El índice de competitividad nacional se ha mantenido en los últimos cuatro años en entre 55 y 56,5 puntos, lo cual refleja un estancamiento relativo.
Los datos fueron publicados este viernes por el Consejo de Promoción de la Competitividad, que le atribuye este fenómeno a la naturaleza de los factores evaluados, como educación, infraestructura, adopción de tecnologías, gestión de los gobiernos locales, salud y dinamismo de mercados.
Estos elementos requieren cambios estructurales cuyos efectos suelen manifestarse a mediano y largo plazo, lo que explica la ausencia de variaciones significativas en este momento.
A pesar de lo anterior, la desagregación territorial del índice permite observar cambios importantes entre cantones. Por ejemplo, Palmares destaca por ser una de las comunidades con mayor crecimiento en el índice, al pasar de 60,4 a 63,9 puntos. Este avance se debe principalmente a una mejora en los indicadores de salud (reducción de la tasa de mortalidad infantil y de embarazos adolescentes) y al aumento en la calidad del servicio eléctrico recibido.
Por el contrario, Nandayure fue uno de los cantones que más redujo su competitividad, al pasar de 51,8 a 46,2 puntos. Esta caída se explica por el deterioro en los indicadores de salud, la baja proporción de estudiantes beneficiados con lecciones de inglés o informática educativa, y un menor dinamismo en la actividad constructiva durante el año 2023.
En términos generales, menos cantones se sitúan en los niveles altos de desempeño competitivo, mientras que más se agrupan ahora en las categorías “limitado” o “deficiente”.
El Consejo de Promoción de la Competitividad resalta seis principales retos para mejorar la competitividad en el país, entre los cuales se menciona potenciar las habilidades y competencias de las personas. Esto se debe a la relación directa entre las oportunidades educativas, el desarrollo del capital humano y la competitividad nacional.
Los cantones donde una mayor proporción de la población se beneficia del sistema educativo y concluye, cuando menos, la educación secundaria, presentan hoy mayores grados de competitividad.