Las disrupciones suelen suceder de manera totalmente fuera de control, quienes las sufren por lo general no la ven venir, y cuando la ven, puede ser tarde, lo cual causa “momentos Kodak” contra los cuales es casi imposible defenderse.
Ejemplos de lo anterior hay muchos, como sabemos Kodak desestimó el poder de la fotografía digital (inventada por un ingeniero de ellos), y cuando comprendieron su error, ya no había tiempo para actuar.
Blockbusters estaba muy orgullosa de su enorme red de tiendas para la distribución (alquiler) de DVD, y se rieron de Neflix, que los ofrecía en línea y los entregaba al día siguiente (“todo el mundo sabe que el mercado de películas es un mercado de impulso”), y cuando el ancho de banda fue suficiente para distribuir el contenido en línea, ya era muy tarde para Blockbusters.
El vertiginoso desarrollo tecnológico está causando disrupciones en múltiples sectores de la economía, a una velocidad tal que bien puede tomar desprevenidos a muchos.
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El transporte de personas y mercancías está a las puertas de disrupciones severas, las consecuencias se sentirán en toda la economía, pero sorprendentemente son muy pocos los países que están tomando medidas para mitigar los efectos negativos al tiempo que se aprovechan los positivos.
La movilidad se está electrificando y automatizando, con lo cual se tornará mucho más eficiente, limpia y segura. El impacto positivo de mover personas y mercaderías sin quemar combustible y sin producir accidentes es enorme.
Para un país como Costa Rica, eliminar la factura petrolera, al tiempo que se eliminan cientos de muertes anuales y un gran porcentaje de pacientes con fracturas y traumas, es sin duda valioso y deseable. Sería estúpido no hacerlo lo antes posible. Pero, obviamente, hay que tomar medidas para mitigar el impacto en todos aquellos que hoy se ganan la vida conduciendo vehículos, promoviendo la quema de combustibles, proveyendo seguros de accidentes, reparando vehículos o atendiendo pacientes de accidentes, y la lista continúa.
Son muchos. Pero la lista de sectores que están sufriendo, o están a punto de sufrir, disrupción es bastante larga: producción y distribución de energía, servicios financieros, manufactura avanzada y servicios de salud son solo algunos de los que deberán probar su sabor en los próximos años.
En un artículo anterior, propuse que la educación sea la llamada a rescatar a los demás sectores. Debemos aprender a educar jóvenes para que se desempeñen en trabajos que no se han inventado, y reentrenar personal que hoy realiza trabajos que desaparecerán.
La tarea es, sin duda, descomunal, sobre todo dados los plazos disponibles. La educación, en general, y la capacitación, en particular, deben reinventarse rápidamente para formar personal dispuesto a estudiar toda la vida, con la habilidad de adquirir nuevas destrezas en tiempos muy cortos.
Para mí, es bastante obvio que en Costa Rica tenemos muchas ventajas, además de nuestra tradicional inclinación por la educación como herramienta de movilidad social, carecemos de enormes industrias llamadas a desaparecer (como la de producción de combustibles, o la manufactura de chunches que los robots ya hacen mejor que los mejores operarios).
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Propongo que para enfrentar esta descomunal tarea generemos una disrupción en la educación, con la idea de que una disrupción planeada debe ser una disrupción controlada.
Como en todas las rupturas bruscas, habrá afectados, pero en este caso de la educación todavía no contaremos con el antídoto (la educación rápida, ágil y pertinente). Considero que si se produce la disrupción en la educación, este sector de la economía bien podría ser de los últimos en ser afectados por los cambios tecnológicos que están causando cambios en todos los demás sectores, y lógicamente, no habremos perdido la oportunidad de beneficiarnos de una situación que afectará negativamente a muchos países.
Aún no se sabe. Para bien, o para mal, hoy por hoy, nadie parece tener las respuestas a las preguntas difíciles alrededor de cómo deberá ser la educación en el futuro cercano. Lo que todos sí parecen saber es que el modelo de la Revolución Industrial ya expiró y necesitamos uno nuevo.
Estamos hablando de uno de los sectores más tradicionales y lentos en efectuar cambios, lo cual hace particularmente difícil lograr que los cambios se efectúen a tiempo. Es decir, si todos los expertos en educación se pusieran de acuerdo mañana, todavía queda un reto enorme para efectuar esos cambios.
Como una especie de inicio en la conversación nacional alrededor del tema, Cinde organizó una actividad hace varias semanas y trajo excelentes expositores de otras latitudes. La conversación debe continuar, la reinvención de la educación es un tema que nos concierne a todos, y en particular descifrar cómo producir una profunda disrupción controlada, que resulte en un sistema educativo altamente eficiente, que sea, además, capaz de seguir reinventándose a sí mismo para siempre.
En varias ocasiones me han preguntado acerca de los trabajos que se inventarán en el futuro, a lo cual, por supuesto, respondo que no sé cuáles serán, no tengo ni la menor idea. Cuando se inventaron los telares al inicio de la Revolución Industrial, a nadie se le ocurrió, ni por asomo, que un día habría diseñadores de telas, e incluso de ropa.
Lo que sí he pensado es qué tan bueno sería ser inventor de trabajos futuros. He ahí un trabajo que no se ha inventado (y quién sabe si algún día existirá).
El próximo 20 de abril llevaremos a cabo el TEDxPuraVidaED, para el cual estamos buscando expositores, nacionales y extranjeros, que propongan ideas de cómo mejorar la calidad y la pertinencia de la educación.
Yo confío plenamente en el talento de nuestros filósofos y educadores, pero el interés en la educación cala muy hondo y llega muy lejos, jóvenes y viejos juntos podemos lograr una disrupción controlada de la educación. Las audiciones serán el 16 de diciembre, presenciales o por videoconferencia.
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El autor es ingeniero, presidente del Club de Investigación Tecnológica y organizador del TEDxPuraVida.