Permitir que en los próximos 15 años los jubilados retiren en un solo monto el dinero acumulado en su pensión complementaria, es populismo con tintes liberales. La razón de ser del ROP es apuntalar el ingreso de los jubilados debido a la debacle paulatina, pero inexorable, de las pensiones del IVM de la CCSS. En lugar de socavar el ROP, más bien debemos consolidar su esquema de capitalización individual como pilar primario del sistema de pensiones.
Veamos lo ocurrido en Perú, cuando se les permitió a los jubilados retirar el 95,5 % de sus fondos de pensiones. A los tres años de aprobada la ley, 236.456 personas habían sacado toda su plata, de los cuales un 40 % la había gastado por completo. La mayoría usó el dinero para consumo corriente o pagar deudas. El monto retirado en ese lapso equivalía a un 12 % del total administrado por las operadoras de pensiones. Tanto la OCDE como el FMI han recomendado derogar la ley porque atenta contra los objetivos de protección social a largo plazo.
Que la gente disponga de su plata como le venga en gana no debería incomodar a un liberal como yo. Sin embargo, no podemos perder de vista las particularidades de la población en cuestión: se trata de personas que ya dejaron atrás su vida productiva y no están en capacidad de reabastecer ese ahorro previsional. Si lo dilapidan en pocos años, se convertirán irremediablemente en una carga para la sociedad. Por eso, no debe sorprendernos que en Perú ya haya iniciativas para garantizarles un seguro a quienes agotaron el saldo de su cuenta de pensiones. Ninguna sociedad tolera la idea de que haya viejos a los cuales no les alcanza la plata para llevar una vida más o menos digna. No podemos pecar de ingenuos creyendo que se pueden establecer mecanismos para garantizar que quienes malgasten el dinero de su pensión complementaria no recibirán luego algún tipo de subsidio estatal.
Oponerse a este proyecto de ley puede considerarse un atentado contra la libertad de los jubilados a disponer de su ahorro previsional como gusten. Pero también puede verse como una defensa de los contribuyentes que luego tendrían que responder con sus impuestos por la irresponsabilidad de otros. Este liberal se decanta por verlo de esa manera.
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El autor es analista de políticas públicas.