La violencia es un fenómeno multifactorial y debemos combatirla entre todos, pero para ello es necesaria una mayor participación ciudadana, mejorar la calidad de la educación, luchar contra la pobreza, reducir la desigualdad y garantizar a la población una vida digna.
Recuperar los entornos sin violencia requiere programas de prevención temprana, la concientización ciudadana sobre las consecuencias de caer en círculos donde el negocio se sostiene mediante la agresión, dotar a los gobiernos locales de sistemas de vigilancia y fortalecer la capacidad de agencias como el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Pero no es todo. El país debe mejorar en lo referente a la eficacia judicial, destinar más recursos a combatir el crimen, promover el deporte en todo el territorio y ver la seguridad como un programa prioritario e integral.
Hacen falta mediciones, responsables y plazos. Debemos reforzar todos nuestros cuerpos policiales, darles mejores herramientas tecnológicas, equipamiento, capacitación, estabilidad laboral y salarios competitivos.
Nuestra autoridades judiciales deben ser fortalecidas para que tengan mayor capacidad resolutiva. La presencia de la policía en las comunidades y el uso de tecnologías de punta, con el apoyo de gobiernos amigos, es clave para detener el alto crecimiento de la violencia.
Polarización
Otro elemento importante es acabar con la polarización generada mediante discursos que dividen a nuestra sociedad. Cada vez existe menos cohesión y solidaridad, caldo de cultivo para alimentar el odio que, muy lamentablemente, abunda en las redes sociales.
El país está sumido en una continua confrontación, que origina un ambiente muy peligroso. Los discursos extremos fomentan la división en lugar del diálogo y la búsqueda de soluciones a los graves problemas sociales, especialmente la inseguridad ciudadana.
No podemos seguir aumentando la hostilidad. La polarización hace que cada vez sea más difícil alcanzar acuerdos entre partidos para aprobar las legislaciones que requerimos para combatir la violencia.
No podemos deteriorar la confianza depositada en nuestras instituciones y los medios de comunicación. En este momento, lo verdaderamente importante es estar unidos.
Vivimos en una época en la cual lo principal es impulsar el diálogo constructivo entre todos los actores sociales y fomentar la unidad y el compromiso mediático responsable.
Los poderes del Estado y la totalidad de nuestras instituciones deben trabajar junto con los ciudadanos en una sola agenda, independientemente de la bandera política.
Un esfuerzo común
Tenemos que vencer a la violencia y hacer surgir una Costa Rica más segura y pacífica. Hay que luchar a favor de la integración familiar, acabar con la violencia juvenil y el crimen organizado.
La educación debe tener como meta que todos los estudiantes permanezcan en los centros de enseñanza. Es tarea de la ciudadanía en conjunto acabar con la intolerancia y la violencia que se ejerce contra la mujer precisamente por su condición de mujer, o la violencia por cuestiones de religión, raza u orientación sexual.
Hay que eliminar la impunidad, los agresores deben ser castigados y el sistema debería ser provisto de recursos legales para apoyar a las víctimas.
En la lucha contra la violencia y el crimen organizado, la prevención de los factores de riesgo debe comenzar tempranamente, mediante el trabajo con las comunidades organizadas y un cuerpo policial sumamente capacitado y equipado. Estos son elementos esenciales.
Debemos desarrollar programas de mediación de conflictos y apoyo psicológico, y poner al alcance de las personas programas de rehabilitación para evitar la reincidencia.
Para combatir la violencia transnacional, producida por el crimen organizado y el tráfico de personas, drogas y armas, debemos buscar apoyo internacional y poner en funcionamiento alta tecnología e información.
La lucha contra la violencia y el narcotráfico es un esfuerzo continuo, que requiere la colaboración y el liderazgo del gobierno, pero también de las comunidades, los educadores, las organizaciones civiles, los empresarios, los trabajadores y todo ciudadano responsable con capacidades para hacer aportaciones mediante ideas y compromiso.
Solo si acabamos con la polarización y buscamos las soluciones integrales, enfrentaremos la violencia que está acabando con nuestra paz y que afecta por igual a los sectores productivos, merma el empleo y la inversión, y genera dolor a las familias.
Hagamos un esfuerzo común. Lo primero debe ser Costa Rica, por encima de las banderas políticas. Nuestra institucionalidad debe fortalecerse y hallar nuevos recursos para reforzar nuestros cuerpos policiales y judiciales a corto plazo.
Hay que combatir la violencia de forma frontal. Precisamos legislación moderna y eficaz, al igual que presupuesto suficiente que dé sostenibilidad a un programa capaz de acabar con la preocupante y creciente violencia.
El autor es ingeniero.