En un país donde la hipertensión, los males cardiovasculares y la obesidad lanzan alarmantes señales de aumento, el Ministerio de Salud emitió una directriz que vuelve a poner en entredicho el buen juicio de sus autoridades.
Una reciente circular difundida por dicha cartera prohíbe el etiquetado frontal de alimentos con advertencias para los consumidores sobre el exceso de grasas y el alto contenido de sodio, azúcar y calorías.
La disposición concede seis meses para agotar los productos que todavía tengan esas etiquetas, y ordena a importadores y distribuidores de alimentos ocultar la información de la etiqueta original.
Esta medida resulta muy controvertida privará a los consumidores de información que tienen derecho a conocer a la hora de comprar y parece ignorar las amenazas que acechan a la salud pública.
Tan solo el año pasado, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) urgió al país a identificar los productos altos en grasa, sodio y azúcar a través del etiquetado frontal, como medida para reducir los índices de males crónicos no transmisibles.
Es sabido que la mala alimentación, en especial el consumo excesivo de sal en alimentos procesados y grasos, es una de las causas de la hipertensión arterial, la enfermedad crónica más común en el país y cuya mortalidad creció en los últimos años.
Un informe de la Universidad Hispanoamericana señala que, durante el año pasado, los servicios de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) atendieron en promedio 206 consultas por hora de pacientes hipertensos.
Por otra parte, un estudio publicado en la revista BMJ Global Health advirtió de que el 94,3 % de los costarricenses padecerán sobrepeso de aquí al 2060 si los malos hábitos de alimentación y el sedentarismo se mantienen iguales.
Frente a estos indicadores, que posiblemente sean del conocimiento de las autoridades sanitarias, es inevitable preguntarse cuál es la justificación y el sustento científico de la nueva directriz sobre el etiquetado.
Si hay dudas sobre los parámetros usados para determinar que un producto contiene niveles excesivos de alguna sustancia, ¿no sería mejor revisar la escala en vez de eliminar la información? Si tuviera que ponerle una etiqueta a esta medida le pondría la de “imprudente”.