Llegó a la Presidencia en julio del 2019. Durante la pandemia, amplió el ámbito de la acción militar; la Fiscalía investigó a su gobierno por al menos 17 compras irregulares, pero luego cerró el caso (verán por qué). En febrero del 2020 irrumpió con militares en el Congreso, dominado por la oposición, y amenazó con cerrarlo si no aprobaba un empréstito. Tras lograr mayoría calificada en las legislativas del 2021, la primera acción de sus diputados fue destituir al pleno de la Sala Constitucional y al fiscal general, y sustituirlos por operadores propios. Luego vino una limpia de jueces para colocar a los suyos y la Fiscalía sepultó las investigaciones en su contra.
Ese mismo congreso decretó el régimen de excepción en marzo del 2022, que suspendió garantías constitucionales, restringió el acceso a la información y eliminó los controles para contrataciones administrativas. Aún se mantiene. A su amparo se produjeron detenciones masivas sin debido proceso. Hoy el país tiene la tasa de encarcelamientos más alta del mundo, con el 2,5 % de su población adulta detenida y un hacinamiento del 300 %. Esto explica la drástica caída en homicidios, pero sus causas se mantienen.
Aunque la Constitución prohíbe la reelección consecutiva, una interpretación viciada de su Sala Constitucional le abrió el camino para lograrla, por enorme mayoría, en febrero de este año, tras una campaña plagada de manipulación. Al tomar posesión, exigió al pueblo que jurara “defender” sus decisiones.
El país bajó del lugar 113 al 126 entre el 2019 y el 2023 en el índice de percepción de corrupción mundial de Transparencia Internacional, y del 81 al 133 ahora en el de libertad de expresión de Reporteros Sin Fronteras. Según el Banco Mundial, la pobreza aumentó del 26,8 % en el 2019 al 30,3 % el año pasado; la extrema, del 5 % al 10 %. La deuda pública alcanza el 84,9 % del producto interno bruto. El FMI calcula que cerrará el 2024 con el segundo crecimiento más bajo de Centroamérica y el último en el próximo. Además, recibió el menor flujo de inversión extranjera directa en el 2023.
Por si no lo han adivinado, ese país es El Salvador; su presidente, Nayib Bukele, a quien el nuestro condecoró el lunes. Al hacerlo, afirmó: “Ha llegado a niveles donde yo aspiro a llegar”. ¿A cuáles se referiría?
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