Los bancos centrales pueden compararse con carpinteros expertos que trabajan cuidadosamente para construir y mantener una estructura sólida y estable. Lo anterior, partiendo del supuesto de que trabajan de forma cuidadosa, conociendo qué materiales y herramientas deben escoger para corregir los problemas que puedan afectar la estructura económica de un país.
Como bien dice el refrán, “no hay peor carpintero que aquel que enseña dónde torció los clavos". Por eso, hoy queremos hablar de tres “clavos torcidos” del Banco Central que causan preocupación por los efectos que podrían tener sobre la buena carpintería realizada en administraciones anteriores. También conversamos sobre la posibilidad de poner un clavo en el lugar correcto.
Primer clavo torcido
Confusión sobre el propósito de la normativa prudencial. Recientemente, el presidente del Banco Central señaló a los cambios en la regulación como la principal causa del aumento en la demanda de créditos en moneda extranjera.
Esto resulta preocupante, ya que evidencia una falta de claridad, y tal vez conocimiento, sobre el uso adecuado de la normativa financiera, como bien señaló un ilustre economista hace algunos meses, “el martillo se diseñó para los clavos, no para tornillos”.
La demanda de crédito en dólares responde a múltiples factores económicos, y no es atribuible necesariamente a la regulación.
En Costa Rica, desde hace muchos años, cualquier persona puede optar por créditos en dólares o en colones. Según nuestro criterio, los factores que incentivan un mayor interés por los créditos en dólares desde el 2022 son varios.
Primero, el diferencial de tasas de interés entre colones y dólares. Segundo, la fuerte apreciación del colón. Tercero, la poca volatilidad cambiaria promovida por el Banco Central y el cambio en las expectativas de los usuarios respecto al riesgo cambiario. ¿Es irracional que las personas busquen las menores cuotas en dólares?
Cuando alguien necesita financiar su casa o carro, no acude a la econometría, sino a la simple pero poderosa aritmética. Con las tasas de interés del mercado, existen pocas razones para hacerlo en colones.
Para comenzar, sería necesario que la brecha entre las tasas de interés en colones y dólares se reduzca en ocasiones hasta 4 puntos porcentuales. Por otra parte, el tipo de cambio debería situarse entre ¢620 y ¢630 colones para igualar las cuotas, un nivel que parece poco probable con el manejo de la política monetaria actual.
La regulación prudencial cumple un papel esencial en la administración de riesgos y en la protección de la estabilidad económica y financiera. Es crucial comprender que su propósito no es limitar opciones, sino mitigar riesgos.
Argumentar en contra de la normativa como si fuera la causa directa de la demanda de crédito en dólares es, en el mejor de los casos, una simplificación que puede confundir a la opinión pública.
La relación inversa entre la suficiencia patrimonial y la rentabilidad no debería sorprender al Banco Central. Es natural que una suficiencia patrimonial elevada implique sacrificar cierta utilidad. Que los bancos decidan reducir ligeramente la suficiencia para prestar más recursos es algo perfectamente razonable; al fin y al cabo, son negocios que deben producir ganancias para ser sostenibles a largo plazo.
Resulta difícil entender cómo este argumento va a interpretarse como una señal de que se está incurriendo en una práctica indebida y que amerita una intervención del Conassif.
Segundo clavo torcido
Reducir la transparencia. A finales de octubre entró en vigor un reglamento que otorgó a la presidencia y la gerencia del Banco Central de Costa Rica (BCCR) la facultad de declarar secretos temas, documentos y discusiones relacionadas con asuntos clave, como el tipo de cambio, las tasas de interés y el encaje mínimo legal.
Lo preocupante de esta medida es que fomenta una discrecionalidad excesiva, sin establecer límites claramente definidos. Además, no parece haber una evaluación adecuada de los posibles efectos que esta falta de transparencia tendría en la confianza de los ciudadanos y los sectores económicos en el BCCR.
No solo es importante la opinión de su presidente ejecutivo, sino también lo que opinan los demás directivos para estimar cómo podrían ser los próximos movimientos en la política monetaria. Estas disposiciones van en contra de las prácticas que tienen otros bancos centrales en el mundo.
