La infección por ómicron se caracteriza por síntomas que se manifiestan en menos tiempo, uno contagia a otros más pronto y se cura más rápido que con las variantes anteriores de la covid-19. Por ello, se ha reducido la duración de la cuarentena y la estancia hospitalaria. Todo es más rápido con ómicron, incluida la duración de las olas pandémicas.
Como trataré de explicar a continuación, la tasa R de contagio es también relativamente menor y el país estaría más cerca de salir de esta ola de lo que parece, pues las tasas R fueron erróneamente estimadas porque se utilizaron supuestos propios de variantes anteriores.
Ya se ha establecido entre la comunidad científica que ómicron demora, en promedio, menos de tres días en producir contagios, en contraste con los menos de seis días de las variantes anteriores. Este lapso se conoce como “intervalo serial” o el intervalo medio entre generaciones de contagios.
Si al estimar la tasa R no se toma en cuenta el intervalo serial, se obtienen valores descabellados, como los que han salido en la prensa en semanas recientes. Por ejemplo, el 14 de enero se publicó que la tasa R era de 2,64, cifra incompatible con los datos, pues implicaba que el número de diagnósticos se estaba multiplicando por 2,6 cada tres días, en contraste con las estadísticas, que mostraban que el multiplicador era del orden de 1,15, es decir, un aumento del 15% cada tres días y no del 164%.
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El gráfico muestra la trayectoria de la tasa R estimada tomando en cuenta la mayor rapidez de ómicron. Los datos al jueves 20 de enero llevan a una R igual a 1,06 (no 1,43 como se reportó el 21 de enero), valor que ya está cerca del umbral de R igual a 1, en el que la cantidad de nuevos casos deja de aumentar, es decir, cuando se alcanza el pico de la pandemia.
Tasa R de covid-19
FUENTE: ELABORACIóN PROPIA CON DATOS OFICIALES DEL NúMERO DIARIO DE NUEVOS DIAGNóSTICOS HASTA ENERO 20 DE 2022 || / LA NACIÓN.
Como se aprecia en el gráfico, la tasa R adecuadamente estimada está cayendo desde el 26 de diciembre, o sea, está en una trayectoria correcta, por lo que no se justifica la imposición de restricciones sanitarias.
Tales restricciones serían apropiadas solo si la tasa estuviera aumentando (como en diciembre) o quedara estancada en un nivel muy por encima de 1 (como en agosto).
Lo que cabe es motivar a los costarricenses para que sigan cuidándose a fin de evitar contagios, como lo han estado haciendo en semanas recientes, y continuar promoviendo la vacunación para prevenir nuevas olas.
Paradójicamente, la curva de nuevos diagnósticos pasó de un promedio de 320, en la semana del 25 de diciembre, a 4.200 en la semana recién terminada, según las estadísticas oficiales.
Este aumento explosivo no contradice la trayectoria de rápida caída de la R en el mismo período. La explosión de casos ocurrió porque R llegó a un nivel muy alto, por encima de 1 —máximo de R = 1,6 el 26 de diciembre— y porque caímos en una espiral de aumento rápido en el reservorio de infectados con el potencial de contagiar a otros.
Los aumentos recientes son más un eco del alza pasada en el reservorio de infectados que en la tasa de contagio en sí que, ya se está acercando a la unidad.
Estamos en un momento delicado, de gran circulación del virus, más que en cualquier otro momento de la pandemia, por lo que debemos ser muy cuidadosos en nuestras interacciones interpersonales, especialmente si no estamos vacunados o si la vacuna nos protege poco, como es el caso de las personas con sistema inmunitario comprometido. Pero esto no quita que también estemos en la trayectoria correcta para terminar con esta ola.
El autor es demógrafo.