El Instituto Tecnológico de Costa Rica ha anunciado la oportunidad que obtuvieron 40 jóvenes para cursar estudios de biotecnología en el exterior. Este es un programa que, en más de dos décadas, ha preparado a 865 profesionales de excelente calidad. No obstante, ese talento no siempre regresa a nuestro país. Hay que crear oportunidades para que lo hagan.
Otra excelente noticia es la disposición del nuevo ministro de Educación de mejorar las relaciones con las universidades, algo indispensable en momentos en que el alto conocimiento es esencial si queremos aprovechar el nearshoring.
La biotecnología es una de las áreas de mayor interés y crecimiento a nivel global y el tener un programa que permite a nuestros jóvenes acceder a lo último del conocimiento en más de 24 países en cuatro continentes (América, Oceanía, Asia y Europa) les abrirá nuevas áreas en innovación, investigación y desarrollo. Para estas plazas concursaron 776 jóvenes, una clara evidencia de que tenemos un gran semillero de talento. Lo que nos falta son más becas.
Estamos llamados a trabajar como país para romper las barreras y lograr que más mujeres cursen estudios en áreas de mayor empleabilidad. Y en este apartado, debo resaltar grandes logros: el 60% de los graduados en el extranjero son mujeres. Destaca aquí la joven María José Durán, primera costarricense en ser admitida en esta área en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y, a la vez, la primera latinoamericana en ingresar en los últimos seis años. También meritorio es el logro del joven Esteban Chacón, quien hoy se desempeña como profesor en la materia en la Universidad Carlos III.
Lo maravilloso es esta oportunidad que le abre puertas y nuevas oportunidades a nuestro talento, lo cual crea un reto país: ¿cómo lograr condiciones atractivas para que estos jóvenes vean el regreso como una buena opción?
Considero que el ministro Sánchez ha iniciado su gestión con el pie derecho al buscar una mejor comunicación con las universidades públicas, lo que ya ha hecho al acercarse a los rectores y establecer una futura reunión con la presidenta de Conare. Esperamos que las próximas negociaciones en torno al Fondo Especial para la Educación Superior no sean lo traumáticas que resultaron con su antecesora y, por el bien del país y de nuestros jóvenes, que se logren buenos acuerdos.