Por ejemplo, la Reserva Federal de EE. UU. (Fed) y el Banco Central Europeo gestionan sus políticas de transparencia y acceso a la información de manera clara y estructurada. Un ejemplo de ello es que la Fed publica las actas de las reuniones del Comité Federal del Mercado Abierto aproximadamente tres semanas después de cada encuentro, detallando los argumentos de cada miembro y las razones detrás de sus decisiones de política monetaria.
Cabe recordar que la falta de comunicación y de explicaciones solía ser una práctica generalizada de la banca central de ayer. Un carpintero que no brinda detalles sobre su trabajo corre el riesgo de construir una obra alejada de lo que se le había encomendado. Hoy más que nunca es crucial la comunicación en un entorno donde a veces lo que prima es la desinformación.
Tercer clavo torcido
Equiparar la jerarquía institucional. El nuevo reglamento parece igualar la jerarquía entre la Presidencia y la Gerencia del BCCR, más allá de lo establecido en el artículo 33 de la Ley Orgánica del BCCR, lo que podría debilitar el liderazgo tradicionalmente ejercido por el presidente del Banco Central y la Junta Directiva.
Además, el BCCR otorgó a la Gerencia la facultad de colaborar en la formulación de los perfiles de los candidatos que serán seleccionados para integrar el Conassif. Es crucial recordar que el BCCR y los reguladores desempeñan funciones muy diferentes: mientras el Banco Central se concentra en la política monetaria, los reguladores tienen la tarea de supervisar el adecuado funcionamiento del sistema financiero y garantizar que las instituciones operen dentro del marco legal y normativo.
Al mezclar estos roles, es esencial evitar que los intereses de la Gerencia entren en conflicto con la misión del Conassif. De no ser gestionado adecuadamente, el proceso de selección favorecerá a candidatos que respalden las políticas del BCCR o que compartan una visión alineada con sus intereses, lo que comprometería la imparcialidad y efectividad de la supervisión financiera.
Un buen carpintero no debe confundirse con el maestro de obras, ya que a uno se le da mejor dirigir la obra y al otro cortar la madera y clavar los clavos.
El posible clavo bien puesto
Analizar el cambio de la meta de inflación. En la presentación del Informe de política monetaria de octubre, el presidente del BCCR anunció que se está en un proceso de análisis sobre si se debe mantener o ajustar la meta de inflación.
Argumentó que no están listos para anunciar un cambio, pero, dado que el mundo se dirige hacia inflaciones más bajas, conviene discutir el tema.
Consideramos que el análisis sobre este asunto es necesario, ya que al Banco se le ha complicado alcanzar la meta de inflación del 3 %, incluso desde antes de la pandemia.
A finales de octubre, la inflación acumulada siguió siendo negativa, y tanto las expectativas de mercado como los resultados de la encuesta comenzaron a ubicarse ligeramente fuera del límite inferior del rango de tolerancia, establecido en un 2 %.
Si lo que se tiene es un esquema de metas de inflación, no es de recibo estar incumpliendo la meta sistemáticamente y nada más modificar la fecha en que se espera que la inflación converja a la meta. Ante este panorama, sería preferible discutir si la meta está bien definida y cómo un cambio afectará el crecimiento, el empleo y la competitividad del país.
Para que este ajuste sea eficaz, además, es crucial que se consideren varios aspectos. Primero, entender que modificar la meta de inflación no resolverá las causas subyacentes que impiden su cumplimiento.
Existen numerosos factores que inciden en la trayectoria de los precios en una economía pequeña y abierta como la nuestra; por eso, es fundamental identificarlos correctamente.
En segundo lugar, una vez que se realice un ajuste en la meta, el objetivo dentro de un esquema de metas de inflación debe ser cumplir con ella o acercarse lo más posible. De nada servirá modificar la meta para seguir incumpliéndola.
Al igual que un carpintero debe trabajar con precisión, utilizando las herramientas correctas y asegurándose de que cada clavo esté en su respectivo lugar, el BCCR debe actuar con la misma exactitud en sus decisiones.
Un carpintero que no mide bien y coloca los clavos en lugares incorrectos suele arruinar una obra que parecía sólida. Es mejor poner un clavo firme que luego andar enderezando los clavos torcidos.
Luis Liberman y Daniel Ortiz son economistas.