LONDRES – La red mundial que facilita la delincuencia organizada transnacional y la corrupción es, trágicamente, una de las historias de éxito más duraderas de la globalización. En consecuencia, también es uno de sus defectos más mortíferos. Mientras que los productos y las ganancias de los delitos fluyen libremente y sin problemas a través de las fronteras, la justicia y la aplicación de la ley permanecen, en gran medida, atrapadas dentro de las fronteras nacionales, y son constantemente socavadas y capturadas. Mientras todo esto acontece, los periodistas que intentan documentar dichos sucesos son intimidados, encarcelados, y asesinados.
A medida que las fuerzas del crimen y la corrupción globalizadas continúan horadando nuestra libertad y seguridad, los periodistas asesinados a su paso por esta vida nos han enseñado lecciones poderosas sobre cómo responder. Estas lecciones no solo son sobre temas periodísticos, sino también sobre temas relacionados con la aplicación de la ley y el tipo de sociedad en la que queremos vivir.
Uno de dichos periodistas fue nuestra madre, Daphne Caruana Galizia. Ella fue asesinada en Malta el 16 de octubre del 2017, día cuando una bomba colocada debajo del asiento del conductor de su automóvil explosionó, cuando ella corría al banco para desbloquear su cuenta, que había sido congelada por el ministro de Economía del país. Fue el último de una serie de ataques que soportó por sus reportajes periodísticos, pero no fue la última transgresión de la ley que Malta sufriría por lo que ella había revelado.
Nuestra madre, arqueóloga de formación, descubrió una red de corrupción que vinculaba grandes negocios multinacionales, ventas de pasaportes y una sofisticada operación global de lavado de dinero, y jaló de los hilos desenredándolos hasta que la condujeron al corazón del Gobierno de Malta.
El resultado no fue el que ella esperaba. En lugar de renuncias a cargos, llegaron represalias. Los últimos focos de independencia institucional en Malta que habían sobrevivido a cuatro años de populismo fueron sofocados. Y, nuestra madre, un faro de esperanza y valor para cientos de miles, incluidos entre ellos jueces y funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, fue victimada a plena luz del día.
Las personas a las que expuso permanecen en cargos públicos, mientras que aquellos que hacen campaña pidiendo justicia por su asesinato son asaltados en público. Al exponer la corrupción de los poderosos en un lugar donde las instituciones son poco más que fachadas, el trabajo de nuestra madre desencadenó la reacción violenta de represalia que la mató y que actualmente está estrangulando la vida pública del país.
No es de extrañar, por tanto, que en el 2018 Malta cayera a los últimos puestos en la clasificación de libertad de prensa en Europa, una región que por su propia cuenta experimentó el bajón más rápido a escala mundial. El país también se deslizó en las clasificaciones sobre democracia y en los indicadores del Estado de derecho y es líder en cuanto al uso de lenguaje del odio.
El impacto del crimen y la corrupción globalizados no se limita a Malta y Europa, por supuesto. En respuesta, muchos periodistas de investigación se han unido en redes globales, como por ejemplo el Proyecto Daphne. Asimismo, los Documentos de Panamá y los Documentos de los Paraísos Fiscales muestran cuán eficaz puede ser el periodismo de investigación para forzar a que se actúe con mayor transparencia, socavar las redes criminales y elevar el costo de la corrupción política para sus autores.
Pero, si bien los periodistas cooperan cada vez más cruzando fronteras, las autoridades nacionales encargadas de hacer cumplir la ley aún se están poniéndose al día en la lucha contra el crimen y la corrupción. Como resultado, el impacto del periodismo de investigación varía ampliamente según el país y con el transcurso del tiempo. En las naciones donde las autoridades policiales son independientes del gobierno central y de los intereses privados, y el público puede canalizar las quejas a través de instituciones políticas receptivas, el periodismo de investigación puede tener un impacto inmediato en la prevención de la corrupción y captura del Estado.
Sin embargo, en los países que carecen de la voluntad o de la capacidad para erradicar el crimen organizado y la corrupción, y cuyo público está demasiado polarizado como para unirse contra sus enemigos, abogar a favor de la transparencia y la rendición de cuentas puede llevar a resultados perversos. En tales lugares, los periodistas continúan siendo atacados, con consecuencias peligrosas tanto para las comunidades locales como para la economía global.
Cuando los periodistas son atacados, generalmente significa que las sociedades en las que operan están tan corruptas que sus principales instituciones de aplicación de la ley y sus controles democráticos ya se pervirtieron de manera fundamental. Esto hace que los reporteros de investigación sean las últimas personas que queden firmes y vigilantes entre el Estado de derecho y aquellos que buscan violarlo, y eso hace que su trabajo sea más peligroso y menos eficaz.
La fase más reciente de la globalización trajo consigo a Moneyland, un vasto campo de juego para criminales organizados y cleptócratas que atrajo a jurisdicciones más débiles, como Malta, para que ellas se pongan al servicio de los dineros oscuros. La respuesta correcta no es retirarse detrás de las fronteras nacionales, sino crear una nueva entidad global diseñada para abordar la naturaleza transnacional del crimen organizado y la corrupción. Para empezar, los cuerpos policiales podrían aprender del periodismo y trabajar con mayor sentido de urgencia para desarrollar el enfoque de red confiable que el crimen organizado ha perfeccionado.
A medida que el mundo parece estar ingresando a una nueva fase de globalización, no debemos permitir que se abran nuevas oportunidades para la delincuencia y la corrupción globales. Caso contrario, nuestro futuro colectivo pertenecerá a una alianza de dineros oscuros, desinformación y al tipo de división que privó a nuestro país, Malta, de su periodista más prominente.
Matthew Caruana Galizia: es un periodista e ingeniero de “software” que ha trabajado en investigaciones sobre corrupción internacional para el International Consortium of Investigative Journalists.
Andrew Caruana Galizia: es Global Leadership Fellow y Strategic Intelligence Lead en el Foro Económico Mundial.
Paul Caruana Galizia: es el editor de Finanzas de “Tortoise” y académico visitante de la London School of Economics.
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