Columnistas

Dictadores con cara de palo

Para el tirano, el único estilo literario legítimo es el panegírico

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En El otoño del patriarca, el dictador arquetípico de García Márquez, que no tiene nombre ni edad, asiste, oculto en el palco presidencial, a un recital de gala dado por Rubén Darío; y, embelesado ante la cascada sonora de los versos de La marcha triunfal, exclama “¿cómo es posible que este indio pueda escribir una cosa tan bella con la misma mano con la que se limpia el culo?”.








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