En las últimas dos semanas, América Latina fue escenario de tres elecciones decisivas. En Argentina, el anarcocapitalista Javier Milei obtuvo un triunfo sorpresivo en las primarias (PASO); en Guatemala, Bernardo Arévalo, insignia del cambio progresista, superó cómodamente a Sandra Torres en la segunda vuelta; y, en Ecuador, Luisa González, del correísmo, lideró la primera vuelta y enfrentará a Daniel Noboa en el balotaje.
Argentina: volatilidad e incertidumbre
El candidato libertario Javier Milei sacudió el tablero político al ubicarse en primer lugar en las elecciones PASO, del 13 de agosto, con el 30 % de los votos.
Esta cifra lo coloca por encima de los frentes tradicionales: el opositor Juntos por el Cambio (JxC) de centroderecha y el oficialista Unión por la Patria (UP) de centroizquierda, que cosecharon un 28,2 % y un 27,2 %, respectivamente.
La exministra Patricia Bullrich lidera JxC, mientras que el actual ministro de Economía, Sergio Massa, lleva la bandera de la UP.
El ambiente electoral está teñido de incertidumbre, inestabilidad y conmoción social. Los mercados reaccionaron con escepticismo: el peso experimentó una pronunciada depreciación, la inflación se intensificó y los precios subieron.
Como resultado, surgió una atmósfera de fuerte tensión social, evidenciada en episodios de saqueos y disturbios. Ante esto, el gobierno concretó acuerdos con el FMI por $7.500 millones y de precios para el consumidor.
Con miras a la elección del 22 de octubre, Milei se presenta como el favorito, portavoz del malestar general y que aboga por una transformación radical. Sus adversarios recalibran estrategias: Bullrich busca reforzar su base con promesas de garantizar el orden y la república, mientras que Massa intenta unificar al peronismo, proponiéndose como el mejor capitán para sortear la tormenta.
Las últimas encuestas le dan a Milei entre un 34 y un 37 %, Massa se mantiene en el histórico respaldo peronista del 30 % y Bullrich flota entre el 23 y el 27 %.
Dados estos números, es viable esperar una segunda vuelta el 19 de noviembre. No obstante, aún quedan dos meses de campaña, una eternidad en la dinámica argentina. La participación electoral y el curso económico serán cruciales. El juego sigue abierto.
Ecuador: camino al balotaje
El 20 de agosto, Ecuador celebró elecciones presidenciales y legislativas anticipadas en un ambiente marcado por la inseguridad y los asesinatos políticos. No obstante, un impresionante 80,79 % de los electores acudió a las urnas. Luisa González, del correísmo, fue la más votada, con un 33,62 %.
Por otro lado, el joven empresario Daniel Noboa, catalogado como la sorpresa del proceso, obtuvo el 23,43 %, puesto que las encuestas lo situaban en posiciones menos favorables.
Esta contienda electoral evoca la confrontación entre correístas y anticorreístas ya vista en la elección del 2021. De cara al próximo período, que tendrá una duración de tan solo 18 meses, emergen retos significativos en términos de gobernabilidad.
En la Asamblea, la Revolución Ciudadana se constituye en la principal minoría, al conquistar 51 de los 137 escaños. Si bien más de 10 partidos tendrán voz en el recinto, solamente 5 contarán con más de 5 representantes.
Esta marcada fragmentación en el Congreso resalta la necesidad de promover el diálogo y alcanzar consenso para dar respuestas prontas al incremento de una violencia e inseguridad sin precedentes en la historia de Ecuador.
Guatemala: resultados y gobernabilidad bajo amenaza
El mismo 20 de agosto, Guatemala presenció una contundente victoria del congresista y diplomático progresista Bernardo Arévalo. Representando al Movimiento Semilla, de centroizquierda, Arévalo cosechó el 58 % de los votos. Superó a Sandra Torres (UNE) por 21 puntos porcentuales.
Esta preferencia hacia Arévalo no solo refleja la aspiración ciudadana por combatir la corrupción e impunidad, sino también una resistencia ante una élite que ha controlado la política y economía del país durante las últimas dos décadas (conocida como “el Pacto de Corruptos”).
Arévalo enfrenta retos monumentales en dos áreas clave. Debe asegurar primero que la autoridad electoral ratifique su victoria y, durante los cinco meses que preceden a su toma de posesión (el 14 de enero del 2024), garantizar una transición fluida.
Es imperativo evitar que ciertos sectores, a través del Ministerio Público, intenten despojar al Movimiento Semilla de su registro y, en última instancia, anular las elecciones, o incluso asesinarlo.
Segundo, para garantizar la gobernabilidad, Arévalo necesitará forjar alianzas amplias en un muy atomizado Congreso, y el Movimiento Semilla posee solamente 23 de 160 escaños.
La confluencia de estos retos subraya la necesidad de respaldar al presidente electo, tanto a escala nacional como internacional, para apuntalar una transición democrática en un contexto desafiante.
Tendencias electorales
Las recientes elecciones reafirman varias tendencias que ya se perfilaban durante el actual super ciclo electoral, entre ellas:
1. Voto de castigo contra los gobernantes actuales. Desde el 2019, en 16 de 17 elecciones presidenciales, el oficialismo sufrió derrotas, un reflejo del descontento ciudadano en vista de la falta de resultados.
2. La recurrencia a decidir la presidencia en un balotaje en el cual el resultado de la primera ronda podría no mantenerse. En 6 de los últimos 9 balotajes, es decir, el 66 %, la tendencia de la primera vuelta se invirtió, tal como ocurrió recientemente en Guatemala.
3. Predominio de gobiernos de izquierda, si bien con marcadas diferencias entre ellos. Arévalo, en Guatemala, representa un progresismo más moderado, mientras que en Ecuador, González busca el resurgimiento del correísmo.
4. Impacto determinante del voto joven. Fue crucial para las victorias de Milei y Arévalo, y también para la llegada de Noboa a la segunda vuelta.
5. Resultados impredecibles son sellos distintivos en las tres elecciones, que llevaron al triunfo a candidatos que no encabezaron las encuestas.
Estas tendencias muestran procesos electorales precedidos de incertidumbre y votantes volátiles y poco predecibles. Por su parte, estos comicios caracterizados por inseguridad, crimen organizado, élites corruptas, malestar social y economía inestable resaltan la urgencia de situar los desafíos de la gobernabilidad en el centro de la agenda política en los tres países.
@zovatto55
El autor es director regional de IDEA Internacional.