Hace más de un mes, insté en esta columna al ministro de Seguridad, Michael Soto, a demostrar con cifras su tesis de que la tenencia legal de armas por parte de individuos es la principal fuente de armamento de los criminales. A estas alturas no ha contestado. Pero eso no significa que haya cesado su campaña de desinformación al respecto. Todo lo contrario, la ha intensificado con la complicidad de algunos medios de comunicación.
El jueves pasado los diputados de la Comisión de Seguridad y Narcotráfico votaron en contra de varias mociones a un proyecto promovido por el Ejecutivo para reformar la Ley de Armas y Explosivos. Dentro de las enmiendas rechazadas, están la de reducir de 3 a 1 la cantidad de armas que una persona puede registrar para su portación, así como otra que prohibía ciertos calibres de municiones. El ministro reaccionó acusando a los diputados de haber abierto un portillo para que la gente registre fusiles AK-47 y AR-15. Varios medios no tardaron en hacerse eco de la denuncia, sin cuestionarse si era cierta.
Por supuesto no lo era. La AK-47, por ser un arma automática, está prohibida en el país desde 1995, mientras que la AR-15, que es semiautomática, está permitida por ley –aunque no se autoriza su inscripción para portación, solo para uso deportivo en un polígono–. Ninguna de las mociones votadas por los diputados cambia eso. El ministro Soto no puede alegar ignorancia de la ley; al final de cuentas él es un experimentado exoficial del OIJ. ¿Cómo explicar entonces el exabrupto?
El episodio me recordó cuando el exviceministro de paz de la administración Chinchilla inventó estadísticas que supuestamente mostraban que la mayoría de los crímenes se cometen con armas de fuego que estuvieron registradas. Al pedírsele los datos, nunca pudo facilitarlos –porque no existían–, pero eso no impidió que la mayoría de los medios de comunicación reprodujeran, a pie juntillas, la denuncia gubernamental. Al parecer, el fin justifica los medios.
En diciembre, la Casa Presidencial anunció una campaña para combatir las “noticias falsas”. Dentro de los principales promotores están los diputados oficialistas Carolina Hidalgo y Enrique Sánchez, quienes, sin embargo, el jueves repitieron sin empacho las falsedades del ministro de Seguridad. Toda una escena salida de Orwell.
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El autor es analista de políticas públicas.