El Liceo de Costa Rica tiene no solo un problema de autoridad, sino de falta de mujeres y, esos dos factores, redundan en el matonismo que se ha hecho público después de la muerte de Sebastián, atropellado por el tren en un intento por cumplir un “reto” para demostrar su hombría, tal y como lo denunció su madrina, Rocío Valverde.
Esa falta de alumnas mujeres en el Liceo de Costa Rica, que no tiene ningún fundamento legal, lo ha convertido en una cueva de estigmatización donde la masculinidad la definen adolescentes inmaduros, y se demuestra con amenazas de los mayores sobre los menores y con la imposición de actos de valentía, como quizás pudo ser este caso.
La educación unigénero, un modelo que quedó rezagado en la historia y en la legislación del país, carece de sentido en estos tiempos, pues no prepara adecuadamente a los estudiantes para los retos de la vida en sociedad.
Separar a hombres y mujeres en una etapa de formación tan vital puede generarles dificultades de interrelación en un futuro. A finales del siglo XIX, o hasta mediados del siglo XX, quizás ello no era problema por el bajo perfil que se le daba a la mujer en la sociedad, pero ahora lo natural es que hombres y mujeres nos integremos por igual en la sociedad, compitamos en las mismas condiciones y, sobre todo, que sepamos respetarnos. Eso solo se aprende desde niño, creciendo juntos, pues así será toda la vida.
No hay ninguna ley, ni la n.° 5 que lo creó, que diga que este liceo, fundado en 1887, sea exclusivo para hombres. Incluso, hubo un tiempo en que asistían mujeres y la primera fue Ángela Acuña Braun, en 1912, quien luego se convertiría en la primera abogada centroamericana. Por una “tradición”, el Liceo pasó a ser solo de hombres.
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Caso contrario es el del Colegio de Señoritas, que desde su creación en 1888 se delineó solo para mujeres.
En el 2009, cuando 10 niñas se inscribieron para el curso del 2010 en el Liceo, el Ministerio de Educación intentó hacerlo mixto basado en la Ley de Promoción de la Igualdad Social de la Mujer, pero nunca lo hizo por falta de baños para las adolescentes y de tiempo suficiente para preparar a los muchachos. Es cuestión de que se retome el plan.
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Armando Mayorga es jefe de Redacción de La Nación.