el esquema completo de protección contra la covid-19 y a un 84 % se le administró una dosis.
Mientras tanto, una cantidad considerable de las personas que están hospitalizadas porque contrajeron la infección por el SARS-CoV-2 no se han puesto ninguna o solo una dosis.
Al analizar estas cifras, resulta inadmisible que una minoría insista en ampararse en los derechos individuales aunque con ello ponen en peligro la salud del resto de la sociedad.
Ahora que las autoridades intensifican las medidas para alcanzar la inmunidad de rebaño, algunas de estas personas se muestran desafiantes y hacen llamamientos a la desobediencia.
Un pequeño grupo, incluso, protagonizó un penoso incidente en el Ministerio de Salud, a donde llegaron a protestar, con empujones e insultos incluidos, luego de hablar con la defensora de los habitantes.
Pésima propaganda le hicieron a su causa, no solo por el zafarrancho que armaron, sino también porque exhibieron la colección de mentiras y disparates con los que pretenden fundamentar sus ideas.
Estoy convencido de que la actitud hostil de tales energúmenos no representa al resto de las personas opuestas a la vacunación, pero considero que son hechos que no deben tomarse a la ligera.
Costa Rica está a las puertas de poner en función nuevas acciones para promover la vacunación, entre estas el decreto ejecutivo que faculta sancionar y despedir a empleados que no quieran recibir las dosis.
Además, a partir del próximo 1.° de diciembre, ninguna persona podrá ingresar a locales comerciales y otros lugares sin contar con un código QR que certifique que tiene el esquema completo.
No faltarán quienes procuren, en un intento desesperado por defender lo indefendible, traerse abajo estas disposiciones, a contrapelo de lo que dictan la ley, la razón y el sentir de la mayoría.
Sin embargo, considero que su margen de maniobra ahora es muy estrecho y su caudal de apoyo se irá reduciendo conforme nos acerquemos a la meta.