El desafío de la IED en Costa Rica

Atractivos beneficios fiscales en zonas francas: sí. Amplia red de acuerdos comerciales: sí. Cercanía a Estados Unidos, principal destino de exportaciones y origen de inversiones: sí. Alianza con este y otros importantes socios: sí. Mercado de capitales abierto: sí.

Recurso humano capacitado, apacible y de moderado costo: sí, aunque escaso. Apoyo y guía a inversionistas: sí, pero chamuscada por la vendetta contra Cinde. Seguridad jurídica: sí, en lo civil, comercial y laboral, pero con amenazas al Estado de derecho. Estabilidad política: sí, pero en retroceso. Estabilidad macroeconómica: sí, pero con grandes retos monetarios y fiscales.

Adecuada infraestructura: no. Suministro eléctrico confiable: sí, pero con riesgos, altas tarifas, mercado inflexible y decreciente matriz limpia. Competencia con otros países: cada vez mayor; en nuestra zona, sobre todo con Panamá y la República Dominicana.

Tal es, en síntesis, el perfil nacional para atraer inversión extranjera directa (IED), uno de varios componentes de nuestro bienestar. Mantenemos importantes ventajas, pero la mayoría son inerciales, no han mejorado o se han deteriorado en años recientes. Salvo la suscripción de algunos nuevos tratados y los promisorios, pero inconclusos, procesos de incorporación a ámbitos regionales de libre comercio, no existe una estrategia destinada a llenar vacíos, evitar deterioros y ampliar capacidades. A esto se añade la incertidumbre generada por Donald Trump.

El reto resulta enorme; mayor aún para el desarrollo nacional. Superarlo pasa, entre muchas otras cosas, por gran coordinación institucional; por mejorar los escasos encadenamientos productivos, los rezagos en generación y regulación eléctrica, las disfuncionalidades del MOPT, el Micitt, el ICE y las concesiones; por reducir trabas en Migración y Aduanas, y porque las zonas francas generen mayor aporte fiscal.

La tarea solo avanzará con una acción pública responsable, horizontes amplios, visión integral, interlocución activa y gestión competente. Son cualidades cada vez más escasas, ahogadas por la charanga confrontativa. Este cuatrienio ha sido decepcionante; esperemos que el próximo sea mejor.

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