El Hospital Nacional de Niños volvió a sonar la alarma a causa de la saturación de los servicios de emergencias y de internamiento debido a infecciones respiratorias agudas y agudas graves.
Tan seria es la situación que el 22 de setiembre había 125 menores internados: un 154 % de ocupación en salones y un 97 % en Emergencias. No hay margen de maniobra, se trabaja en condiciones marginales.
Dos días antes, el Ministerio de Salud había declarado la alerta sanitaria. La Caja Costarricense de Seguro Social, por su parte, al día siguiente declaró emergencia institucional y activó los protocolos de atención. Fue como un déjà vu que nos trasladó al año anterior, cuando Salud declaró el muy controvertido receso lluvioso.
Es válido preguntarse si la situación era predecible. Si la respuesta es afirmativa, la siguiente cuestión es si era evitable. La respuesta es un rotundo sí a la primera, y reside en la inteligencia epidemiológica, que no es otra cosa que el uso apropiado y oportuno de los datos de vigilancia para, por medio de herramientas y procesos estadísticos, analizar el comportamiento de un evento y sus determinantes.
La segunda pregunta encontrará respuesta en la capacidad y habilidad de los tomadores de decisiones para utilizar la información que la estadística aplicada ofrece.
Aprovechamiento de los datos
Bien conocido es que lo que no se mide no se puede cuantificar, y lo que no se cuantifica no se puede controlar o gestionar. Bajo esta premisa, para tener conocimiento del estado de salud de una población y comprender la realidad nacional, hacen falta datos de calidad y en cantidad; luego, un correcto proceso de análisis e interpretación, pero con una capacidad de reacción casi en tiempo real.
Mientras la naturaleza muestra una impresionante capacidad de adaptación a eventos adversos, los humanos, en ocasiones, no.
La capacidad predictiva de la estadística permite anticipar eventos basándose en registros históricos con una precisión significativa. Aunque algunos son intrínsecamente impredecibles, en casi el 95 % de los casos es posible realizar predicciones.
En el ámbito de la salud, la probabilidad llega a ser mayor gracias a herramientas poderosas de gestión de datos, como el EDUS, que posibilita el análisis detallado de tendencias y comportamientos.
Existe una gran cantidad de datos y de una amplia ventana de tiempo. Parecería incomprensible, entonces, dada esta capacidad predictiva, no tomar medidas preventivas antes de fenómenos recurrentes, como el incremento de infecciones respiratorias con el cambio estacional.
El análisis de datos originó un cambio en todas las disciplinas desde que el procesamiento de grandes conjuntos de información ya no es un problema. Un ejemplo concreto es el análisis de series de tiempo. Estos utilizan datos secuenciales en intervalos temporales idénticos: meses, días, horas.
Anticipación
El análisis sirve en el ámbito de la salud para el monitoreo de múltiples eventos, entre ellos las infecciones respiratorias agudas. A través de este análisis es posible determinar patrones y tendencias, identificar picos estacionales o anomalías en los registros y, a partir de ello, predecir con gran certidumbre cuándo, cómo, dónde y a quiénes podrían afectar en un período futuro.
Esta capacidad de anticipación permite hacer inteligencia epidemiológica y, con ella, las autoridades sanitarias podrán emitir alertas para la gestión oportuna.
Más allá de la detección temprana de brotes o epidemias, el análisis de datos es fundamental en la formulación de políticas públicas, y proporciona una base objetiva para diseñar, ejecutar y evaluar estrategias de salud.
Todos los años Costa Rica enfrenta una serie de afectaciones debido a infecciones respiratorias agudas y agudas graves causadas por virus a los que se ha sumado el SARS-CoV-2, estrechamente asociado a la estación lluviosa.
Algo similar ocurre con las diarreas al comienzo del ciclo lectivo, desde preescolar hasta secundaria. Estos fenómenos evidencian, a partir de datos históricos, aumentos de infecciones en lapsos particulares.
En vista de la saturación del Hospital de Niños, resurge la imperante necesidad de robustecer las estrategias de prevención mediante el uso diligente de la estadística y el análisis de datos.
Si la medición y cuantificación son esenciales para la gestión y control de toda situación sanitaria, la falta de acción preventiva ante eventos predecibles, como el aumento estacional de infecciones, refleja una desconexión entre el conocimiento disponible y su aplicación práctica.
Herramienta indispensable
El análisis riguroso y la interpretación adecuada de datos es una herramienta indispensable en la gestión de la salud pública. Las autoridades deben invertir en formación, tecnologías y herramientas para maximizar el poder del análisis de datos en la prevención de epidemias.
La prevención de la saturación hospitalaria y la mejora del bienestar de nuestros niños dependen de la sinergia entre la ciencia de datos y la voluntad colectiva para tomar medidas. Lo ocurrido en el Hospital de Niños es un recordatorio de la responsabilidad compartida por autoridades, profesionales de la salud y la comunidad.
Por un lado, es imperativo fortalecer la educación y la promoción de la salud, y reivindicar la importancia de las vacunas. Por otro lado, es fundamental maximizar el uso de la estadística como herramienta de la inteligencia epidemiológica para el diseño de políticas públicas.
La naturaleza ha demostrado su enorme capacidad adaptativa; es momento de demostrar la nuestra. La población lo necesita y los niños están urgidos de ella.
Juan José Romero Zúñiga es médico veterinario y profesor de Epidemiología en la UNA y la UCR.
Agustín Gómez Meléndez es investigador del Centro de Investigación Observatorio del Desarrollo de la UCR.