FIRMAS PRESS.- Una sofocante ola de calor se abate sobre gran parte de Estados Unidos, y el gobierno emitió una alerta que abarca a unos 108 millones de personas.
El sur del país, desde la costa del Pacífico hasta la del Atlántico, es la región más afectada, con temperaturas por encima de los 50 grados Celsius (122 Fahrenheit, según la medida que se usa en Estados Unidos) en los tres estados con más habitantes: California, Texas y Florida.
El Servicio Nacional de Meteorología dijo que “el horno atmosférico asará y freirá el norte y el centro de Nuevo México como el tocino, cuando menos, durante los próximos siete días”.
Los meteorólogos advierten de que el calor extremo puede ser muy peligroso en muchas regiones y, junto con la humedad, aumentará el riesgo de sufrir males como el agotamiento por calor y el golpe de calor, que puede ser letal.
El calor extremo mata anualmente a más personas en Estados Unidos que los huracanes y los tornados juntos. Según el diario The Washington Post, el calor excesivo afecta más a los ancianos y a las personas de bajos recursos. Una vez más, la desigualdad social es un factor de riesgo frente a los fenómenos climáticos.
En Phoenix, capital de Arizona, llevan casi 15 días sufriendo temperaturas de 43 °C (109 Fahrenheit) o más. En Miami, el índice de calor ha sido de 38 °C (100 Fahrenheit) o más durante casi un mes.
Los negacionistas pueden repetir que en verano siempre hace calor, pero la realidad es que cada vez las temperaturas son más altas. A escala planetaria, junio fue el más caliente en la historia documentada.
El calentamiento de los océanos dispara las temperaturas en todas partes. En Canadá, incendios forestales aún sin controlar del todo cubrieron hace unos días la ciudad de Nueva York con un manto de aire nocivo y tiñeron los rascacielos con una neblina naranja. El calor extremo también causó las recientes inundaciones desastrosas en los estados de Nueva York y Vermont.
El cambio climático ya llegó y estamos viendo sus perniciosos efectos. Un estudio reciente de la revista Nature Medicine, por ejemplo, indica que más de 61.000 personas murieron en Europa debido al calor en el verano del 2022, el más caliente en la historia del continente.
Pero las ambiciosas metas de detener la subida de las temperaturas en el mundo aún no se alcanzan. El Protocolo de Kioto —que no firmaron los países más contaminadores, Estados Unidos y China— fracasó, y no se sabe si se alcanzará la meta del Acuerdo de París, de evitar que la temperatura global aumente 1,5 grados con respecto a los niveles preindustriales.
Detener el cambio climático es literalmente una cuestión de vida o muerte. Tenemos que poner fin a las actividades humanas que ocasionan la crisis del clima, como la quema de petróleo, el consumismo desenfrenado y sin sentido y la destrucción con fines de lucro de entornos naturales vitales, entre ellos, la Amazonia.
No podemos dejar un mundo desastroso a nuestros descendientes. Necesitamos voluntad política frente al egoísmo de intereses económicos particulares. Necesitamos líderes y gobiernos realmente democráticos que trabajen por el bienestar colectivo y combatan con eficacia el cambio climático. El futuro todavía tiene salvación, pero debemos tomar medidas decisivas ya.
Andrés Hernández Alende es escritor y periodista, radicado en Miami.