Lucía Pineda es otro símbolo de la represión de los Ortega-Murillo, un matrimonio hecho para robar la democracia y para adueñarse del dinero del pueblo nicaragüense.
La periodista, de 45 años y del canal 100 % Noticias, fue secuestrada por ser crítica del genocidio y las sinvergüenzadas de la pareja presidencial.
Estos guerrilleros, metidos a políticos y a nuevos ricos a costa del pueblo, ordenaron a sus policías capturarla y, también, instruyeron a la farsa de “funcionarios judiciales” que han creado para acusarla de delitos inventados para procesar a quienes se atrevan a adversarlos.
La Ley contra el Lavado de Activos, la Financiación al Terrorismo y a la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva fue aprobada en julio por los diputados sandinistas jefeados por los Ortega-Murillo e impone una pena de 15 a 20 años de prisión por el delito de “terrorismo”.
Ortega y Murillo la promulgaron justo a tres meses de las protestas que comenzaron el 18 de abril y lo hicieron para mandar a la cárcel a los que protesten en las calles.
En el analfabetismo legal de los diputados y los dos gobernantes, ni siquiera lograron tipificar el “terrorismo”, por lo cual castigan con esa ley a personas que ejercen su derecho a criticar o protestar.
Bajo la lógica de primitivismo legal que impera en Nicaragua, los jueces títeres, si fueran consecuentes, deberían aplicar la misma ley a Ortega y Murillo, los principales instigadores al odio y los dos terroristas responsables de ordenar la matanza de 545 personas en protestas callejeras, la detención arbitraria de otras 400 y la salida forzada al extranjero de otros miles.
En ese escenario de genocidio y de quebranto democrático, en el que Ortega y Murillo desaparecieron los organismos de vigilancia de los derechos humanos y la libertad de expresión, la Organización de Estados Americanos (OEA) confirma su inutilidad para salir en defensa de los oprimidos.
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Luis Almagro, su secretario general, quien quiere la reelección, da pena por su pasividad ante el matrimonio que se robó a Nicaragua.
Costa Rica tiene dos frentes: despertar a la OEA y lograr la liberación de Lucía Pineda, quien es nicaragüense y costarricense.
Armando Mayorga es jefe de Redacción de La Nación.